que se mantuvo de pie, amenazante, delante del escritorio. La ira le permitia ver mas alla-. Sabes perfectamente que la pornografia infantil no depende de la geografia. Se da exactamente igual en pueblos y ciudades. Asi que deja de mentir y dime cual fue la verdadera razon. Y creeme, si es lo que sospecho, te has buscado un buen problema.
Ernst alzo la vista de sus zapatos y le dedico a Patrik una mirada llena de rencor, pese a ser consciente de que habia llegado el momento de poner las cartas sobre la mesa.
– Simplemente, no me parecio verosimil. Quiero decir que yo conozco al tipo y no me parecio que fuese propio de el. Pense que los polis de Gotemburgo habrian cometido algun error y que, si informaba de ello, un inocente sufriria las consecuencias. Ya sabes como son estas cosas -dijo airado-. Luego, si volvieran a llamar diciendo «perdon, nos equivocamos, asi que olvidad aquel nombre que os dimos», ya no serviria de nada, el tipo estaria perdido y su prestigio arruinado en el pueblo. Asi que pense que era mejor esperar un poco y ver que pasaba.
– ?Esperar un poco y ver que pasaba! -Patrik estaba tan fuera de si que tuvo que obligarse a articular para no tartamudear.
– Si, claro. Admite que es absurdo. Es un personaje conocido por su trabajo con los jovenes. Y hace muchas cosas buenas, por si no lo sabes.
– ?Me importa un rabano lo que haga por los jovenes! Si los colegas de Gotemburgo llaman para decirnos que su nombre ha aparecido en un caso de pornografia infantil, hemos de comprobarlo. Es nuestro trabajo, ?joder! Y si sois amigos a muerte…
– No somos amigos a muerte -mascullo Ernst.
– … o solo conocidos o lo que cono sea, eso carece de importancia, ?lo entiendes? ?Tu no puedes ponerte a valorar lo que es digno de investigacion segun conozcas o no al implicado!
– Despues de tantos anos como llevo en la profesion…
Ernst no pudo terminar la frase, pues Patrik lo interrumpio.
– ?Despues de tantos anos como llevas en la profesion, deberias saber hacer bien las cosas! ?Y ni siquiera pensaste en decir nada cuando su nombre aparecio relacionado con una investigacion de asesinato? ?No deberia ser esa una buena razon para informarnos? ?Eh?
Ernst volvio a estudiar sus zapatos sin molestarse en intentar responder siquiera. Patrik lanzo un suspiro y se sento. Cruzo las manos y, muy serio, se puso a escrutar el rostro de Ernst.
– En fin, ya no podemos hacer mucho por remediarlo. Tenemos todos los datos de Gotemburgo y vamos a llamarlo a interrogatorio. Ademas, tenemos una orden de registro. Ya puedes ir rogando para que no se haya enterado y no haya ocultado el material. Y, por cierto, Mellberg esta informado y estoy seguro de que querra intercambiar unas palabras contigo.
Ernst se levanto sin decir una palabra. Era consciente de que, a buen seguro, aquella era la peor metedura de pata de toda su carrera lo que, en su caso, no era poco…
– Mama, si una promete guardar un secreto, ?cuanto tiempo tiene que guardarlo?
– No se -respondio Veronika-. En realidad, los secretos no deben contarse nunca, ?no?
– Mmmm -repuso Frida pensativa mientras describia circulos con la cuchara en el yogur.
– No juegues asi con la comida -la reprendio Veronika, que limpiaba irritada la encimera de la cocina.
De pronto se detuvo y se volvio hacia su hija.
– Pero ?por que lo preguntas?
– No se -respondio Frida encogiendose de hombros.
– Claro que lo sabes. Venga, cuentamelo. ?Por que lo preguntas?
Veronika se sento en una de las sillas, junto a su hija, y la observo pensativa.
– Si los secretos no deben contarse en absoluto, tampoco puedo decirte nada, ?no? Pero…
– Pero ?que?, dime -la animo Veronika persuasiva.
– Si la persona a la que le has prometido guardar el secreto ha muerto, ?hay que mantener la promesa de todos modos? Porque imaginate que lo dices y la persona que esta muerta vuelve y se enfada muchisimo.
– Hija, ?fue Sara quien te pidio que le guardases un secreto?
Frida seguia describiendo circulos en el cuenco de yogur.
– Ya hemos hablado de eso antes y, creeme, yo lo siento muchisimo, pero Sara no volvera. Sara esta en el cielo y alli se quedara para siempre, siempre.
– ?Para siempre, siempre, por toda la eternidad? ?Mil millones de millones de anos?
– Si, mil millones de millones de anos. Y en cuanto al secreto, estoy segura de que Sara no se enfadaria si solo me lo cuentas a mi.
– ?Estas segura? -Frida miro preocupada el cielo gris que se veia por la ventana.
– Completamente segura -respondio Veronika al tiempo que posaba su mano sobre el brazo de Frida para transmitirle tranquilidad.
Tras unos minutos de silencio durante los que se dedico a sopesar las palabras de su madre, Frida dijo aun algo insegura:
– Sara estaba muerta de miedo. Un hombre malo la habia asustado.
– ?Un hombre malo? ?Cuando?
Veronika aguardaba expectante la respuesta de su hija.
– El dia antes de que se fuese al cielo.
– ?Estas segura de que fue entonces?
Indignada al ver que cuestionaban su certeza, Frida fruncio el ceno y respondio:
– Pues claro que estoy segura. Yo me se los dias de la semana. No soy ningun bebe.
– No, no, desde luego que no, tu eres una nina mayor; claro que sabes que dia era -se apresuro a confirmar Veronika para calmarla.
Con mucho tiento, intento sonsacarle mas informacion. Frida seguia enfurrunada por la falta de confianza de que habia dado muestra su madre, pero la tentacion de compartir con ella el secreto era demasiado fuerte.
– Sara dijo que el hombre era muy espantoso, que vino a hablar con ella mientras jugaba cerca del agua y que era malo.
– ?Te dijo por que era malo?
– Mmmm -formulo Frida por toda respuesta, como considerando que asi contestaba a la pregunta de su madre. Veronika insistio paciente.
– ?Y que te dijo Sara? ?Por que el hombre era malo?
– La cogia del brazo muy fuerte y le hacia dano. Asi. -Frida se lo mostro a su madre agarrando su brazo izquierdo con el derecho violentamente-. Y, ademas, le decia cosas muy feas.
– ?Que cosas feas?
– Sara no lo entendia todo, pero a mi me dijo que sabia que eran cosas feas. Algo sobre fruta de Gavie [3] o algo asi.
– ?Fruta de Gavie? -repitio Veronika con una interrogacion pintada en el rostro.
– Si, ya te he dicho que era muy raro y que Sara no lo entendia. Pero era malo, eso me lo dijo ella. Y no le hablaba normal, sino a gritos. Muy alto. Y a Sara le dolian los oidos.
Frida subrayo sus palabras tapandose los suyos con ambas manos. Veronika se las retiro muy despacio y le dijo:
– ?Sabes? Yo creo que esto no puede seguir siendo un secreto que solo me cuentes a mi.
– Pero si me has dicho que…
Frida estaba indignada y su mirada se perdio por el cielo gris con renovada inquietud.
– Si, ya se lo que te he dicho, pero, ?sabes?, yo creo que Sara querria que le contases ese secreto a la policia.
– ?Por que? -pregunto Frida aun con el miedo en la mirada.
– Porque cuando alguien muere y se va al cielo, la policia quiere saber los secretos de esa persona. Y esas personas suelen querer que la policia los conozca. Precisamente su trabajo consiste en averiguarlo todo.
– ?Tienen que conocer todos los secretos? -pregunto Frida llena de admiracion-. ?Tengo que hablarles de aquella vez que no me quise comer el bocadillo y lo escondi en el sofa?
Veronika no pudo por menos de sonreir.