– ?Se rechaza la protesta! ?Conteste la pregunta!

– Si… supongo que si.

– ?Habria podido usted ahogar a su esposa en la banera y luego cerrar la puerta desde fuera?

Ruger se incorporo a medias, pero Havel levanto un dedo amonestador.

– ?Contesta el acusado la pregunta del fiscal?

Mitter se humedecio los labios.

– Desde luego -contesto con tranquilidad-. Pero no lo hice.

Ferrati se quedo callado unos segundos. Luego volvio la espalda a Mitter como si ya no pudiera tenerle delante de sus ojos. Cuando tomo de nuevo la palabra habia bajado la voz media octava y hablaba despacio, como si discutiera con un nino. Como si estuviera convenciendole.

– Senor Mitter, usted no se acuerda de nada de aquella noche… y sin embargo afirma que no ha matado a su esposa. Ha tenido un mes para pensar y debo reconocer que me esperaba una actitud mas logica en un profesor de filosofia. ?Por que no reconocer al menos que usted no recuerda si la mato o no?

– No podria olvidar una cosa asi.

– ?Perdon?

– No podria olvidarlo si hubiera ahogado a mi esposa. No me acuerdo de haberla matado… luego no la he matado.

Ruger se sono. Posiblemente fuera un intento de desviar la atencion de la ultima replica de Mitter. En ese caso resulto en vano porque Ferrati la repitio, aunque un poco deformada. De pie ante el jurado, a poca distancia, insistio:

– ?No me acuerdo, luego soy inocente! Les ruego, queridos miembros del jurado, que retengan esas palabras en sus corazones y que las sopesen… ?Que es lo que encuentran en ellas? Veo que ya saben la respuesta: ?pesan menos que el aire! ?Y eso es lo que hay en toda esta defensa! ?Aire, solo aire!

Clavo de nuevo la mirada en Mitter.

– Senor Mitter, por ultima vez… ?Por que no reconoce que mato a su esposa, Eva Ringmar, ahogandola en la banera? ?Por que se empena en negarlo?

– Tengo que recordarle que lo reconoci antes de la pausa -dijo Mitter-. ?Quien es el que se empena?

La respuesta arranco una aprobacion evidente entre los asistentes y Havel tuvo que empunar el mazo. Ferrati aprovecho para consultar algo con su asesor antes de acercarse por ultima vez a Mitter.

– Diga lo que hizo mientras esperaba a la policia.

– Pues… puse un poco de orden.

– ?Que hizo usted con la ropa que su esposa y usted llevaban la noche anterior?

– La lave.

– ?Donde?

– En la lavadora.

Ferrati se quito las gafas y las metio en el bolsillo interior.

– Mientras su esposa yace muerta en la banera y usted espera a la policia, ?aprovecho la ocasion para lavar ropa?

– Si.

Nueva pausa.

– ?Por que, senor Mitter? ?Por que?

– No lo se.

Ferrati se encogio de hombros. Se alejo y se puso detras de su asiento. Abrio los brazos.

– Senor juez, no tengo mas preguntas que hacer al acusado.

Havel miro el reloj.

– Nos queda media hora para la comida. ?Cuanto tiempo necesita el abogado?

Ruger se levanto y salio al ruedo.

– Es suficiente. Mi cliente esta sufriendo una presion psiquica muy fuerte y yo voy a hablar muy poco… Senor Mitter, ?como estaba la puerta de su piso? ?Estaba abierta o cerrada con llave aquella tarde y durante la noche?

– No estaba cerrada con llave. No cerramos… no cerrabamos nunca cuando estabamos en casa.

– ?Ni siquiera por la noche?

– No, nunca.

– ?Que pasa con la puerta del edificio, la puerta de la calle?

– Esa debe estar cerrada con llave, pero no lo ha estado nunca, que yo recuerde.

Ruger se volvio a Havel con un papel.

– Tengo aqui un certificado del casero que afirma que la puerta del edificio Kaniken, 6, no estaba cerrada con llave la noche de los hechos… Senor Mitter, ?no significa esto que cualquiera hubiera podido meterse en su piso y asesinar a su esposa la noche del 5 de octubre?

– Si, supongo que si.

– Si decimos que usted se durmio, pongamos que hacia las diez de la noche, ?no es incluso posible que su esposa se haya ido del piso…?

– ?Pura especulacion! -grito Ferrati, pero Havel no le concedio mas que una mirada de refilon.

– ?… se haya ido del piso sin que usted se enterara? -continuo Ruger.

– No lo creo -contesto Mitter.

– No, pero ?no es descartable?

– No…

– ?Que otras amistades masculinas tenia su esposa?

– ?Que quiere usted decir?

– Pues que ella ha tenido que tener otros hombres ademas de usted. Ustedes solo estuvieron juntos medio ano. Ella se separo de su anterior marido, Andreas Berger, hace seis anos. ?Sabe usted que relaciones ha tenido desde entonces?

– Ninguna en absoluto -contesto Mitter secamente.

Ruger parecio desconcertado.

– ?Como lo sabe?

– Porque me lo dijo ella.

– ?Le entiendo bien cuando dice que su esposa no tuvo relacion alguna con ningun hombre durante seis anos?

– Si.

– Era una mujer hermosa, senor Mitter. ?Como es posible? ?Seis anos!

– No tuvo ningun otro hombre, ?entendido? Crei que era usted mi abogado… senor juez, ?tengo derecho a interrumpir el interrogatorio?

El juez Havel parecio por un momento ligeramente confundido, pero antes de que llegara a tomar una decision, habia vuelto a tomar la palabra Ruger.

– Perdoneme, senor Mitter, solo quiero que la cosa este del todo clara tambien para el jurado. Permitame no obstante darle la vuelta a la pregunta. Su esposa, Eva Ringmar, era, segun opinion generalizada, una mujer hermosa y atractiva. Aunque ella misma no deseara tener relaciones, debe haber habido otros hombres que… hayan manifestado interes…

Mitter no contesto.

– Antes de que apareciera usted, por lo menos… Por ejemplo, ?que pasaba en su instituto?

Pero Mitter no tenia ninguna gana de contestar, era obvio. Se reclino en el asiento con los brazos cruzados sobre el pecho.

– Eso tiene que preguntarselo usted a otros, senor abogado… Yo no tengo mas que anadir.

Ruger vacilo antes de dejar caer la siguiente pregunta.

– Y la rina del Mefisto que menciono el fiscal, ?no tenia pues nada que ver con otro hombre?

– Nada.

– ?Esta usted seguro?

– Naturalmente.

De pronto se entrometio Ferrati.

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