circulaban a su espalda, todo el desprecio con que la habian tratado, se esfumo por completo. Las mujeres le llevaban comida y ropa, y lo que ahora vestia era prestado o regalado. No habia quedado nada de sus cosas.

Los companeros de cantera de Anders tambien la visitaron. Vestidos con sus mejores ropas y limpios en la medida de lo posible, todos pasaron con la gorra entre las manos y la mirada en el suelo para transmitirle unas palabras de consuelo y murmurar algo positivo sobre Anders.

Agnes no cabia en si de impaciencia, pues nada deseaba tanto como verse libre de aquella panda de pobretones curtidos y harapientos.

Ansiaba que llegase el dia de subir a bordo del barco que la llevaria a otro continente dejar que la brisa marina le arrancase la suciedad y la degradacion que sentia como una membrana sobre su piel. Durante un par de dias mas tendria que soportar la compasion de aquella gente y sus pateticos intentos de mostrar buena voluntad. Luego se marcharia sin mirar atras. No obstante, antes de su partida, queria conseguir algo de aquel gordo rubicundo que tenia a su lado y que de forma tan cruel la habia abandonado hacia cuatro anos. Se encargaria de que pagase lo que le hizo, y muy caro, por cada uno de los cuatro anos transcurridos.

August seguia balbuciendo, aun conmocionado por la noticia que ella acababa de darle.

– Pero… pero ?de que vas a vivir alli? -le pregunto preocupado, enjugandose el sudor de la frente con un pequeno panuelo que saco del bolsillo.

– No lo se -respondio ella con un suspiro hondo y dramatico, y el rostro levemente ensombrecido por la angustia.

Fue una sombra breve, pero lo suficiente como para que su padre lo advirtiese.

– ?No querras cambiar de idea, carino? Quedate con tu viejo padre, por favor.

Ella meneo la cabeza con decision a la espera de que el le hiciese otra propuesta. Y a este respecto, su padre no la defraudo. Los hombres resultaban tan faciles de manipular.

– En ese caso ?por que no me permites que te ayude con algo de dinero para iniciar tu nueva vida y una pension para que puedas sobrevivir? De lo contrario, me morire de preocupacion por ti, alli sola, tan lejos.

Agnes fingio reflexionar un instante y August se apresuro a anadir.

– Y seguramente podre procurarte mejor billete para el viaje. Con camarote propio, en primera clase ?No es mejor que hacer la travesia apretujada entre un monton de gente?

Agnes asintio magnanima y, tras un segundo de silencio, respondio:

– Bueno, supongo que eso si podria permitirlo. Puedes darme el dinero manana, despues del entierro - anadio.

August dio un respingo, como si acabase de quemarse con algo ardiendo. Se esforzo torpemente por hallar las palabras adecuadas antes de preguntar con voz temblorosa.

– Los pequenos, ?se parecian a nuestra familia?

Ambos eran como sendas reproducciones de Anders pero Agnes mintio con insolita dureza en la voz.

– Eran exactamente iguales a las fotografias que vi de cuando tu eras pequeno. Como copias diminutas de tu persona. Y a menudo preguntaban por que ellos no tenian abuelo como los demas ninos -anadio cruel.

Constato el efecto de sus palabras como un cuchillo en el pecho de su padre. Mentiras y mas mentiras, pero, cuanto mas le remordiese la conciencia, tanto mas llenaria su bolsa.

August se levanto para despedirse con los ojos anegados en llanto. Ya en el umbral de la puerta, su padre se volvio a mirarla. Agnes decidio darle al menos unas migajas y asintio benevolente a modo de despedida. Tal y como ella preveia, el hombre se alegro lo indecible ante aquel gesto y le dedico una amplia sonrisa de sus ojos brillantes por el llanto.

Agnes miro llena de odio aquella figura que se alejaba. A ella se la traicionaba solo una vez. Despues, no habia mas oportunidades.

* * *

Patrik estaba en el coche intentando centrarse en la primera tarea del dia. Le urgia hacer el seguimiento de la llamada telefonica que realizo el dia anterior, justo antes de marcharse del trabajo, pero le costaba olvidar la respuesta tan necia que le habia dado a Erica por la noche ?Por que tenia que ser tan dificil? Siempre penso que lo de los ninos era una cosa sencilla. En fin, seguramente implicaban un monton de trabajo, pero no tan angustiante como los dos ultimos meses habian resultado para ellos. Lanzo un suspiro de resignacion.

Cuando aparco ante el edificio de ladrillo rojizo que se alzaba junto al acceso sur a Fjallbacka, logro concentrarse en el presente y olvidar los problemas de casa. El apartamento al que se dirigia estaba en el primer bloque, segunda escalera, y empezo a subir al primer piso. «Svensson-Kalhn», se leia en una de las puertas. Dio unos golpecitos discretos en esta. Sabia que tenian un bebe y era muy consciente de lo mal que sentaba que algun desconsiderado llegase y despertase al retono. Le abrio la puerta un chico de unos veinticinco anos y, pese a que eran las ocho y media, parecia recien levantado y enojado.

– Mia, es para ti.

Se hizo a un lado y, sin saludarlo, se arrastro camino de una habitacion a la que se entraba desde el vestibulo. Patrik echo un vistazo a lo que parecia pensado como pequeno cuarto de invitados, pero estaba amueblado como sala de juegos, con un ordenador, varios mandos de videoconsola y montones de juegos esparcidos sobre la mesa. En la pantalla se veia en marcha uno de esos que consistian en «matar a tantos enemigos como sea posible» y el chico, que seria o Svensson o Kallin, se puso a jugar abstraido y absorto en otro mundo.

La cocina quedaba a la izquierda del vestibulo y Patrik entro tras dejar los zapatos junto a la puerta.

– Pase, le estoy dando el desayuno a Liam.

El pequeno estaba sentado en una trona blanca, comiendo unas gachas mezcladas con una especie de pure de fruta. Patrik lo saludo con la mano y el nino lo recompenso con una amplia sonrisa chorreante de papilla.

– Sientese -le dijo Mia senalando la silla que habia enfrente.

Patrik tomo asiento y saco el bloc de notas.

– ?Podria contarme lo que ocurrio ayer?

El leve temblor de la mano que sostenia la cuchara le indico lo impresionada que estaba la joven por el suceso del dia anterior. Ella asintio y le refirio brevemente lo ocurrido. Patrik iba anotando, aunque la informacion era la misma que Annika obtuvo el dia anterior, cuando Mia llamo para denunciar el hecho.

– ?Y no vio a nadie cerca del cochecito?

Ella nego con un gesto y a Liam parecio resultarle tan divertido que empezo a imitarla con ritmo frenetico, lo que dificultaba considerablemente la ingestion de la papilla.

– No, no vi a nadie ni antes ni despues.

– ?Dice que dejo el cochecito en la parte de atras de la tienda?

– Si, esta mas resguardada y me parecio mas seguro dejarlo alli. No queria entrar con el, no solo porque estaba dormido, sino por lo engorroso que resulta tirar del cochecito por esos pasillos estrechos. Ademas, solo iba a tardar unos minutos.

– Y cuando salio, se encontro con que Liam y el cochecito estaban cubiertos de una sustancia negruzca, ?no es eso?

– Si, Liam lloraba como un poseso. Debia de tener la boca llena, porque estaba totalmente negra, aunque se ve que logro escupir la mayor parte.

– ?Lo llevo al medico?

La joven volvio a menear la cabeza y Patrik comprendio que habia puesto el dedo en la llaga.

– No. Supongo que deberia haberlo hecho, pero tenia prisa por volver a casa y Liam parecia encontrarse bien, salvo que estaba asustado y muy alterado, asi que…

Su voz se perdio en el silencio y Patrik se apresuro a anadir:

– Bueno, seguro que no corria ningun peligro. Hizo lo correcto. Y el pequeno parece estar estupendamente.

Liam manoteo para confirmarlo y abrio la boca impaciente en busca de la siguiente cucharada de papilla. Desde luego, no habia perdido el apetito, como se desprendia de la doble papada.

– El jersey por el que la llame ayer…

Mia se levanto.

– No lo lave, tal y como me dijo. Y esta lleno de aquel mejunje negro. A mi me parece que es ceniza.

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