despertar en el cierta curiosidad-. ?Que significa «bastante antiguo»? ?Estamos hablando de la Edad de Piedra o de los felices anos sesenta?

– Pues esa es la cuestion. Segun el laboratorio, resulta dificilisimo asegurarlo. La aproximacion mas exacta nos dice que la ceniza tiene entre cincuenta y cien anos.

– ?Ceniza de hace cien anos? -pregunto Gosta atonito.

– Si, o cincuenta. Entre cincuenta y cien. Y no fue ese el unico dato curioso. Ademas, encontraron pequenas particulas de piedra en la ceniza. De granito, para ser exactos.

– ?Granito? Entonces, ?de donde demonios proviene la ceniza? Porque el granito no se habra quemado, ?no?

– No, la piedra no puede quemarse, ya se sabe. Las particulas de granito debian de hallarse desde el principio en el objeto carbonizado. Aun siguen analizando el material a fin de poder ofrecer mas detalles, pero…

Gosta intuyo que habia algo mas.

– ?Si? -lo animo a continuar.

– Lo que puedo decir por ahora con seguridad es que esa ceniza parece ser una mezcla. Han encontrado restos de madera mezclados con… -hizo una pausa antes de proseguir -restos biologicos.

– ?Restos biologicos? ?Estas diciendo lo que sospecho? ?Quieres decir que son cenizas de una persona?

– Bueno, eso lo tendran que determinar los proximos analisis. Aun no podemos discernir si son cenizas humanas o animales. Y, por lo visto, tampoco es seguro que puedan determinarlo, pero en el laboratorio iban a intentarlo. En cualquier caso, como te digo, es una mezcla de varios materiales, madera y granito entre otros.

– ?Que barbaridad! -exclamo Gosta-. O sea, que alguien ha guardado esas cenizas durante un monton de anos.

– Si, o la encontro en algun lugar.

– Claro, es cierto, tambien pudo encontrarla.

– En fin, ya teneis algo con lo que entreteneros -le dijo Pedersen con parquedad-. Espero que dentro de un par de dias tengamos algo mas; por ejemplo, que sepamos si los restos biologicos hallados en la ceniza son humanos. Pero, entre tanto, con esto ya hay bastante.

– Si, seguro que si -dijo Gosta recreando mentalmente la expresion de sus colegas cuando les contase lo que acababa de oir.

Aquello era una bomba. La cuestion era como demonios utilizar esa informacion.

Muy despacio, colgo el auricular y se dirigio al fax. Lo que mas le habia llamado la atencion eran las particulas de granito que menciono Pedersen. Eso deberia proporcionarle una pista.

Pero se le fue la idea.

Asta se incorporo jadeando. Aquel suelo era el original de cuando se construyo la casa y no admitia otra cosa que agua y jabon. Segun pasaba la vida, le costaba cada vez mas ponerse de rodillas para fregarlo. Aunque su viejo cuerpo aun aguantaria.

Miro a su alrededor. Llevaba cuarenta anos en aquella casa con Arne, que habia vivido alli con sus padres. Los primeros anos de su matrimonio, sus suegros se quedaron con ellos hasta que ambos murieron de pronto, con muy pocos meses de diferencia. Se avergonzaba de pensarlo siquiera, pero aquellos anos fueron muy dificiles. El padre de Arne era un hombre hosco y mandon como un general; y su madre, por el estilo. Arne nunca le hablo de ello, pero, por comentarios sueltos, Asta dedujo que su esposo habia recibido muchas palizas de nino. Tal vez por eso fue tan duro con Niclas. Quien se educa a latigazos, a latigazos educa. Aunque en el caso de Arne fue la correa, claro. Aquella correa grande de color marron que siempre tenia colgada en la cara interior de la puerta de la despensa y que el utilizaba cada vez que su hijo hacia algo que no le satisfacia. Claro que ?quien era ella para cuestionar el modo en que Arne habia educado a su hijo? Cierto que a Asta se le rompia el corazon al oir los gritos de dolor del pequeno y que era ella quien le secaba las lagrimas con toda su ternura cuando todo habia pasado, pero Arne siempre sabia lo que hacia.

Con gran esfuerzo, se subio a una silla de la cocina para quitar las cortinas. Aun no estaban sucias del todo, pero, como solia decir Arne, cuando las cosas se ven sucias es porque habria que haberlas lavado mucho antes. Se detuvo de pronto con las manos sobre la cabeza, justo cuando se disponia a levantar la barra de la cortina. ?No estaba haciendo exactamente lo mismo aquel dia nefasto? Si, estaba segura. Aquel dia, justo cuando quitaba las cortinas, oyo voces en el jardin. Claro que estaba acostumbrada a oir los gritos iracundos de Arne, pero lo insolito de aquella ocasion fue que tambien Niclas alzo la voz. Y aquello era tan incomprensible y sus posibles consecuencias tan terribles, que Asta se apresuro a bajar de la silla para salir al jardin. Alli estaban, el uno frente al otro, como dos combatientes. Y las voces que, desde el interior de la casa, sonaban como gritos, golpeaban ahora sus timpanos como un eco hiriente. Incapaz de contenerse, echo a correr y agarro a Arne del brazo.

– ?Pero que es lo que pasa? -se oyo gritar desesperada.

Y en cuanto lo agarro, supo que habia sido un error. El enmudecio de repente y se volvio hacia ella con una mirada totalmente vacia de sentimientos. Despues, alzo la mano y le dio una bofetada. El silencio que siguio no presagiaba nada bueno. Se quedaron los tres petrificados como una estatua de tres cabezas. Luego, a camara lenta, vio que Niclas flexionaba el brazo con el puno cerrado en direccion a la cara de su padre. El ruido del puno al estrellarse contra la mandibula de Arne rompio de forma abrupta el extrano silencio reinante y todo volvio a ponerse en movimiento. Arne se echo una mano a la cara con expresion incredula, observando atonito a su hijo. Despues, Asta vio que este repetia el golpe. A partir de ahi, fue como si Niclas no pudiese parar; se movia como un robot con el brazo hacia atras, hacia delante, hacia atras, hacia delante… Arne recibia los punetazos sin comprender lo que sucedia. Finalmente, las piernas dejaron de sostenerlo y cayo al suelo de rodillas. Niclas respiraba pesadamente y con dificultad. Contemplo a su padre alli, arrodillado y sangrando por la nariz. Luego se dio la vuelta y echo a correr.

A partir de aquel dia, Arne le prohibio volver a mencionar el nombre de Niclas. Su hijo tenia entonces diecisiete anos.

Asta bajo con cuidado de la silla; llevaba las cortinas en el regazo. Ultimamente le rondaban por la cabeza unas ideas tan raras… Y seguramente no seria casualidad que los recuerdos de aquel dia le hubiesen venido a la mente justo ahora. La muerte de la pequena habia activado tantos sentimientos, tantas cosas que ella llevaba anos intentando olvidar… La conciencia de todo lo que habia perdido a causa de la tozudez inconmovible de Arne empezo a despertarle sentimientos que le complicarian la existencia. En cualquier caso, el hecho de haber ido al centro medico a ver a su hijo significaba que empezaba a cuestionar lo que tantos anos llevaba dando por supuesto. ?Quien sabia? Pudiera ser que Arne no lo supiese todo. Pudiera ser que Arne no fuese necesariamente la persona que debia decidirlo todo por todos y tambien por ella. Tal vez ella misma pudiese empezar a tomar sus propias decisiones. Eran ideas inquietantes que por el momento prefirio dejar a un lado. Ahora tenia unas cortinas que lavar.

Patrik llamo a la puerta con gesto profesional y resuelto mientras se esforzaba por mantener una expresion neutral. Sin embargo, sentia un asco insoportable que le subia del estomago y le dejaba un repugnante sabor de boca. Aquello era lo peor de lo peor. El tipo de persona mas asqueroso que podia imaginar. El unico consuelo, algo que jamas se atreveria a decir en voz alta era que, una vez que estaban entre rejas, su vida en prision no resultaba nada facil. Los pederastas eran los ultimos de la escala y se los trataba segun ese orden. Con toda la razon.

Oyo los pasos que se acercaban a la puerta y se retiro unos centimetros. Martin se movio tenso a su lado. Detras de ambos, aguardaban unos colegas de Uddevalla. Entre otros, algunos que poseian conocimientos de valor incalculable en este tipo de casos: los expertos informaticos.

Se abrio la puerta y alli aparecio la figura delgada de Kaj. Como siempre, correctamente vestido. Patrik se pregunto si no tendria ropa comoda de la que uno solia usar en casa. El se ponia los pantalones de un viejo chandal y una camiseta en cuanto volvia del trabajo.

– ?Y ahora que pasa? -pregunto Kaj asomando la cabeza por la puerta. Fruncio el ceno al ver los dos coches de policia aparcados ante su casa-. ?Es necesario anunciar vuestra visita de este modo tan llamativo? Seguro que la bruja de la vecina esta frotandose las manos de satisfaccion. Si tenian alguna pregunta que hacer, podrian haber llamado por telefono o, al menos, mandar a un policia, no un peloton entero.

Patrik lo observo pensativo, preguntandose si aquel nutrido grupo de policias uniformados no despertaba en el

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