Asta se miro las manos, que descansaban en su regazo.
– Alguna vez la vi. A ella y al nino tambien. Me encontraba con tu mujer cuando salia a pasear con ellos. Pero nunca me acerque. Solo nos mirabamos. Ahora desearia haberle hablado, al menos solo una vez. ?Ella sabia que su abuela paterna estaba aqui?
Niclas asintio.
– Si, le hable mucho de ti. Sabia como te llamas y le ensenamos fotos tuyas. Las pocas que me lleve cuando…
Niclas no termino la frase. Ninguno de los dos se atrevia a adentrarse en el territorio minado que significo la ruptura.
– ?Es cierto lo que dicen? -pregunto Asta arqueando las cejas y mirandolo a los ojos por primera vez-. ?Es verdad que alguien le hizo dano y mato a la nina?
Niclas queria responder, pero las palabras se atascaron en la raiz de su garganta. Era tanto lo que queria contarle… Tantos secretos que le lastraban el pecho como un gigantesco bloque de piedra. Nada deseaba mas que librarse de el dejandolo caer a los pies de su madre. Pero no era capaz, habian pasado demasiados anos.
Ahora empezaron a rodar por sus mejillas las lagrimas que el creia agotadas. No se atrevia a mirarla, pero el instinto de ella vencio todas las advertencias y prohibiciones, y un segundo mas tarde, Niclas sintio sus fragiles brazos alrededor de su cuello. Su madre era tan menuda y el tan grande…, pero en aquel instante sentia que era al contrario.
– Vamos, vamos.
Con mano experta fue acariciandole los hombros y Niclas sintio que los anos iban desapareciendo y que regresaba a la ninez. En las manos de su madre estaba seguro. En su calido aliento, en su voz amorosa y en sus predicciones de que todo saldria bien. Los monstruos de debajo de la cama solo existian en su imaginacion y desaparecerian tan pronto como el se lo ordenase. Aunque, esta vez, el monstruo habia venido para quedarse.
– ?Lo sabe papa? -le pregunto apoyado en su hombro.
Penso que habria sido mejor no preguntar, pero no pudo contenerse. Enseguida noto la tension de su madre, que se aparto nerviosa del benefico abrazo. Se habia roto la magia y Asta volvio a aparecerse a sus ojos como una ancianita ajada y gris que lo abandonaba por su padre en el momento en que mas la necesitaba. Los sentimientos que abrigaba eran tan contradictorios… El la anoraba y la amaba, pero tambien se sentia lleno de amargura y de desprecio por el hecho de que no estuviese a su lado cuando la necesitaba.
– No, el no sabe que estoy aqui -respondio ella sin mas explicaciones.
Niclas comprendio que, en su cabeza, ya se habia marchado. Sin embargo, aun no podia dejarla partir. Aunque solo fuese por un instante, queria tenerla alli un poco mas; y sabia como hacerlo.
– ?Quieres ver fotos de los ninos? -pregunto apacible.
Y ella asintio sin contestar.
Niclas se dirigio al escritorio y abrio el primer cajon. Alli tenia un album de fotos, que le tendio a Asta procurando no mirar el mismo, pues aun no se sentia preparado para ello.
Su madre empezo a hojearlo con veneracion, con una leve sonrisa triste, deteniendose en cada fotografia. De pronto, vio muy claro lo que habia perdido.
– ?Que ninos mas lindos! -dijo como una abuela orgullosa.
Pero el orgullo iba mezclado con el dolor de que uno de sus nietos hubiese desaparecido para siempre.
– Adoptaste el apellido de tu mujer -le dijo ella temerosa, agarrando convulsamente el album que tenia sobre las piernas.
– Si, no queria llevar el mismo apellido que el -contesto Niclas, mirando a un punto indefinido, mas alla de donde se encontraba su madre.
La mujer asintio con pesar.
– ?Crees que es apropiado que hayas vuelto al trabajo tan pronto? -anadio Asta preocupada, observandolo sentado ante su mesa.
Niclas reunio distraido los documentos que tenia delante y trago saliva para contener las ultimas lagrimas.
– No tenia otra opcion si queria sobrevivir -explico.
Su madre se contento con esa respuesta, pero en su mirada se acentuo la sombra de la preocupacion.
– De todos modos, no olvides a aquellos que aun estan con vida -le dijo ella dulcemente, atinando, con aterradora precision, justo en el blanco, en el punto mas doloroso de su corazon.
Pero Niclas se sentia como si fuese dos personas distintas. Una queria estar en casa con Charlotte y AlbIn, y no volver a abandonarlos jamas; la otra deseaba refugiarse en el trabajo y huir del dolor, que se reforzaba con aquella division. Ante todo, no queria ver su culpa reflejada en el rostro de Charlotte, de ahi que el deseo de huir hubiese ganado la batalla. el queria contarle todo aquello a su madre; queria apoyar la cabeza en su rodilla, por mas hombre y adulto que fuese, y contarselo y oirle decir que todo se arreglaria. Pero la ocasion vino y se fue, y, despues de dejar el album sobre la mesa, Asta se encamino a la puerta.
– ?Mama?
– ?Si? -Asta se dio la vuelta.
Niclas le tendio el album de fotos.
– Llevatelo. Nosotros tenemos mas fotos.
Asta dudo un minuto, pero al final lo acepto como si se tratase de un huevo de oro, muy preciado pero demasiado fragil, y lo guardo en el bolso.
– Sera mejor que lo escondas bien -le advirtio el con media sonrisa; pero ella ya habia cerrado la puerta al salir.
Miraba al techo dando pataditas contra la pared. No se explicaba como las cosas habian salido asi. ?Por que el, precisamente? ?Y por que no rehuso cuando aun era posible?
Los carteles que habia en la pared le recordaban quien queria ser. Por lo general, los heroes que tenia a su alrededor lo motivaban a luchar con mas denuedo, a esforzarse mas. Hoy solo le servian para aumentar su enojo. Ellos no habrian aceptado aquella mierda. Ellos se habrian negado desde el principio y habrian hecho lo debido. Por eso llegaron donde llegaron, por eso eran heroes. El, en cambio, no era mas que un miserable, y jamas seria otra cosa, tal y como Rune auguraba siempre. El no queria creerlo cuando lo decia, se rebelaba y pensaba que si, que ya le demostraria a Rune que estaba equivocado. Le demostraria que el era un heroe y Rune se arrepentiria. Lamentaria todas las palabras duras, todas las humillaciones. Entonces, el estaria en una posicion ventajosa y Rune le rogaria de rodillas la oportunidad de pasar siquiera un minuto con el.
Lo peor era que al principio le gustaba Rune. Cuando su madre lo conocio, le parecio que era un tio cojonudo. Conducia un coche de roquero y tenia colegas que llevaban motos de puta madre y a el a veces lo paseaban detras. Pero despues se casaron y todo empezo a ir mal. De repente, Rune y su madre tenian que demostrar que eran autenticos suecos medios, con chale, Volvo e incluso la maldita caravana. Los colegas de las motos se esfumaron y, a cambio, empezaron a frecuentar solo a otros suecos medios y a organizar cenas de parejas los sabados por la noche. Y, como no, tambien debian tener un hijo propio. El se lo oyo decir a Rune una vez, cuando hablaba con una de las lamentables parejas de la vecindad. Debian tener un hijo propio. Claro que queria a Sebastian, decia Rune, pero anadia que, pese a todo, no era lo mismo que tener un hijo
Y no era que lo maltratase ni nada de eso. No, un sueco medio que se precie, como Rune, jamas haria tal cosa. Pero asi, en cierto modo, casi se habria sentido mejor, pues habria tenido algo concreto por lo que odiarlo. En cambio, Rune se dedicaba a maltratarlo en zonas que no se veian a simple vista.