expresiones de golf, claro…
Flygare le hablo de su conversacion con Pedersen, y Patrik lo fue escuchando con creciente interes. Tomo los faxes que Gosta le entrego y se sento a hojearlos.
– Bueno, no cabe duda de que esto es muy interesante -admitio-. La cuestion es como puede ayudarnos a avanzar en la investigacion.
– Si -convino Gosta-. Yo he estado pensando en lo mismo. Y, por ahora, lo que veo es que puede sernos util para vincular a una persona con el asesinato, aunque hemos de encontrarla, claro. Hasta entonces, poco mas.
– ?Y no han determinado si se trata de restos animales o humanos?
– No -confirmo Gosta abatido-. Pero podrian darnos una respuesta dentro de un par de dias.
Patrik parecia reflexionar
– Oye, una vez mas, ?que dijo Pedersen exactamente sobre la piedra?
– Que era granito.
– En otras palabras, muy raro aqui en Bohuslan -concluyo Patrik ironico, pasandose la mano por el cabello con desanimo-. Si supieramos cual es el papel de la ceniza en todo esto, apostaria a que entonces sabriamos quien mato a Sara.
Gosta asintio conforme.
– En fin, no creo que saquemos nada mas en claro por ahora -dijo Patrik levantandose-. Pero es una informacion muy interesante. Venga, Gosta, vete a casa. Manana seguiremos con renovadas fuerzas -lo animo, logrando incluso exhibir una sonrisa.
Gosta no tuvo que oirlo dos veces. En no mas de dos minutos apago el ordenador, recogio sus cosas y salio por la puerta. Patrik no tenia esa suerte. Ya eran las siete menos cuarto, pero fue a su despacho y se sento ante el escritorio dispuesto a leer la denuncia que le habia dado Annika. Concluida la lectura, se abalanzo sobre el telefono.
A veces se sentia como si estuviese fuera del mundo real, encerrada en una burbuja diminuta que no cesaba de menguar. Y ahora era tan pequena que pensaba que, si extendia los brazos, podria tocar sus paredes
Maja dormia en su regazo. Una vez mas, habia intentado que lo hiciera sola y, una vez mas, Maja se habia despertado un par de minutos despues, protestando ruidosamente ante la desfachatez de que hubiesen depositado su personita en una cuna. Con lo bien que se dormia en los brazos de mama. La idea de aplicar los consejos del volumen Barnaboken por ahora habia quedado en eso, en una idea. De modo que Erica acallo el llanto de Maja cogiendola en brazos como de costumbre y dejando que se durmiese alli tranquilamente. Por lo general, era capaz de dormir asi una hora e incluso dos, siempre que Erica no se moviese demasiado y que no la molestase el ruidoso timbre del telefono o el televisor. Y esa era la razon por la que Erica llevaba ya media hora como una estatua de piedra en el sillon, con el telefono desconectado y el televisor sin volumen. La programacion era, ademas, de pena a aquella hora del dia, asi que estaba viendo una absurda serie americana de la que TV4 parecia haber adquirido mil capitulos. Erica odiaba su vida.
Llena de remordimientos, contemplo la pequena cabecita peluda que descansaba placidamente sobre el cojin que usaba para darle el pecho. La nina tenia la boca entreabierta y sus delicados parpados aleteaban de vez en cuando. En realidad, sus sentimientos nada tenian que ver con la falta de amor maternal. Amaba a Maja tierna y profundamente, pero al mismo tiempo se sentia como invadida por un parasito hostil que absorbia sus ganas de vivir, obligandola a arrastrar una existencia sombria que no guardaba relacion alguna con la vida que habia llevado hasta entonces.
A veces tambien abrigaba cierto resentimiento hacia Patrik porque el podia permitirse representar algun que otro papel invitado en su mundo para luego volver al real como cualquier persona, porque no comprendia como le hacia sentir la vida que ahora llevaba. No obstante, en momentos de mas lucidez, tomaba conciencia de que no era justa. Pues, ?como iba a entenderla el? Patrik no estaba fisicamente atado en la misma medida en que lo estaba ella, ni tampoco emocionalmente, por cierto. Para bien y para mal, el lazo entre madre e hija era en aquel momento tan fuerte que funcionaba como cadena y como red de salvacion.
Se le habia dormido una pierna y Erica intento cambiar de posicion con sumo cuidado. Sabia que corria un gran riesgo, pero el dolor empezaba a ser insoportable. Esta vez no tuvo suerte. Maja se movio, abrio los ojos y empezo a buscar comida con la boca abierta. Con un suspiro, Erica volvio a darle el pecho. En esta ocasion, la pequena no habia estado durmiendo mas de media hora, asi que sabia que no tardaria en querer volverse a dormir. Hoy su pandero recibiria una buena dosis de sentada. «No, maldita sea», penso enseguida. La proxima vez, obligaria a Maja a dormirse sola.
Fue una batalla de colosos: en un rincon, Erica, setenta y dos kilos; en el otro Maja, seis kilos. Erica mecia el cochecito con movimientos energicos en el umbral entre la sala de estar y el vestibulo. Brazo extendido, brazo flexionado. Se preguntaba inquieta si alguien podria dormir en un cochecito que se movia como bajo los efectos de un terremoto, pero, segun Barnaboken, asi era como debia ser. Una clara e indiscutible senal dirigida al bebe: «Duermete, mama tiene controlada la situacion». Aunque un cuarto de hora mas tarde, Erica no estaba dispuesta a describir la situacion diciendo que «mama la tenia controlada» Pese a que, segun sus calculos, Maja debia de estar agotada, la pequena seguia llorando con todas sus fuerzas, indignada a mas no poder, pues se le negaba el derecho a usar aquel chupete gigante en forma de cuerpo humano. Por un instante, Erica se vio tentada de abandonar, sentarse y darle de mamar hasta que se durmiese, pero recobro la entereza enseguida. Por mas que a Maja le disgustase el nuevo orden y por mas que le doliese en el alma su llanto, su hija merecia una madre que se encontrase bien y que tuviese fuerzas para cuidarla. De modo que continuo. Cada vez que Maja intensificaba el llanto, ella reanudaba su balanceo adelante y atras con total resolucion. Si la pequena callaba y parecia ir a dormirse, Erica detenia el cochecito. Segun Anna Wahlgren, era importante no caer en la tentacion de mecerla hasta que se durmiese, sino que habia que dejarlo justo antes, de modo que el bebe se durmiera solo. Y ?Aleluya! Media hora despues, Maja se habia dormido en el cochecito. Muy despacio, lo llevo al despacho, cerro la puerta y se sento en el sofa con una bendita sonrisa en los labios.
Su buen humor se mantuvo, pese a que ya eran las ocho de la tarde y Patrik aun no habia llegado a casa. No tuvo ganas de ir encendiendo luces y, a medida que la tarde cedia a la llegada de la noche, la casa fue quedandose a oscuras. La unica luz que habia era la de la tele. Distraida, Erica miraba uno de los muchos reality shows que daban por las noches mientras volvia a darle de mamar a Maja. Aunque fuese una verguenza, se habia enganchado a demasiados de esos programas y Patrik solia refunfunar al verse obligado a sufrir tantas intrigas de gente ansiosa de figurar en los medios. Sus posibilidades de disfrutar de los programas deportivos se habian visto drasticamente reducidas, pero, mientras no fuese el quien se dedicase a amamantar a Maja, Erica estaba decidida a seguir siendo la jefa del mando a distancia. Subio el volumen y quedo perpleja al ver que un grupo de chicas guapisimas se pavoneaban ante un joven vanidoso y ridiculo que intentaba enganarlas convenciendolas de que estaba listo para el matrimonio, aunque cualquier telespectador veia a la legua que el individuo consideraba su participacion en el programa como una posibilidad de aumentar su potencial para ligar en los bares de Estocolmo. Claro que estaba de acuerdo con Patrik en que ese tipo de programas estaba libre de todo indicio de inteligencia, pero cuando empezabas a ver uno, no podias dejarlo.
Un ruido procedente del vestibulo la hizo bajar el volumen. Por un instante, la domino su antiguo miedo a la oscuridad, pero enseguida lo desecho diciendose que seguramente seria Patrik que por fin llegaba a casa.
– ?Que oscuridad! -le dijo encendiendo un par de lamparas antes de acercarse donde estaban ella y Maja.
Se inclino, la beso en la mejilla y acaricio despacio la cabeza de su hija antes de dejarse caer en el sofa.
– No sabes cuanto lamento llegar tan tarde -se disculpo.
Los sentimientos tan infantiles que Erica habia experimentado hacia unas horas se desvanecieron en el acto.
– No pasa nada -respondio-. La peque y yo nos las hemos arreglado muy bien -aseguro, aun euforica por haber disfrutado de un rato de tranquilidad mientras Maja dormia en el despacho.
– Ninguna posibilidad de ver algo del partido de hockey, supongo -comento Patrik lanzando una mirada anorante al televisor, sin tomar la menor nota del insolito buen humor de Erica.
Ella resoplo por toda respuesta. ?Habrase visto pregunta mas estupida!
– Me lo imaginaba -dijo poniendose de pie-. Voy a prepararme unos bocadillos. ?Tu quieres algo?
Erica meneo la cabeza.