paulatinamente y a ver claramente el desprecio reflejado en su mirada. Claro que sospechaba que Agnes era la responsable, pero no era capaz de senalar exactamente que hacia para que Mary fuese abrigando tal odio hacia su persona. Hablaba con ella siempre que podia e incluso intentaba comprar su afecto dandole algun dulce de vez en cuando, puesto que sabia cuanto le gustaban.
Pero nada funcionaba. Mary se apartaba sin remision, cada vez mas fria con el; y el resentimiento contra su esposa crecia en proporcion a la distancia que la nina le imponia. Habian pasado ocho anos desde que se caso y Ake sabia que habia cometido un gran error, pero no tenia fuerzas para repararlo. Y aunque la nina no queria saber nada de el, sabia que ella era su ultima oportunidad de una vida segura. Si Mary desaparecia, no queria ni imaginar que podria ocurrirsele a su esposa. Ya habia dejado de hacerse ilusiones.
Agnes era consciente de todo aquello. A veces, su intuicion daba miedo, pues era capaz de leer el pensamiento de la gente como si fuese un libro abierto.
Sentada ante el tocador, se disponia a arreglarse. Sin que Ake lo supiese, ya llevaba medio ano teniendo una apasionada aventura con uno de sus mejores amigos. Se recogio el cabello negro, aun sin una sola cana, y se dio unas gotas de perfume detras de la oreja, en las munecas y en el escote. Se habia puesto un conjunto de ropa interior de encaje negro que demostraba que su figura aun podia despertar la envidia de muchas jovencitas.
Ansiaba aquel encuentro que, como de costumbre, tendria lugar en el hotel Eggers. Per-Erik era un hombre de verdad, no como Ake, y para satisfaccion de Agnes, ya habia empezado a hablar de separarse de su esposa. No es que ella fuese tan ingenua como para creer sin reservas en ese tipo de afirmaciones de hombres casados, pero sabia que el apreciaba sus habilidades en la cama mucho mas de lo recomendable, y su esposa, bajita y regordeta, no podia compararse con ella.
Quedaba, pues, el problema de Ake. El cerebro de Agnes trabajaba a toda maquina. Al mirarse en el espejo, vio el rostro rollizo de su hija que la observaba ansiosa con sus grandes ojos.
Pese a haberse duchado y cambiado de ropa, Martin aun creia percibir el olor a vomito en la nariz. El suicidio, seguido de la llamada de Patrik y la noticia de que alguien habia atacado a Maja, lo conmocionaron y lo llenaron de impotencia. Eran tantos los cabos, tantas las cosas que sucedian simultaneamente, que por mas que lo intentaba no lograba imaginar como pondria orden en aquella marana.
Dudo un instante ante la puerta de Patrik. Teniendo en cuenta lo sucedido el dia anterior, no estaba seguro de que hubiese acudido al trabajo. Sin embargo, un ruido procedente del interior le indico que, pese a todo, su colega se encontraba en su puesto.
Llamo discretamente.
– Entra -dijo Patrik en voz alta.
– No estaba seguro de verte hoy aqui -dijo Martin ya dentro-. Crei que preferirias quedarte en casa con Erica y Maja.
– Pues si que lo habria preferido -admitio Patrik-. Pero mas ganas tengo aun de pillar al psicopata que se dedica a hacer esto.
– ?Y a Erica no le importa quedarse sola en casa? -inquirio Martin con cierto temor de que su pregunta no fuese muy adecuada.
– Si, ya lo se, yo tambien habria preferido que alguien se quedase con ellas, pero Erica insistio en que estaria bien. De todos modos, he llamado a su amigo Dan, el que estaba en casa ayer cuando ocurrio el incidente, y me ha prometido pasarse y ver como estaban.
– ?Pudieron extraer huellas? -pregunto Martin.
– No, por desgracia -nego Patrik-. Estaba lloviendo, asi que se borro todo. Pero he enviado el buzo de Maja lleno de ceniza; ya veremos que resultado da. Desde mi punto de vista, es una formalidad: seria una casualidad increible que no guardase relacion con el resto.
– ?Pero por que Maja?
– ?Quien sabe? -respondio Patrik-. Probablemente, una advertencia para mi. Por algo que he hecho o he dejado de hacer durante el desarrollo del caso. ?Bah, no se! -exclamo en un arrebato de frustracion-. Pero lo mas importante ahora es seguir trabajando a tope para resolverlo cuanto antes. Mientras tanto, ninguno de nosotros dormira tranquilo.
– ?Que hacemos primero? ?Interrogamos a Kaj?
– Si -dijo Patrik abatido-. Interroguemoslo.
– No habras olvidado que Kaj estaba en el calabozo ayer cuando…
– No, hombre, claro que no lo he olvidado -respondio Patrik irritado-. Pero eso no significa que no este implicado de todos modos. O que no tenga otros delitos de los que responder.
– Vale, era solo por si acaso -dijo Martin levantando las manos en actitud defensiva-. Bueno, voy a dejar la cazadora y nos vemos alli.
Patrik estaba recogiendo sus cosas para ir a la sala de interrogatorios cuando sono el telefono. Vio en la pantalla que era Annika y descolgo el auricular con la esperanza de que no fuese nada importante. Se moria de ganas de emprenderla con el cerdo que tenian arrestado, y ahora mas que nunca.
– ?Si? -se oyo decir en tono seco.
Pero se dijo que Annika era dura de pelar y que no se dejaria amilanar por eso. Patrik la fue escuchando con creciente interes y dijo al fin:
– De acuerdo, mandamelos.
Corrio hacia el despacho de Martin, que acababa de quitarse la cazadora, y le explico:
– Charlotte y Niclas han venido a la comisaria para hablar conmigo. Tendremos que dejar el interrogatorio hasta que sepa que quieren.
Sin esperar respuesta, volvio a su despacho a toda prisa. Segundos mas tarde, oyo un ruido de pasos y un murmullo de voces que se acercaban por el pasillo. Los padres de Sara entraron temerosos en su despacho. Patrik se sorprendio ante el aspecto extenuado de Charlotte. Desde la ultima vez que la habia visto, era como si hubiese envejecido varios anos y la ropa le quedaba enorme. Tambien Niclas parecia agotado, pero no tan maltrecho como su mujer. Se sentaron y quedaron en silencio unos segundos. Patrik se pregunto que seria tan importante como para presentarse asi, sin pedir cita.
Fue Niclas quien tomo la palabra.
– Queriamos decirles que… les hemos mentido. O, mas bien, que hemos callado cosas que deberian saber, lo cual es tanto como mentir.
Patrik sentia muchisima curiosidad, pero aguardo a que Niclas quisiera continuar.
– Las lesiones de Albin, las que creian… o, bueno, las que creen seguro que eran obra mia…, en realidad era…, era…
Parecia no encontrar el nombre, asi que Charlotte termino la frase:
– Era Sara.
Lo dijo con un tono de voz mecanico, vacio de todo sentimiento. Patrik dio un salto en la silla. Desde luego, no esperaba oir eso.
– ?Sara? -pregunto sin entender nada.
– Si -confirmo Charlotte-. Ya saben que Sara tenia problemas. Le costaba controlar sus impulsos y estallaba en imprevisibles ataques de ira. Antes de que naciera Albin, dirigia la rabia contra nosotros, pero, claro, nosotros eramos adultos y podiamos defendernos y conseguir que tampoco se hiciese dano a si misma. Cuando nacio Albin…
Su voz se quebro. Bajo la vista y la clavo en sus manos temblorosas.
– Cuando nacio Albin, todo empeoro hasta el punto de escapar a nuestro control -remato Niclas-. En nuestra simpleza, creimos que seria bueno para Sara tener un hermanito, alguien de quien sentirse responsable y a quien proteger. Aunque ahora, bien mirado, fuimos bastante ingenuos. Sara odiaba a Albin y la dedicacion que nos reclamaba. Y no dejaba escapar la menor oportunidad de hacerle dano. Por mas que intentabamos tenerlos siempre vigilados, resultaba imposible. Era tan rapida…
Niclas miro a Charlotte, que confirmo sus palabras con un leve asentimiento. El prosiguio:
– Lo intentamos todo: asistentes sociales, psicologos, terapia, medicacion… Probamos con todas las vias. Intentamos cambiar su alimentacion: le suprimimos los azucares y todos los hidratos de carbono de rapida