reducido a la nada ante sus ojos. Le resultaba muy desagradable verla de aquel humor. No alcanzaba a comprender como una persona tan amable y carinosa como su Lilian a veces era capaz de convertirse en un ser tan intratable. De repente se pregunto si serian ciertas las insinuaciones de la policia, si Lilian se habria inventado aquella acusacion contra Kaj. Pero desecho la idea. En cuanto lo aclarasen, sabrian lo que habia ocurrido en realidad.

– ?No puedes tener el pico cerrado nunca? -bramo de pie junto a la cama como si quisiera fulminarlo.

– Pero, querida, si solo les dije…

– ?La verdad! ?Es eso lo que ibas a decir? ?Que solo les dijiste la verdad? Si, bueno, pues que suerte que exista gente tan integra como tu, Stig. Gente recta y honrada a la que no le importa lo mas minimo meter en un lio a su propia esposa. Yo pensaba que estarias de mi lado.

Noto una ducha de saliva en la cara. Apenas reconocia el rostro distorsionado que, desde la cama, veia alla arriba.

– Pero, Lilian, yo siempre estoy de tu parte, solo que no sabia…

– ?Que no sabias! So imbecil, ?es que voy a tener que decirtelo todo?

– Pero… tu no me habias dicho nada. Y eso seran cosas de la policia, quiero decir que tu no te inventarias una cosa asi.

Stig luchaba valerosamente por encontrar una especie de logica en la ira que Lilian dirigia contra el. Entonces advirtio en la cara de su esposa el cardenal que ahora empezaba a adquirir un tono azulado. Aguzo la mirada, interrogandola:

– ?Que es eso que tienes en la cara, Lilian? Esta manana no lo tenias. ?Es verdad lo que insinuaba la policia? ?Te inventaste que Kaj te agredio cuando estuvo aqui?

No daba credito a sus propias palabras, pero vio que Lilian hundia los hombros levemente y no necesito mas confirmacion.

– ?Por que, en nombre de Dios, has hecho algo tan absurdo?

Ahora se habian cambiado los papeles: la voz de Stig sonaba firme y Lilian se desplomo en el borde de la cama, con el rostro oculto entre las manos.

– No lo se, Stig. Ahora comprendo lo estupido que ha sido, pero lo unico que pretendia era que empezasen a fijarse en serio en Kaj y su familia. Estoy completamente segura de que estan implicados de alguna manera en la muerte de Sara. ?No te he dicho siempre que ese hombre no tiene freno? Y el raro de su hijo, Morgan, que se dedicaba a espiarme escondido entre los arbustos. ?Por que no hace nada la policia?

Toda ella temblaba al borde del llanto y Stig hizo acopio de sus escasas fuerzas para, pese a los dolores, sentarse en la cama y abrazar a su esposa. Le acaricio la espalda intentando calmarla, pero su mirada reflejaba sus dudas y su preocupacion.

Cuando Patrik llego a casa, Erica estaba sola, cavilando a oscuras. Kristina habia salido a pasear con Maja y Charlotte se habia ido hacia ya un buen rato. Y lo que le habia dicho su amiga la tenia preocupada.

Al oir a Patrik abrir la puerta, se levanto para salir a su encuentro.

– ?Que haces a oscuras? -pregunto dejando en el poyete de la cocina las bolsas de la compra antes de encender alguna lampara.

Por un instante, la luz hirio los ojos de Erica, que no tardaron en habituarse a la claridad. Se dejo caer pesadamente en una de las sillas de la cocina y lo observo mientras el iba colocando la compra.

– ?Que ordenado y limpio esta todo ahora! -exclamo Patrik satisfecho, mirando a su alrededor-. Esta bien que mi madre pueda venir de vez en cuando y echar una mano, ?no crees? -prosiguio ignorante de la mirada asesina de Erica.

– Si, desde luego, muy bien -dijo ella en tono mordaz-. Debe de ser maravilloso llegar a casa y encontrarsela limpia y ordenada, para variar.

– ?De verdad que lo es! -corroboro Patrik, aun inconsciente de que estaba cavando su propia tumba, cada vez mas profunda.

– ?Pues entonces podrias hacer por estar en casa de aqui en adelante, a ver si asi se mantiene el orden! - bramo Erica.

Patrik dio un respingo, sorprendido por la subida de volumen, y se dio la vuelta, atonito.

– ?Que he dicho para que te pongas asi?

Erica se levanto y salio de la cocina. A veces era mas tonto de lo admisible. Si no lo entendia, ella no tenia fuerzas para explicarselo.

Volvio a la penumbra de la sala de estar y se sento a mirar por la ventana. El tiempo que hacia fuera reflejaba exactamente su estado de animo. Gris, tormentoso, crudo y frio. Momentos de aparente calma sustituidos de pronto por fuertes vientos racheados. Las lagrimas empezaron a rodar por sus mejillas. Patrik fue a sentarse a su lado en el sofa.

– Perdona, que tonto soy. Ya comprendo que no es facil estar todo el dia en casa con mi madre.

Sintio que le temblaba el labio, pero estaba tan cansada de llorar… Le parecia que no habia hecho otra cosa durante los ultimos meses. Si al menos hubiese estado preparada para esto… Habia un contraste tan grande entre la realidad y la embriagada alegria que esperaba vivir en cuanto naciese el bebe. En los momentos de mas amargura casi odiaba a Patrik por no sentirse como ella. Su parte cerebral le decia que era lo ideal, que alguien debia mantener en marcha a la familia, pero tambien deseaba que, aunque fuese por un instante, el se pusiera en su lugar y comprendiese sus sentimientos.

Como si le hubiese leido el pensamiento, Patrik le dijo:

– Me gustaria poder cambiarme por ti, te lo aseguro. Pero no puedo. De modo que deja ya de ser tan valiente y dime como te sientes. Tal vez incluso podrias hablar con otra persona, con algun profesional. En el centro de salud seguro que pueden orientarnos.

Erica nego vehemente; seguro que la depresion se le pasaria sola. Tenia que pasarse sola.

Ademas, habia quien estaba peor que ella.

– Charlotte ha estado aqui -le dijo.

– ?Como se encuentra? -pregunto Patrik en voz baja.

– Mejor, si es que se puede decir algo asi. -Vacilo un instante, pero se animo a indagar-: ?Habeis avanzado algo?

Patrik se retrepo en el sofa y se quedo mirando el techo. Lanzo un hondo suspiro antes de responder:

– No, por desgracia. Apenas sabemos por donde empezar. Y, ademas, la chalada de la madre de Charlotte esta mas interesada en encontrar armas arrojadizas contra su vecino que en contribuir al desarrollo de la investigacion. No nos ha facilitado el trabajo, precisamente.

– ?Por que? ?Que ha pasado? -pregunto Erica, claramente interesada.

Patrik le hizo un breve resumen de los sucesos del dia.

– ?Tu crees que alguno de los miembros de la familia de Sara puede estar involucrado en su muerte? - pregunto Erica en voz baja.

– No, me costaria creerlo -aseguro Patrik-. Ademas, todos han dado coartadas verosimiles de donde estuvieron aquella manana.

– ?Seguro? -inquirio Erica intencionadamente.

Patrik estaba a punto de preguntarle que queria decir cuando oyo que abrian la puerta y vio entrar a Kristina con Maja en brazos.

– ?No comprendo que habeis hecho con la nina! -exclamo irritada-. Se ha pasado llorando todo el camino de vuelta y no hay manera de hacerla callar. Es lo que pasa cuando la coges en brazos en cuanto empieza a protestar un poco. La estais malcriando. Ni tu ni tu hermana llorabais asi…

Patrik interrumpio el discurso cogiendo a Maja. Erica, que sabia que la pequena tenia hambre, se sento resignada en el sillon, se desabrocho el sujetador y extrajo su contenido, acido y empapado en leche. Ya tocaba otra vez…

Tan pronto como entro en la casa, Monica supo que algo no iba bien. La furia de Kaj flotaba hasta ella como las ondas de sonido por los aires, y enseguida se le acentuo el cansancio que ya arrastraba.

?Que seria esta vez? Hacia mucho tiempo que se habia hartado de su humor colerico, pero no era capaz de recordarlo de otro modo. Llevaban juntos desde la adolescencia y tal vez entonces ese humor algo violento

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