– ?Chilla? ?A que te refieres? -pregunto, pero era una pregunta estupida-. Deja, olvidalo, Jesper. No tengo ninguna gana de oir eso.

– ?No, hombre! ?No me refiero a eso! Chilla cada vez que no hay un tio en casa, y en este momento no hay ninguno. Es un conazo, ni mas ni menos.

?No tenia ningun tio? Entonces, ?que cono habia pasado con el poeta de gafas de concha? ?Habia encontrado una musa con mas dinero en la cartera? ?Una que fuera capaz de cerrar el pico de cuando en cuando?

Carl miro al paisaje empapado. El GPS decia que tenia que pasar por Rodby y por Brakne-Hoby, y parecia un terreno accidentado y embarrado. Joder, cuantos arboles habia en aquel pais.

– Por eso quiere volver a Ronneholtparken -continuo el muchacho-. Alli al menos te tiene a ti.

Carl sacudio la cabeza. Menudo cumplido.

– Bueno, Jesper. Vigga no puede volver a casa de ninguna de las maneras. Escucha: te doy mil coronas si le quitas la idea de la cabeza.

– Vaya. ?Y como voy a hacerlo?

– ?Como? Encuentrale un novio, chaval, ?es que no tienes ideas? Dos mil si lo consigues antes del fin de semana. Entonces podras volver a casa; si no, no.

Dos pajaros de un tiro, Carl estaba satisfecho de si mismo. El joven al otro extremo de la linea estaba estupefacto.

– Y otra cosa: si vuelves a casa, no quiero volver a oirte refunfunar porque Hardy vive con nosotros. Si no te gustan las reglas no tienes mas que seguir viviendo en la casita de la pradera.

– ?Como?

– ?Esta claro? Te doy dos mil si lo arreglas antes de este fin de semana.

Hubo un momento de silencio. La idea tenia que atravesar un filtro adolescente compuesto de falta de voluntad, pereza y una buena dosis de torpeza resacosa.

– Dos mil, dices -se oyo despues-. Vale. Pegare algunos anuncios por ahi.

– Vaya.

Carl dudaba de la bondad del metodo. El habia imaginado mas bien que Jesper debia invitar a un monton de pintores frustrados a la cabana con huerta. Asi verian con sus propios ojos el magnifico -y sobre todo gratuito- taller que podian conseguir por la adquisicion de una hippy bien usada.

– ?Y que vas a escribir en esos anuncios?

– Ni puta idea, Charlie.

Se quedo cavilando un momento. Seguro que se le ocurria algo especial.

– Podria ser algo de este estilo: «Hola, mi madre esta buena y busca un tio bueno. Abstenerse amargados y pobretones» -declamo, y se rio.

– Vaya. Igual deberias pensar alguna otra cosa.

– ?Pues claro! -Jesper volvio a reir con voz ronca por la resaca-. ?Charlie, tio! Ya puedes ir sacando el dinero del banco.

Luego corto la comunicacion.

Carl miro algo desconcertado al salpicadero y al paisaje de casas pintadas de rojo y vacas que pacian bajo el aguacero.

No habia nada como la tecnologia moderna para amalgamar los elementos de la vida.

Hardy dirigio a Carl una mirada triste y mustia cuando este entro en la sala.

– ?Donde has estado? -pregunto en voz baja mientras Morten le retiraba pure de patata de la comisura de los labios.

– Bueno, dando una vuelta por Suecia. He ido a Blekinge y he pasado la noche alli. De hecho, esta manana me he plantado en la puerta de una comisaria bastante bonita de Karlshamn y he llamado, en vano. Esos son casi peores que nosotros. Como ocurra algun delito en sabado, mala suerte.

Se permitio reir con ironia, pero a Hardy no le hizo gracia.

Pero lo que decia Carl no era del todo cierto. En la comisaria habia de hecho un portero automatico. «Apriete B y diga que quiere», ponia en un letrero al lado. Y el lo intento, pero no entendio ni jota cuando el guardia le respondio. Luego debio de chapurrear en ingles con fuerte acento sueco, y Carl no entendio ni papa de lo que decia. Asi que se marcho.

Carl dio una palmada en el hombro de su corpulento inquilino.

– Gracias, Morten. Ya me encargo yo de darle la comida. ?Me haces mientras tanto un cafe? Pero que no este muy fuerte, por favor.

Siguio con la vista el majestuoso trasero de Morten dirigiendose hacia la zona de la cocina. ?Habia estado comiendo tarta de queso dia y noche las dos ultimas semanas? Sus gluteos parecian ruedas de tractor.

Despues volvio la cabeza hacia Hardy.

– Pareces triste. ?Ha ocurrido algo?

– Morten me esta matando poco a poco -susurro Hardy, jadeando ligeramente en busca de aire-. Me obliga a comer todo el dia, como si no hubiera otra cosa en que ocuparse. Comida grasienta que me hace cagar todo el tiempo. No entiendo que se tome la molestia; joder, luego me tiene que limpiar el culo el. ?No puedes pedirle que me deje en paz? ?Al menos de vez en cuando?

Sacudio la cabeza cuando Carl quiso meterle otra cucharada en la boca.

– Y no para de hablar todo el santo dia. Me vuelve loco. Paris Hilton y la nueva ley de sucesion al trono, el pago de pensiones y chorradas asi. ?Que me importa a mi? Los temas de conversacion vuelan por el aire como en una corriente espesa de banalidades varias.

– ?No puedes decirselo tu?

Hardy cerro los ojos. Vale, por lo visto lo habia intentado. A Morten no era facil hacerlo cambiar de parecer.

Carl asintio con la cabeza.

– Claro que se lo dire, Hardy. ?Como va todo, por lo demas? -pregunto con el mayor cuidado. Era una de esas preguntas que estaban rodeadas de un campo de minas.

– Tengo dolores fantasma.

Carl vio la nuez de Hardy luchando por tragar saliva.

– ?Quieres agua?

Cogio la botella de agua del soporte lateral de la cama e introdujo con cuidado la pajita doblada entre los labios de Hardy. Si Hardy y Morten se enfadaban, ?quien iba a hacer aquello todo el dia?

– ?Dolores fantasma, dices? ?Donde? -quiso saber Carl.

– En la parte trasera de la rodilla, creo. Joder, no es facil de saber. Pero me duele como si alguien me estuviera pegando con un cepillo metalico.

– ?Quieres una inyeccion?

Asintio en silencio. Se la pondria Morten enseguida.

– Lo de la sensibilidad del dedo y el hombro ?como va? ?Aun puedes mover la muneca?

Las comisuras de Hardy se hundieron. Fue respuesta suficiente.

– Oye, ?tu no estuviste colaborando en un caso con la Policia de Karlshamn?

– ?Por que? ?Por que lo preguntas?

– Veras, es que me hace falta un dibujante de la Policia para que haga el retrato de un asesino. Tengo un testigo en Blekinge que puede describirlo.

– ?Y…?

– Me hace falta el dibujante ahora mismo, y la punetera Policia sueca es tan habil a la hora de cerrar sus comisarias locales como nosotros. Pues eso, que a las siete de la manana estaba frente a un edificio amarillo enorme en la Erik Dahlsbergsvagen de Karlshamn, leyendo un letrero. «Cerrado sabados y domingos. Resto de la semana, abierto de 9.00 a 15.00», nada mas. ?Un sabado!

– Ya. ?Y que quieres que haga?

– Podrias pedir a tu amigo de Karlshamn que le hiciera un favor al Departamento Q de Copenhague.

– Joder, vete a saber si mi amigo sigue trabajando en Karlshamn. De aquello hace por lo menos seis anos.

– Entonces estara en otro sitio. Lo buscare en la red, basta que me digas el nombre. Seguramente seguira en la Policia sueca, ?no era un alumno modelo? Lo unico que tienes que pedirle es que levante el receptor y llame a

Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату