cartas, la persona que, probablemente, habria matado a Magnus y que ahora parecia orientar su atencion hacia Kenneth. Para empezar. Pero desecho aquellos pensamientos. De nada servia seguir cavilando sobre ello. Podia ser cualquiera. Lo que tenia que hacer era tratar de salvar el pellejo, coger todo lo que pudiera y emprender un viaje a un lugar mas calido, donde nadie pudiera encontrarlo. Y quedarse alli hasta que hubiera pasado todo.
Naturalmente, echaria de menos a las ninas mientras estuviera fuera, pero ya eran lo bastante mayores y pudiera ser que Louise espabilara si ya no tenia en quien apoyarse y la responsabilidad de las ninas recaia solo sobre ella. No las iba a dejar en la miseria, naturalmente. Procuraria que hubiera dinero suficiente en las cuentas para que se las arreglasen un tiempo. Despues, Louise tendria que buscarse un trabajo. No le sentaria nada mal. Ni podia esperar que el la siguiera manteniendo toda la vida. Tenia todo el derecho del mundo a actuar asi, y lo que el habia conseguido ganar en el transcurso de los anos le bastaria para forjarse una nueva vida. Le aportaria seguridad.
Aun tenia la situacion bajo control y solo necesitaba organizar los aspectos practicos del asunto. Entre otras cosas, tenia que hablar con Kenneth. Manana iria al hospital; confiaba en que su colega estuviera en condiciones de repasar unas cantidades. Claro que para Kenneth seria un golpe que el dejara la empresa estando tan reciente la muerte de Lisbet, y seguro que tendria consecuencias desagradables. Pero Kenneth ya era mayorcito y quiza Erik le hiciese un favor tambien a el obligandolo a valerse por si solo. Ahora que lo pensaba, seria muy positivo tanto para Kenneth como para Louise que el no estuviera alli para apoyarlos.
Luego estaba Cecilia. Pero ella ya le habia dicho con la mayor claridad posible que no necesitaba su ayuda, salvo en el aspecto economico. Y desde luego, podria desprenderse de una pequena cantidad.
Si, asi lo haria. Cecilia tambien se las arreglaria. Todos se las arreglarian. Y las ninas lo comprenderian, seguro. Con el tiempo, lo comprenderian.
Les habia llevado mucho tiempo extraer todos los fragmentos de vidrio. Quedaban dos. Habian llegado tan profundo que precisarian una intervencion de mas envergadura. Pero habia tenido suerte, segun le dijeron. Ningun fragmento habia afectado a las venas mas importantes. De lo contrario, la cosa habria podido ser muy grave. Exactamente eso le dijo el medico con tono desenvuelto.
Kenneth giro la cabeza hacia la pared. Es que no comprendian que aquello era lo peor. Que habria preferido que uno de los fragmentos le hubiese cortado una arteria, que le hubiese extirpado el dolor y la angustia que tenia en el corazon. Que le hubiese borrado aquel mal recuerdo. Porque en la ambulancia, con el aullido de las sirenas en los oidos, mientras se retorcia de dolor ante el menor movimiento del vehiculo, lo comprendio todo. De repente supo quien los acosaba. Quien los odiaba y queria hacerles dano a el y a los demas. Quien le habia arrebatado a Lisbet. La idea de que ella hubiese muerto con la verdad resonandole en los oidos era mas de lo que podia soportar.
Se miro los brazos, que tenia apoyados sobre la manta. Los tenia vendados. Las piernas, igual. Ya habia corrido su ultima maraton. Seria un milagro que las heridas curasen bien, habia pronosticado el medico. Pero no importaba. Ya no queria correr mas.
Y tampoco pensaba correr para huir de ella. Ya le habia robado lo unico que significaba algo para el. El resto, tanto daba. Existia una especie de justicia biblica de la que no podia defenderse. Ojo por ojo, diente por diente.
Kenneth cerro los ojos y recreo aquellas imagenes que habia relegado a un punto recondito de la memoria. Con el paso de los anos, era como si nunca hubiera ocurrido. Una sola vez se hicieron patentes. Aquel solsticio de verano en que todo estuvo a punto de venirse abajo. Pero los muros resistieron y Kenneth volvio a almacenar los recuerdos en lo mas hondo, en los recovecos mas tenebrosos del cerebro.
Ahora habian vuelto. Ella los habia sacado de nuevo a la luz, lo habia obligado a verse a si mismo. Y Kenneth no soportaba lo que veia. Ante todo, no soportaba que hubiese sido lo ultimo que Lisbet vivio. ?Fue eso lo que lo cambio todo? ?Murio con un terrible agujero negro en el lugar del corazon donde antes se habia alojado el amor que sentia por el? ?Se convirtio en un extrano para ella en aquel preciso instante?
Volvio a abrir los ojos. Se quedo mirando al techo y noto que las lagrimas empezaban a rodarle por las mejillas. Ya podia venir a llevarselo si queria. No saldria corriendo.
Ojo por ojo, diente por diente.