desaparecido. A el no le gustaba lo mas minimo. Ni lo mas minimo. Siempre se presentaba alli a molestar justo cuando mas enfrascado estaba en su trabajo y, ademas, no le hacia caso cuando le decia que se marchase. Los otros ninos le tenian miedo y se contentaban con senalarlo con el dedo a sus espaldas en las contadas ocasiones en que se dejaba ver fuera de las cuatro paredes de la cabana. Pero ella no. Ella se entrometia, reclamaba atencion y se negaba a dejarse asustar cuando le gritaba. A veces sentia tal frustracion que se levantaba y se ponia a vociferar, tapandose los oidos, con la esperanza de que la nina se marchase. Pero ella se reia. Asi que era un autentico placer saber que ya no volveria. Nunca mas.

La muerte le resultaba fascinante. Habia algo en su caracter definitivo que le hacia barajar constantemente ideas sobre su realidad y sus formas. Los juegos con los que mas le gustaba entretenerse eran los que incluian mucha muerte. Sangre y muerte.

En alguna ocasion considero la posibilidad de quitarse la vida. Y no tanto porque no quisiera seguir viviendo, sino porque queria ver como era estar muerto. Antes contaba esas cosas. Solo a titulo informativo les dijo claramente a sus padres que pensaba suicidarse. Pero a raiz de su reaccion, opto por guardarse para si tales reflexiones. Se armo un escandalo y aumentaron las visitas al psicologo al tiempo que sus padres, o quiza mas bien solo su madre, empezo a vigilarlo a todas horas. A Morgan eso no le gustaba.

No comprendia por que todos temian tanto a la muerte. Esos sentimientos extranos que abrigaban los demas parecian concentrarse y multiplicarse en cuanto oian hablar de la muerte.

En verdad que no lo comprendia. La muerte era un estado, igual que la vida; ?por que iba a ser una mejor que otra?

Sobre todo le habria gustado estar presente cuando rajaron a la nina. Estar alli al lado, mirando.

Ver aquello que los demas consideraban tan aterrador. Tal vez habria encontrado la respuesta si la hubiera visto cuando la abrieron. O tal vez en el rostro de las personas que lo hicieron.

A veces se sonaba a si mismo en un deposito de cadaveres. Sobre un frio banco de metal, sin nada que protegiese su cuerpo desnudo. En sus suenos veia relucir el acero justo antes de que el forense hiciese la primera incision en el pecho.

Aunque de eso tampoco hablaba. Entonces pensarian que estaba loco, no solo que era anormal, una etiqueta con la que habia aprendido a vivir con los anos.

Morgan volvio a los codigos del ordenador disfrutando de la paz y del silencio. En verdad que era un placer que la nina no estuviera.

Lilian abrio sin aguardar a que llamasen. Patrik sospecho que habia estado mirando por la ventana desde que se marcharon. En el vestibulo habia un par de zapatos que no habian visto al salir y supuso que serian de Eva, la amiga de Lilian, que habia acudido a prestarle apoyo moral.

– ?Y bien? -pregunto Lilian-. ?Que tenia que argumentar en su defensa? ?Podemos cursar ya la denuncia para que lo detengan cuanto antes?

Patrik respiro hondo.

– Pensabamos hablar unos minutos con su marido antes de seguir adelante con la denuncia. Aun hay algunos aspectos poco claros.

Por un instante, Lilian parecio perder la confianza, pero no tardo en recuperar su actitud combativa.

– Ni pensarlo. Stig esta enfermo y descansando en su habitacion. No se le puede molestar de ninguna manera.

Hablo con voz forzada y empanada por cierta inquietud. Patrik comprendio que tambien Lilian habia olvidado a Stig como posible testigo. Tanto mas importante le parecia, pues, hablar con el.

– No queda mas remedio, por desgracia. Seguro que puede recibirnos un par de minutos -dijo Patrik con toda la autoridad que fue capaz de mostrar.

A su vez, se quito la cazadora en senal de que estaba resuelto a hacerlo.

Lilian iba a abrir la boca para protestar cuando Gosta la interrumpio con su tono mas policial.

– Si no nos permite hablar con el, estariamos hablando de obstruccion a una investigacion policial. No quedara muy bien en los papeles.

Patrik dudaba de que aquella afirmacion se sostuviese a la larga, pero parecio surtir el efecto deseado en Lilian. Esta, airada, se adelanto para que la siguieran escaleras arriba. Parecia que pretendia estar presente, asi que Gosta, decidido, le puso una mano en el hombro y le dijo:

– Sabemos llegar solos, gracias.

– Pero…

Fue paseando la mirada de uno a otro, buscando desesperadamente otras protestas justificadas; al final se vio obligada a rendirse.

– Bueno, no digan que no se lo adverti. Stig no se encuentra bien y si empeora por su visita y sus preguntas…

Los dos policias desoyeron sus comentarios y siguieron subiendo al piso de arriba. El cuarto de huespedes estaba justo a la izquierda y, puesto que Lilian habia dejado la puerta abierta, no resulto dificil localizar a su esposo. Stig yacia arropado en la cama, pero estaba despierto y tenia la cabeza vuelta hacia la puerta, pues los estaba esperando. A juzgar por lo bien que les llegaba ahora la voz alterada de Lilian desde la cocina, el enfermo sin duda habia oido que iban a verlo.

Patrik entro en la habitacion antes que Gosta y tuvo que hacer un esfuerzo para no contener la respiracion. El hombre que descansaba en la cama tenia un aspecto tan fragil y endeble que su cuerpo parecia un relieve bajo la manta. Tenia los pomulos hundidos, de un tono grisaceo e insalubre, y su cabello encanecido, se diria que de forma prematura, lo hacia aparentar mucha mas edad de la que tenia. La habitacion estaba cargada de olor a enfermedad y Patrik hizo un esfuerzo para no respirar por la nariz.

Algo turbado, le tendio la mano a Stig para presentarse. Gosta hizo otro tanto. Ambos contemplaron la minuscula habitacion en busca de algun lugar donde sentarse. Se les antojaba demasiado solemne permanecer de pie mientras Stig estaba postrado. El hombre alzo su mano blanquecina y les senalo el borde de la cama.

– Lo siento, es lo unico que puedo ofrecerles -dijo con voz seca y debil.

Horrorizado, Patrik volvio a pensar en lo desmejorado que estaba. Aquel hombre parecia demasiado enfermo para estar en casa. Deberia estar en un hospital; aunque eso no era asunto suyo y, despues de todo, tenian un medico en casa.

Patrik y Gosta se sentaron en la cama con mucho cuidado. Stig hizo una mueca al notar el balanceo y Patrik se apresuro a disculparse, temeroso de haberle hecho dano, pero Stig lo tranquilizo con un gesto de la mano.

Patrik carraspeo un poco y luego comenzo:

– Ante todo, quisiera presentarle mis condolencias por la muerte de su nieta.

Una vez mas, se le escapo aquel tono excesivamente formal que tanto detestaba.

Stig cerro los ojos, como reuniendo fuerzas para responder. Parecia luchar por dominar los sentimientos que el pesame habia desatado en el.

– Bueno, desde un punto de vista puramente tecnico, Sara no era mi nieta. Su abuelo, el padre de Charlotte, murio hace ocho anos. Pero en mi corazon si lo era. La he visto crecer desde que era un bebe hasta…, hasta el final -balbuceo conmovido.

Luego volvio a cerrar los ojos, pero cuando los abrio de nuevo, parecia haber recobrado cierto sosiego.

– Hemos estado hablando con los demas miembros de la familia para averiguar que ocurrio aquella manana y me pregunto si usted oyo algo especial. Por ejemplo, ?sabe a que hora salio Sara de casa?

Stig nego con la cabeza.

– Tomo unos somniferos muy fuertes y no suelo despertar antes de las diez. Para entonces…, ella ya se habia marchado.

Una vez mas, cerro los ojos.

– Cuando le preguntamos a su mujer si habia alguien que pudiera querer danar a Sara, menciono a Kaj Wiberg, su vecino. ?Comparte usted su opinion?

– ?Ha dicho Lilian que Kaj mato a Sara? -Stig pregunto sin dar credito.

– No exactamente, pero insinuo que su vecino podia tener motivos para desearles la desgracia.

Stig dejo escapar un largo suspiro.

– Ya, bueno, yo jamas he comprendido que les pasa a esos dos. Los enfrentamientos comenzaron antes de

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