Y mientras estaba alli tumbado mirando al techo, comprendio en un instante de lucidez que seguramente por eso se encontraba en aquella situacion. Porque, a pesar de los pesares, el amaba a su padrastro. Era el unico padre que habia conocido y Sebastian jamas deseo otra cosa que complacerlo y, en definitiva, merecer su carino. Por eso se veia en aquel atolladero. Lo entendia perfectamente. El no era tonto. Pero ?de que le servia ser listo? De todos modos, estaba atrapado.

– ?Que demonios dicen? -pregunto Kaj con la cara encendida de ira, como si pensara en echar a correr a la casa vecina.

Patrik se interpuso discretamente en su camino y alzo las manos rogandole calma.

– ?No podriamos sentarnos a hablar de ello tranquilamente?

El cerebro de Kaj apenas registro sus palabras, pues la colera que sentia se habia extendido sobre su mente como un filtro. Patrik y Gosta intercambiaron una mirada. De pronto, no les parecio tan inverosimil que Kaj la hubiese emprendido con Lilian. Claro que era peligroso quedarse con ese tipo de impresiones y mas valia no sacar ninguna conclusion hasta que no hubiesen oido la version de Kaj.

Unos segundos despues, cuando la propuesta de Patrik ya parecia haber surtido efecto, Kaj se dio la vuelta y entro furioso en la casa. Era evidente que esperaba que Patrik y Gosta lo siguieran, cosa que hicieron tras quitarse los zapatos. Ya en la cocina, hallaron a Kaj apoyado en el fregadero, con los brazos cruzados en actitud retadora. Libero una mano un segundo para senalarles las sillas. Al parecer, el no pensaba sentarse.

– ?Que es lo que ha dicho ahora esa bruja? ?No sera que le he pegado? ?Es eso lo que dice?

De nuevo le afloraba el color a la cara y, por un instante. Patrik temio que le diese un infarto alli mismo.

– Si, nos ha informado de una agresion -dijo Gosta con calma, adelantandose a Patrik.

– En otras palabras, que esa maldita loca me ha denunciado, ?no? -vocifero Kaj mientras las canas de sus sienes se humedecian con minusculas gotas de sudor.

– Desde un punto de vista puramente formal, no, Lilian no ha presentado ninguna denuncia… aun -anadio Patrik-. Antes queriamos tener la oportunidad de hablar con usted tranquilamente para poder llegar al fondo de todo esto. -Miro las notas del bloc antes de continuar-: Veamos, fue a casa de Lilian Florin hace una hora mas o menos, ?cierto?

Kaj asintio a disgusto.

– Solo queria preguntarle a santo de que dio mi nombre como sospechoso de haber matado a la nina. Desde luego que lleva anos prodigando sus mezquindades, pero eso…

Nuevas gotas de sudor vinieron a sumarse a las ya existentes y casi tartamudeaba de indignacion.

– Y entro en la casa sin mas, sin llamar, ?es asi? -pregunto Gosta, que tambien empezaba a ponerse un poco nervioso por la salud de Kaj.

– Pues claro, ?que demonios! Si hubiese llamado, no me habria dejado pasar. Solo queria tener la ocasion de ponerla contra la pared y de preguntarle que cono cree que esta haciendo -por primera vez desde que llegaron, advirtieron en Kaj un tono de preocupacion.

– ?Y que ocurrio despues? -pregunto Patrik, que iba anotando algo de vez en cuando.

– ?Eso fue todo! -exclamo Kaj con gesto impotente-. Bueno, puedo admitir sin problemas que le di unos cuantos gritos; luego ella me dijo que me largase de su casa y, puesto que le habia dicho lo que queria, me fui.

– O sea, ?no la agredio?

– No fue por falta de ganas de darle en la boca, pero no soy tan imbecil.

– ?Eso es un no? -insistio Patrik.

– Si, eso es un no -respondio Kaj furibundo-. No la toque y si dice lo contrario, miente. Claro que tampoco me sorprenderia que lo hiciera.

Kaj empezaba a dar muestras de estar verdaderamente preocupado.

– ?Hay alguien que pueda confirmar lo que dice? -pregunto Gosta.

– No, no lo hay. Vi salir a Niclas por la manana y aproveche para ir a su casa cuando Charlotte acababa de marcharse con el pequeno en el carrito.

Kaj se enjugo el sudor de la frente con una mano y se la seco en la pernera del pantalon.

– Ya, bueno, en ese caso, es su palabra contra la de ella, por desgracia -intervino Patrik-. Y Lilian tiene marcas de lesiones.

Kaj se hundia a cada palabra de Patrik. Su agresividad anterior iba cediendo al abatimiento. De repente, se irguio animado.

– Su marido. El estaba en casa. ?Mierda! No lo habia pensado. Ese hombre es como un fantasma. A Stig ya no hay quien lo vea, pero el debia estar en casa. Tal vez vio u oyo algo.

La idea le infundio valor. Patrik miro a Gosta, ?como no habian pensado en Stig? Ni siquiera habian hablado con el con motivo de la muerte de Sara. Kaj tenia razon. Hasta el momento, Stig habia sido como un espectro invisible durante la investigacion y, sencillamente, lo habian olvidado.

– Si, tambien iremos a hablar con el -aseguro Patrik-. Y veremos como se desarrolla esto. Pero, si no aporta nada nuevo, no tiene muy buena pinta por lo que a usted respecta. Si Lilian presenta una denuncia…

No tuvo que abundar mas en el razonamiento. Kaj comprendia las posibles consecuencias.

Charlotte caminaba sin rumbo por el pueblo. Albin dormia placidamente en el cochecito; pero desde que dejo de tomar tranquilizantes y se le aclararon las ideas, apenas si habia sido capaz de mirarlo. Pese a todo, hacia lo que tenia que hacer; lo cambiaba, lo vestia y lo alimentaba, aunque mecanicamente, sin sentimientos. Porque ?y si volvia a suceder? ?Y si le ocurria tambien a el? Ni siquiera sabia como iba a seguir viviendo sin Sara. Ponia un pie tras otro, se obligaba a seguir avanzando, pero en realidad no deseaba otra cosa que acurrucarse hundida en la calle y no volver a levantarse. Solo que no podia permitirselo, como tampoco podia permitirse a si misma caer otra vez en el sopor de los medicamentos. Pese a todo, alli estaba Albin. Aunque no pudiese mirarlo, cada nervio de su cuerpo sentia que aun tenia un hijo con vida. Y por el, debia seguir respirando. Pero le costaba tanto… Y Niclas buscaba amparo en el trabajo. Solo hacia tres dias que su hija habia sido asesinada y ya estaba en su consulta del centro medico tratando resfriados y heridas sin importancia. Tal vez incluso charlaba amistosamente con los pacientes, flirteaba con las enfermeras y disfrutaba al verse en el papel de medico todopoderoso. Charlotte sabia que estaba siendo injusta. Sabia que Niclas sufria tanto como ella, pero habria querido que compartiese su dolor en lugar de que, cada uno por su lado, intentasen hallarle sentido a seguir respirando un minuto, y otro, y otro mas… No era eso lo que ella queria, pero no podia dejar de sentir rabia y desprecio al ver que el la abandonaba ahora, cuando mas lo necesitaba. Por otro lado, tal vez no deberia esperar otra respuesta. ?Acaso habia encontrado apoyo en el alguna vez? ?No habia sido siempre un nino grande que confiaba en que ella se hiciese cargo de todo lo gris y triste que conformaba el dia a dia de cualquiera? Menos el suyo. El tenia derecho a vivir la vida como un juego. Solo hacia lo que le parecia divertido y le apetecia. A ella le sorprendio que acabase los estudios de medicina.

Jamas creyo que aguantaria lo suficiente para terminar todas las asignaturas obligatorias y las pesadas guardias. Aunque, claro, la recompensa era lo bastante atractiva como para mantener su motivacion: convertirse en alguien a quien los demas admirasen, un hombre de exito, un triunfador. Al menos, desde fuera.

La unica razon por la que seguia con el eran los breves destellos que, de vez en cuando, habia visto del otro hombre: el vulnerable capaz de demostrar sentimientos, el que se atrevia a abrirse y no necesitaba ser encantador al maximo y a todas horas. Eran esas rafagas las que la hicieron enamorase de Niclas hacia ya toda una vida o, al menos, eso le parecia. Sin embargo, en los ultimos anos, esos momentos fueron espaciandose cada vez mas en el tiempo y ya no sabia quien era ni que queria. A veces, en los momentos de mayor debilidad, Charlotte llego a preguntarse si en realidad Niclas deseaba tener una familia. Cuando decidia ser de una sinceridad brutal consigo misma, se decia que, a la luz de su actitud, sin duda Niclas preferia vivir la vida sin las obligaciones que implicaba tener hijos. Pese a todo, alguna compensacion le reportaria pues, de lo contrario, no creia que hubiese aguantado tanto tiempo. En los negros dias pasados recientemente, llego a pensar, de forma puramente egoista, que lo sucedido tal vez volviese a unirlos. ?Que equivocada estaba! Se habian alejado mas que nunca.

Sin darse cuenta, fue caminando hasta el camping de Fjallbacka y se encontro delante de la casa de Erica. El que su amiga se hubiese presentado el dia anterior significo muchisimo para ella, pero ahora dudaba… Durante toda su vida le habia tocado no ocupar ningun espacio, no exigir nada para si misma, no ser una molestia.

Вы читаете Las Hijas del Frio
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату