Tras un instante de reflexion, Charlotte asintio. Luego lanzo un suspiro y apoyo la cabeza en su hombro. Niclas la sintio caer en su interior.
Y asi permanecieron.
Tardo cinco minutos en llegar a casa. Se quedo un buen rato fuertemente abrazado a Erica y a Maja antes de estrecharle la mano a Dan en senal de gratitud.
– ?Vaya una suerte que estuvieras aqui! -le dijo mientras, mentalmente, incluia al amigo de Erica en la lista de las personas a las que debia estar agradecido.
– Ya, bueno, lo que yo no comprendo es a quien se le ocurre hacer algo asi ni por que.
Patrik se sento en el sofa al lado de Erica, sin soltarle la mano. La miro como dudando y, finalmente, respondio:
– Lo mas probable es que este relacionado con el asesinato de Sara.
Erica se sobresalto:
– ?Como? ?Por que dices eso? ?Por que iba a…?
Patrik senalo el buzo de Maja, que estaba en el suelo.
– Eso parece ceniza -se le quebro la voz y tuvo que aclararse la garganta para poder continuar-. Sara tenia ceniza en los pulmones y, ademas, se ha producido un… -busco la palabra adecuada- ataque contra un nino pequeno. Tambien con ceniza.
– ?Pero…? -Erica no daba credito, aquello le parecia un desproposito.
– Si, ya lo se -dijo Patrik con voz cansada y frotandose los ojos con la mano-. Nosotros tampoco lo entendemos. Hemos enviado la ceniza que encontramos en la ropa del otro bebe para que la analicen y comprueben si tiene la misma composicion quimica que la encontrada en el cadaver de Sara, pero aun no tenemos los resultados. Y ahora quisiera enviar tambien la ropa de Maja.
Erica asintio en silencio. El miedo habia cedido a un estado de conmocion, de una especie de sopor. Patrik la abrazo fuerte.
– Llamare para avisar de que me quedo en casa el resto del dia. Pero quiero enviar la ropa de Maja para que puedan empezar con el analisis lo antes posible. Cogeremos al que lo hizo -afirmo tajante, como si fuese una promesa que se hacia tanto a si mismo como a Erica.
Cierto que su hija estaba ilesa, pero la crueldad psiquica que aquel acto revelaba le infundia la inquietante sensacion de que la persona a la que buscaban estaba muy pero que muy perturbada.
– ?Puedes quedarte hasta que vuelva? -le pregunto a Dan.
– Por supuesto. Me quedare cuanto haga falta.
Patrik le dio un beso a Erica en la mejilla y acaricio a Maja. Luego, recogio el buzo de la pequena, se puso la cazadora y se marcho. Queria volver a casa cuanto antes.
27.
Gotemburgo, 1954.
Aquella nina no tenia remedio. Agnes suspiraba para sus adentros. Tantas esperanzas como habia puesto en ella, tantos suenos. Cuando era pequena era tan linda. Y al tener el cabello oscuro, bien podian tomarla por su hija. Agnes decidio llamarla Mary. Por un lado, les recordaria a todos su viaje a los Estados Unidos y el estatus que conferia el haber estado en el extranjero. Por otro, era un nombre precioso para una nina adorable.
Pero transcurridos un par de anos, algo cambio. Empezo a engordar por todas partes y la grasa se extendia como una manta sobre sus bellos rasgos. Agnes lo encontraba repugnante. Ya a la edad de cuatro anos, le temblaban los muslos y le colgaban las mejillas como a un San Bernardo, pero por ningun medio conseguia que dejase de comer. Y vaya si Agnes lo habia intentado, nada funcionaba. Escondia la comida y le puso cerraduras a la despensa, pero Mary husmeaba como una rata en busca de algo que llevarse a la boca y ahora, con diez anos cumplidos, era una montana sebosa. Las horas que le hacia pasar en el sotano no parecian disuadirla en absoluto. Al contrario, siempre salia mas hambrienta que nunca.
Para Agnes era sencillamente incomprensible. Ella siempre le habia concedido muchisima importancia a su aspecto, sobre todo porque le permitia conseguir las cosas que queria. El que alguien se estropease conscientemente de ese modo, de forma voluntaria, era algo que escapaba a su entendimiento.
A veces lamentaba su idea de llevarse a la nina del muelle de Nueva York. Pero solo parcialmente. De hecho, habia funcionado tal y como ella lo planeo. Nadie pudo resistirse a la imagen de la rica viuda y su adorable pequena, y no tardo mas de tres meses en encontrar al hombre destinado a procurarle el estilo de vida que ella merecia. Ake habia ido a Fjallbacka para pasar una semana de vacaciones en el mes de julio, pero Agnes lo atrapo con tal eficacia que, dos meses despues de conocerla, le propuso matrimonio. Ella acepto con elegante arrobo y timidez, y tras una sencilla ceremonia, se traslado con su hija a Gotemburgo, donde Ake poseia un gran apartamento en Vasagatan. Agnes volvio a poner en alquiler la casa de Fjallbacka y suspiro aliviada al verse libre del aislamiento que le habian impuesto los meses transcurridos en el pueblo. Tampoco le agradaba mucho el empeno de la gente en recordar. Pese a haber pasado tantos anos, Anders y los ninos seguian vivos en la memoria de los lugarenos y Agnes no se explicaba que los movia a andar siempre hablando de lo sucedido. Una senora incluso tuvo la desfachatez de preguntarle como era capaz de vivir en el mismo lugar en que habia fallecido toda su familia. A aquellas alturas ya habia pescado a Ake, asi que se permitio el lujo de ignorar el comentario y darse media vuelta. Seguro que la gente hablaria de ello, pero ya no le importaba lo mas minimo. Habia alcanzado su objetivo.
Ake tenia un alto puesto en una compania de seguros y le ofreceria una vida comoda. Cierto que no parecia muy proclive a relacionarse en sociedad, pero ya se encargaria ella de cambiarlo. Despues de tantos anos, Agnes anoraba convertirse en el centro de atencion de la fiesta. Habria baile, champan, hermosos vestidos y joyas, y nadie volveria a arrebatarle nunca esos placeres. De forma metodica y eficaz, fue borrando los recuerdos de su pasado hasta el punto de que por lo general solo los notaba como un sueno lejano e incomodo.
Pero una vez mas la vida le jugo una mala pasada. Las fiestas fueron pocas y no podia decir que nadase en joyas. Ake resulto ser bastante tacano y Agnes tenia que luchar por cada centimo. Ademas, mostro una decepcion mas que antiestetica cuando, seis meses despues de la boda, recibieron un telegrama con la noticia de que la fortuna que habia heredado de su adinerado y difunto marido se habia esfumado en una mala inversion del administrador elegido por ella. Ni que decir tiene que aquel telegrama se lo envio Agnes a si misma, pero se sentia muy orgullosa de la representacion teatral que puso en marcha cuando llego la noticia y que incluyo un dramatico desmayo final. No habia contado con que Ake reaccionase como lo hizo, lo que la llevo a pensar que su supuesta riqueza peso mas de lo que ella creia a la hora de pedir su mano. Pero lo hecho, hecho estaba por lo que se referia a ambos, y ahora intentaban soportarse el uno al otro de la mejor manera.
Al principio sintio una leve irritacion ante su ruindad y su falta absoluta de iniciativa. Lo que mas le gustaba era quedarse en casa noche tras noche, cenar lo que le ponian en la mesa, leer el periodico y quiza un par de capitulos de algun libro, y despues ponerse su pijama de vejete y meterse en la cama poco antes de las nueve. Durante los primeros anos de casados, el la buscaba a tientas en la cama noche si noche tambien, pero ahora eso solo sucedia un par de veces al mes, para alivio suyo, siempre con la luz apagada y sin quitarse siquiera la camisa del pijama. En cualquier caso, Agnes habia notado que, al dia siguiente, podia sacarle cierta cantidad de dinero para su uso personal con mas facilidad y ella jamas dejaba pasar esas ocasiones.
Sin embargo, a medida que se sucedian los anos, su enojo crecio hasta convertirse en odio y empezo a buscar una herramienta adecuada que usar contra el. Cuando se dio cuenta de que Ake se sentia cada vez mas unido a la nina, dio por terminada la busqueda. Sabia que el detestaba los castigos que le imponia, pero tambien que era demasiado debil y tenia demasiada aversion a los conflictos como para atreverse a defender a Mary. A partir de entonces no hallo satisfaccion mayor en la vida que, de forma lenta pero segura, volver a la nina en su contra.
Agnes era perfectamente consciente de lo mucho que Mary anoraba gozar de un poco de atencion y ternura. Si al mismo tiempo que se las ofrecia le iba inoculando su veneno envuelto en mentiras sobre Ake, no tenia mas que esperar a que se difundiese y arraigase en su corazon. Despues, podria dejarlo actuar tranquilamente.
El pobre Ake ignoraba que habia hecho mal. Un buen dia empezo a notar que la nina se apartaba de el