enterarse de que Frida les habia contado lo del hombre aquel. Pero ?y si volvia y se enteraba de que Frida se habia chivado? Entonces se enfadaria mas que nunca y seguramente le romperia todas las cosas de la habitacion, incluso la muneca. Frida decidio que era mejor no decir nada del hombre malo.

– Oye, Flygare, ?tienes un momento? -Patrik llamo a la puerta de Gosta antes de abrir, pero, cuando lo hizo, le dio tiempo de ver que el colega se apresuraba a cerrar un juego de golf en el ordenador.

– Si, un momento si que tengo -respondio Gosta malhumorado y avergonzado, consciente de que Patrik habia descubierto la noble tarea a la que dedicaba su horario laboral-. ?Se trata de la nina? -continuo en un tono mas amable-. Ya me dijo Annika que no fue un accidente. ?Vaya mierda! -dijo meneando la cabeza.

– Si, Ernst y yo acabamos de hablar con la familia -explico Patrik antes de sentarse-. Los informamos de que ahora se trata de una investigacion de asesinato y les hicimos algunas preguntas sobre donde se encontraban en el momento de la desaparicion de la nina y si conocian a alguien que quisiera hacerle dano a Sara.

Gosta miro a Patrik con curiosidad.

– ?Crees que la mato alguien de la familia?

– En estos momentos no creo nada de nada, pero, en cualquier caso, es importante poder descartarlos de la investigacion cuanto antes. Y al mismo tiempo tendremos que comprobar si hay algun agresor sexual conocido en la zona o algo asi.

– Pero, por lo que me dijo Annika, no habian abusado de ella, ?no? -pregunto Gosta.

– A juzgar por lo que saco en claro el forense, no, pero una nina asesinada… -Patrik no termino la frase, y aun asi, Gosta comprendio a que se referia.

Los medios de comunicacion habian informado sobre tantas historias de abuso sexual de ninos que no podian dejar de contemplar esa posibilidad.

– Sin embargo -continuo Patrik-, cuando les pregunte si conocian a alguien que pudiera querer causarles dano, me dieron una respuesta muy concreta.

Gosta alzo una mano:

– Deja que lo adivine: Lilian arrojo a Kaj a los leones.

Patrik sonrio levemente al oir la expresion.

– Si, podria decirse que eso fue lo que hizo. En cualquier caso, no parece que sientan ningun aprecio mutuo. Fuimos a casa de Kaj para tener una charla informal con el y parece que hay muchos viejos rencores acumulados bajo la superficie.

– Bajo la superficie -repitio Gosta con una risita-. Yo no diria eso. Se trata de un drama que lleva cerca de diez anos representandose abiertamente, algo de lo que todos los demas nos hemos cansado.

– Si, ya me conto Annika que tu habias cursado las denuncias entre los dos todos estos anos. ?Podrias hacerme un resumen del asunto?

Sin responder de inmediato, Gosta se dio la vuelta y saco un archivador de la estanteria que tenia a su espalda. Paso varias hojas hasta encontrar lo que buscaba.

– Yo solo tengo aqui lo relativo a los ultimos anos. El resto esta abajo, en los archivos, ya sabes.

Patrik asintio.

Gosta hojeo el archivador y leyo parte de los documentos por encima.

– Mira, puedes llevartelo. Aqui tienes una muestra variada. Las denuncias de ambas partes sobre todo lo habido y por haber.

– ?Por ejemplo?

– Falta de vejaciones injustas, Kaj invadio su parcela en alguna ocasion; amenazas de asesinato, Lilian le dijo, al parecer, que tuviese cuidado si le tenia algun aprecio a la vida… -Gosta siguio pasando paginas-. Ah, si, y luego tenemos a Morgan, el hijo de Kaj. Lilian aseguro que la espiaba y, cito textualmente: «Segun dicen, ese tipo de personas tienen un instinto sexual exacerbado, asi que seguro que esta pensando en violarme». Fin de la cita. Esto es solo una seleccion…

Patrik estaba perplejo.

– ?No tienen nada mejor que hacer?

– Al parecer, no -respondio Gosta secamente-. Y por alguna razon se empenan en acudir siempre a mi con semejante rollo. Asi que ahora te lo cedo de mil amores hasta nueva orden -dijo Gosta.

Le tendio el archivador a Patrik, que lo tomo con cierta reserva.

– Pero -anadio Gosta-, aunque tanto Kaj como Lilian son dos pendencieros empedernidos, me cuesta creer que el hubiese llegado tan lejos como para matar a la nina.

– Si, seguro que tienes razon -convino Patrik al tiempo que se levantaba con el archivador en la mano-. No obstante, puesto que Kaj ha salido a relucir, tendre que investigar la posibilidad.

Gosta vacilo un segundo antes de pronunciarse:

– Bueno, si necesitas ayuda, avisame. Mellberg no puede ir en serio al pensar que Ernst y tu podriais llevar esto solos; despues de todo, se trata de una investigacion de asesinato. Asi que si puedo hacer algo…

– Gracias, te lo agradezco de verdad. Y creo que tienes razon. Mellberg solo queria asestarme un golpe bajo, ni siquiera el puede pretender que tu y Martin no colaboreis. Asi que pensaba convocaros a todos a una reunion, seguramente manana. Si Mellberg tiene algo en contra, que me lo diga. Pero no lo creo.

Le dio las gracias a Gosta con un gesto antes de salir del despacho y girar a la izquierda en direccion al suyo. Una vez instalado en su sillon, abrio el archivador y empezo a leer. Aquello resulto un viaje por el paisaje de la mezquindad humana.

7.

Stromstad, 1923.

La mano le temblaba un poco cuando golpeo el cristal. La ventana se abrio enseguida y ella penso satisfecha que debia de estar alli esperandola. Hacia calor en la habitacion y se pregunto si el rubor de sus mejillas se deberia a la temperatura o a la sola idea de las horas que tenian por delante. Seguramente seria por lo segundo, se dijo, pues tambien las mejillas de Anders despedian fuego.

Por fin llegaban al punto que ella habia deseado desde que arrojo la primera piedra contra su ventana. Instintivamente supo que con el le convenia ir despacio. Si habia algo que sabia hacer, era adivinar como eran los hombres y luego darles a la mujer que querian. En el caso de Anders, tuvo que interpretar a la dulce y timida flor durante un par de semanas insoportablemente largas. Ella habria preferido meterse en su cama la primera noche, pero sabia que eso lo habria espantado. Si queria conquistarlo, tenia que jugar a su juego. Puta o virgen, ella sabia darles ambas versiones.

– ?Estas asustada? -le pregunto Anders, sentado junto a ella sobre su estrecha cama.

Agnes reprimio una sonrisa. Si supiera lo versada que estaba en aquello, el seria el angustiado.

Pero no podia delatarse a si misma. No ahora, la primera vez que queria poseer a un hombre tanto como el a ella. Asi que bajo la mirada y asintio levemente. Cuando el la rodeo con sus brazos para tranquilizarla, no pudo evitar una sonrisa que oculto en su hombro.

Despues busco su boca y, cuando el beso se volvio mas intenso y entregado, el empezo a desabotonarle la camisa, aun con delicadeza y muy despacio. Ella habria querido quitarsela de un tiron, pero sabia que eso destruiria aquella imagen de si misma a cuya creacion habia dedicado semanas. Llegado el momento, tambien daria rienda suelta a esa faceta, pero entonces el se atribuiria el honor de haberla hecho aflorar. Los hombres eran tan simples… Cuando cayo la ultima prenda, Agnes se cubrio timidamente con la manta. Anders le acaricio el cabello y la miro a los ojos, indagando y aguardando a que ella le diese el beneplacito para meterse en la cama.

– ?No podrias apagar la vela? -pregunto Agnes con voz debil y temerosa.

– Si, claro, por supuesto -respondio Anders, turbado por no haber pensado el mismo que ella preferiria la proteccion de la penumbra.

Extendio el brazo hacia la mesilla de noche y ahogo la llama con los dedos. En la oscuridad, Agnes sintio como el se volvia hacia ella y, con una lentitud insufrible, empezaba a tocarla.

En el momento preciso, Agnes dejo escapar un gemido fingido de dolor con la esperanza de que el no

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