Todos negaron sin decir nada.
Ernst irrumpio bruscamente con una pregunta:
– ?Que estaban haciendo los demas a esa hora?
Patrik lanzo para si una maldicion por los metodos tan poco diplomaticos del colega.
– Ernst quiere decir que, por pura rutina, hemos de preguntarles lo mismo a usted, Niclas, y tambien a Charlotte. Pura rutina, ya digo, solo para poder descartarles de la investigacion lo antes posible.
A juzgar por la reaccion general, su intento de parecer algo mas suave que el colega surtio efecto.
Tanto Niclas como Charlotte respondieron sin la menor alteracion de animo, tras aceptar la explicacion de Patrik a una pregunta tan incomoda.
– Yo estaba en el centro medico -aclaro Niclas-. Empece a trabajar a las ocho.
– ?Y Charlotte? -pregunto Patrik.
– Como ha dicho mi madre, estaba abajo, en el sotano, descansando. Tenia migrana -respondio Charlotte con asombro, como si le sorprendiese que, un par de dias antes, la migrana le hubiera parecido un gran problema en su vida.
– Stig tambien estaba en casa. Estaba durmiendo arriba. Lleva un par de semanas guardando cama - puntualizo Lilian, que parecia seguir ofendida por el hecho de que Patrik y Ernst se hubiesen atrevido a preguntar que estaban haciendo los miembros de su familia cuando desaparecio la pequena.
– Ah, si, Stig. Tambien tendremos que hablar con el mas adelante, aunque por ahora puede esperar -dijo Patrik, que se vio obligado a admitir que habia olvidado por completo al marido de Lilian.
Se hizo un largo silencio interrumpido por el llanto de un nino, procedente de una de las habitaciones. Lilian se levanto para ir a buscar a Albin que, como Maja, llevaba todo el rato durmiendo. El pequeno estaba aun medio adormilado y llego a la cocina con su habitual expresion de gravedad, en brazos de Lilian. La abuela volvio a sentarse y dejo que el nino jugase con la cadena de oro que llevaba puesta.
Ernst hizo amago de volver a preguntar, pero una mirada amenazadora de Patrik lo freno y Patrik continuo con la misma discrecion.
– ?Hay alguien, cualquiera que sea, que se les ocurra que pudiera querer danar a Sara?
Charlotte lo miro atonita y pregunto a su vez, con la voz siempre ronca:
– ?Quien habria querido hacerle dano a Sara? ?Solo tenia siete anos! -en este punto se le quebro la voz, pero logro dominarse con un visible esfuerzo.
– O sea, que no se les ocurre ningun movil, nadie que deseara perjudiciales, nada por el estilo…
La ultima pregunta movio a Lilian a pronunciarse de nuevo. Las manchas rojas de ira que salpicaban su rostro cuando los policias llegaron volvieron a aflorar.
– ?Alguien que quiera perjudicarnos! Desde luego que si. Solo hay una persona que encaje en esa descripcion: nuestro vecino Kaj. Odia a nuestra familia y lleva anos haciendo todo lo posible por convertir nuestra existencia en un infierno.
– Mama, no seas tan simple -la reconvino Charlotte-. Kaj y tu llevais muchos anos de desavenencias, pero ?por que iba el a querer hacerle dano a Sara?
– Ese hombre es capaz de cualquier cosa. Es un psicopata, que lo sepas. Y si no, fijate en su hijo Morgan. No esta bien de la cabeza y la gente como el puede hacer cosas inimaginables. Mira la que estan organizando todos esos locos que han soltado de los manicomios. Si aqui hubiese alguien con sentido comun, el tambien deberia estar encerrado.
Niclas poso una mano en su brazo para calmarla, aunque sin el menor exito. Albin gimoteaba inquieto al oir el tono de sus voces.
– Kaj me odia solo porque, por fin, ha dado con alguien capaz de contradecirlo. ?Se cree muy importante porque ha sido director ejecutivo y porque tiene dinero, y por eso cree que el y su mujer pueden mudarse aqui a que los tratemos como una especie de personajes de la realeza! ?Y, ademas, no tiene la menor consideracion, asi que a mi no me extrana nada de lo que pueda ocurrirsele a ese hombre!
– Dejalo ya, mama -intervino Charlotte con la voz firme y recriminando a su madre con la mirada-. ?No es el momento de dar un espectaculo!
La irrupcion de su hija la hizo callar, aunque con los labios apretados de indignacion. Sin embargo, no oso contradecir a Charlotte.
– En fin -tercio Patrik vacilante y algo impresionado por el estallido de Lilian-. Aparte de su vecino, ?no conocen a nadie que tenga nada contra su familia?
Todos dijeron que no y Patrik cerro el bloc.
– Bien, en ese caso, no tenemos mas preguntas por el momento. De nuevo, siento mucho lo ocurrido y lamento su perdida.
Niclas asintio y se levanto para acompanar a los policias a la puerta. Patrik se volvio hacia Erica.
– ?Te quedas o quieres que te llevemos?
Sin apartar la mirada de Charlotte, le respondio:
– Me quedare aqui un rato mas.
Ya fuera de la casa, Patrik lanzo un hondo suspiro.
Oia las voces, cuyo volumen subia y bajaba en la primera planta. Se preguntaba quien o quienes serian. Como de costumbre, nadie se molesto en informarle de lo que sucedia. Aunque quiza fuese mejor. A decir verdad, no estaba seguro de tener fuerzas para enfrentarse a todos los detalles de lo ocurrido. En cierto modo, era mas agradable estar alli acostado, como en una concha, y dejar que el cerebro procesara tranquilamente todos los sentimientos que habia desatado en el la muerte de Sara. Su enfermedad, curiosamente, hacia que le resultara mas facil enfrentarse a ese dolor. El padecimiento fisico reclamaba su atencion en todo momento, relegando parte del sufrimiento del alma.
Stig se dio la vuelta en la cama con mucho esfuerzo y clavo la mirada perdida en la pared. Amaba a aquella nina como si hubiese sido su propia nieta. Claro que su caracter podia resultar dificil, pero nunca cuando iba a verlo a el. Era como si, de forma instintiva, la pequena intuyese la enfermedad que lo aniquilaba poco a poco y le mostrase respeto por ello. Seguramente, ella era la unica que sabia lo grave que era. Ante los demas, siempre se esforzaba por no mostrar hasta que punto sufria. Tanto su padre como su abuelo paterno habian arrastrado una muerte deplorable y humillante en una habitacion abarrotada de hospital, un destino que el pensaba hacer lo imposible por evitar. De ahi que, ante Lilian y Niclas, se las arreglase siempre para reunir las ultimas reservas de energia y exhibir una fachada mas o menos temperada. Y se diria que la enfermedad colaboraba para ayudarle a mantenerse lejos del hospital. De vez en cuando se recuperaba, tal vez algo mas cansado y debil de lo normal, pero del todo capaz de funcionar en el dia a dia. Luego recaia otra vez y tenia que guardar cama un par de semanas. Niclas se mostraba cada vez mas preocupado, pero por suerte Lilian habia logrado convencerlo de que estaba mejor en casa.
Su mujer era, en verdad, un regalo divino. Claro que habian tenido sus enfrentamientos durante los seis anos largos que llevaban casados y que podia ser una mujer muy dura, pero era como si lo mas dulce y lo mejor de su persona saliese a relucir cuando lo atendia y lo cuidaba a el. Desde que enfermo, vivieron una relacion de perfecta simbiosis. A ella le encantaba cuidarlo y a el que ella lo cuidase. Ahora le costaba creer que hubiesen estado a punto de tomar caminos separados.
Aunque no habia mal que por bien no viniese, solia decirse a si mismo. Pero eso fue antes de que les sobreviniese el peor de todos los males posibles. En la desgracia presente, no podia hallar ningun beneficio.
La pequena habia comprendido cual era su estado. Aun podia sentir el calor de su dulce mano en la mejilla. Solia sentarse al borde de la cama y charlar sobre lo que le habia sucedido durante el dia, y el iba asintiendo atento a su discurso. No la trataba como a una nina, sino como a un igual.
Y ella lo agradecia.
No alcanzaba a comprender que ya no estuviese.
Cerro los ojos y dejo que el dolor lo transportase sobre una nueva y poderosa ola.
6.