estrangulaba a Ernst muy despacio, con sus propias manos. Con forzada calma, le explico al colega:
– Ha debido de ser un fallo de transmision de la informacion en la comisaria. Quiza podria darme los datos ahora. Ya averiguare despues que ocurrio.
– Si, claro, faltaba mas.
Lars Karlfors le refirio a grandes rasgos en que consistia su cometido y como habian llegado a trabajar en la persecucion de la liga de pornografia infantil que ahora figuraba en primer lugar en su agenda. Cuando llego el momento de contar el modo en que podria contribuir la comisaria de Tanumshede, Patrik contuvo la respiracion. Se obligo a escuchar hasta el final, le prometio que le concederian al asunto la maxima prioridad y concluyo la conversacion con las habituales frases de cortesia. Pero en cuanto colgo el auricular, se puso de pie como un rayo. Cruzo el despacho de dos zancadas y vocifero en el pasillo:
– ?ERNST!
Erica intentaba ordenar sus pensamientos cuando, una vez mas, la sobresaltaron unos golpecitos en la puerta. Sospechaba quien era y fue a abrir. En efecto, Charlotte. No llevaba abrigo y parecia haber venido corriendo desde su casa. Tenia la frente llena de sudor y temblaba descontroladamente.
– ?Pero, madre mia, que aspecto tienes! -grito Erica dejandose llevar por el impulso.
Lamento enseguida sus palabras y empujo a Charlotte a entrar.
– ?Molesto? -pregunto ella en tono lastimero. Erica nego vehemente con la cabeza.
– Por supuesto que no. Ya sabes que puedes venir cuando quieras.
Charlotte asintio aun tiritando, con los brazos bien pegados al cuerpo. Llevaba el cabello mustio por el sudor y la humedad, y un mechon le colgaba justo delante de los ojos. Parecia un cachorro empapado, maltratado y abandonado.
– ?Quieres un te? -le pregunto Erica.
En los ojos de Charlotte habia un destello salvaje mezclado con la negra pena que habia grabado en ellos la muerte de Sara, pero asintio agradecida al ofrecimiento de su amiga.
– Sientate, no tardo -le dijo Erica antes de ir a la cocina.
Le echo una ojeada a su hija, a la que habia dejado en la sala de estar, pero la pequena parecia satisfecha con su existencia y observo a Charlotte con interes cuando la vio pasar.
– Si me siento, se mojara el sofa -le dijo a Erica como si aquello fuese el fin del mundo.
– ?Que mas da! -respondio esta-. Ya se secara. Oye, solo tengo te de frambuesa. ?Te gusta o te parece demasiado dulce?
– Esta bien -aseguro Charlotte.
Erica sospecho que la respuesta habria sido la misma si le hubiese ofrecido te con sabor a caballo.
Al cabo de un rato, volvio a la sala con dos grandes tazas de te, un tarro de miel y dos cucharillas sobre una bandeja. La coloco en la mesa que habia ante el sofa y se sento al lado de Charlotte, que tomo una de las tazas y saboreo el te muy despacio. Erica la imito en silencio. No queria forzar a su amiga a hablar, pero casi sentia fisicamente la necesidad que tenia Charlotte de confiarse. Lo mas probable era que no supiera ni por donde empezar. Se preguntaba si Niclas habria hablado con ella despues de su visita. Tras un largo silencio en el que lo unico que se oyo fue el parloteo de Maja, Charlotte respondio a esa pregunta.
– Se que ha estado aqui. Me lo conto. Asi que ya lo sabes todo: ha tenido a otra. Otra vez, deberia decir - puntualizo.
Dejo escapar una amarga risita mientras las lagrimas, que aguardaban el momento de brotar de sus ojos, empezaban a rodar por sus mejillas.
– Si, lo se -afirmo Erica.
Y tambien sabia a que se referia su amiga al decir «otra vez». Charlotte le habia hablado de los amorios de Niclas, pero tambien le habia confesado que creia que habian cesado, puesto que decidieron empezar de nuevo en Fjallbacka. El le habia prometido que seria un nuevo comienzo tambien en ese sentido.
– Lleva varios meses viendola. ?Te lo imaginas? Varios meses. Aqui, en Fjallbacka. Y nadie los ha descubierto. Debe de haber tenido una suerte tremenda.
Su risa tenia ahora un punto de histeria y Erica le puso la mano en la rodilla para calmarla.
– ?Quien es? -inquirio.
– ?No te lo dijo Niclas?
Erica nego y Charlotte respondio a su pregunta.
– Una ninata de veinticinco anos. No se quien es. Jeanette no se cuantos.
Hizo un gesto con la mano: ya habia pasado antes por aquello y no le importaba mucho quien fuese la joven. Las protagonistas habian ido cambiando; el engano de Niclas era lo que contaba.
– Tanta mierda como he aguantado a lo largo de los anos, tantas veces como lo he perdonado y conservado la esperanza, tanto como le asegure que lo habia olvidado todo y le prometi que seguiriamos adelante… Y esta vez supongo que yo confiaba en que seria distinto de verdad. Nos alejariamos de todo lo sucedido, cambiariamos de entorno y seria como nacer de nuevo.
Una vez mas dejo escapar esa sonrisa, que era como un mal presagio, sin dejar de llorar.
– No sabes como lo siento, Charlotte -le dijo Erica acariciandole la espalda.
– Llevamos tantos anos juntos… Hemos tenido dos ninos, hemos superado mucho mas de lo que nadie pueda imaginar, hemos perdido a uno de nuestros hijos y ahora esto.
– ?Por que decidio contartelo en este momento? -pregunto Erica antes de dar un pequeno sorbo a su te.
– ?No te lo dijo? -respondio Charlotte sorprendida-. No vas a creertelo, pero me lo conto porque la policia lo ha llamado hoy para interrogarlo.
– ?De verdad? -pregunto a su vez Erica algo extranada. No es que Patrik le contase todo lo que hacia, pero no tenia la sensacion de que tuviese especial interes por Niclas-. ?Y eso por que?
– No lo sabia con certeza, segun me dijo. Pero se habian enterado de su aventura con esa chica y tal vez por eso quisieron investigarlo mas a fondo. De todos modos, ya esta arreglado, me aseguro. Saben que el nunca le haria dano a su propia hija y seguro que solo querian que respondiese a algunas preguntas.
– ?Estas segura de que no era mas que eso?
Erica no pudo reprimir la pregunta. Sabia lo suficiente sobre el trabajo de Patrik para pensar que, como explicacion de por que lo habian llamado a interrogatorio, resultaba bastante floja. Sobre todo tratandose del padre de la victima. Al mismo tiempo, empezaba a preguntarse cuales habrian sido los verdaderos motivos de Niclas para ir a visitarla. Despues de todo, ella no era solo amiga de su esposa, sino tambien la mujer del policia responsable de la investigacion.
Charlotte parecia desconcertada.
– Si, bueno, al menos eso fue lo que me dijo. Aunque habia algo que…
– ?Si?
– ?Ay!, no se, pero ahora que lo dices, tuve la impresion de que no me lo estaba contando todo. Claro que, al hablarme de su amante, yo me centre tanto en ese asunto que seguramente quede ciega y sorda a todo lo demas.
Era tal la amargura de su amiga que Erica sintio deseos de abrazarla y mecerla como a una nina. Pero siempre experimentaba cierta incomodidad cuando recurria a un contacto fisico tan cercano con la gente, de modo que se contento con seguir acariciandole la espalda.
– ?No tienes idea de que otros motivos podria tener la policia?
?Fueron figuraciones suyas o por un instante se ensombrecio realmente el rostro de Charlotte? La expresion desaparecio con tanta rapidez, que Erica se sintio insegura.
Desde luego, la respuesta de su amiga fue rapida y firme:
– No, no tengo la menor idea de que podria ser.
Luego guardo silencio y tomo un sorbo de te. Estaba mas tranquila que cuando llego y habia dejado de llorar, pero su semblante seguia expresando amargura y, si pudiese verse a simple vista un corazon destrozado, tendria el aspecto que ahora mostraba la cara de Charlotte.
– ?Como os conocisteis Niclas y tu? -pregunto Erica mas por curiosidad que por ayudar.
– ?Huy, creeme, eso si que es una historia!
Por primera vez desde que llego, la vio sonreir con verdaderas ganas.
– Niclas estaba en el curso superior al mio del mismo instituto. En realidad, yo no me habia fijado demasiado