un dibujante de la Policia. Solo se trata de eso. ?No lo harias acaso por nuestro companero sueco si el te lo pidiera?

Los pesados parpados de Hardy no anunciaban nada bueno.

– Sale caro haciendolo en fin de semana -informo despues-. Y eso si es que hay algun dibujante cerca de tu testigo que quiera tomarse la molestia.

Carl miro a la taza de cafe que le habia dejado Morten en la mesilla. Si no fuera porque sabia que no, podria pensarse que habia cogido una lata de aceite y la habia consumido al fuego para oscurecerlo mas.

– Menos mal que has venido -comento Morten-. Asi puedo salir.

– ?Salir? ?Adonde vas?

– Al cortejo funebre de Mustafa Hsownay. Sale de la estacion de Norrebro a las dos de la tarde.

Carl asintio con la cabeza. Mustafa Hsownay, una victima inocente mas de la lucha por el mercado de hachis entre los circulos de moteros y las bandas de inmigrantes.

Morten levanto el brazo e hizo ondear por un breve segundo una bandera que seguramente seria iraqui. A saber de donde diablos la habia sacado.

– Fui a clase con uno que vivia en Mjolnerparken, donde mataron a tiros a Mustafa.

Otros quiza habrian vacilado ante la debilidad de los argumentos solidarios.

Pero Morten estaba hecho de otra pasta.

Estaban tumbados muy cerca uno del otro. Carl en el sofa con los pies en la mesa baja, y Hardy en la cama de hospital con su largo cuerpo paralizado vuelto de costado. Habia tenido cerrados los ojos desde que Carl encendio el televisor, y la expresion amarga de su boca se habia difuminado poco a poco.

Eran como un matrimonio de ancianos que por fin se abandonan al final del dia en la compania insustituible de noticias y presentadores maquillados. Durmiendo en paz un sabado por la noche. Solo faltaba que se cogieran de la mano para que la imagen fuera perfecta.

Carl levanto con trabajo sus pesados parpados y observo que el noticiario que estaba viendo era el ultimo del dia.

Asi que ya era hora de preparar a Hardy para dormir y meterse en la cama como es debido.

Se quedo mirando la pantalla, donde el cortejo de Mustafa Hsownay se movia con lentitud por Norrebrogade con digna calma y en silencio. Miles de rostros silenciosos pasaron ante las camaras, mientras desde los balcones arrojaban tulipanes de color rosa hacia el coche funebre. Inmigrantes de todo tipo, y otros tantos daneses de segunda generacion. Muchos cogidos de la mano.

El hervidero de Copenhague habia perdido furor por un momento. Todos estaban contra la guerra entre bandas.

Carl asintio en silencio. Estaba bien que Morten estuviera alli. Seguro que no habia muchos de Allerod. Joder, tampoco estaba el.

– Mira, Assad -se oyo decir a Hardy en voz baja.

Carl lo miro. ?Habia estado despierto todo el tiempo?

– ?Donde?

Miro a la pantalla y vio enseguida la cabeza redonda de Assad asomando entre la gente de la acera.

Al contrario que los demas, no dirigia la mirada hacia el coche funebre, sino mas atras, hacia el cortejo. Su cabeza se movia imperceptiblemente de lado a lado como la de una fiera que sigue con la mirada a su presa entre la espesura. Estaba serio. Despues la imagen desaparecio.

?Que cono…?, se dijo Carl.

– Ostras, parecia del Servicio de Informacion -gruno Hardy.

Carl desperto en su cama hacia las tres con el corazon martilleandolo y un edredon que pesaba doscientos kilos. No se sentia bien. Era como una fiebre repentina. Como si una horda de virus lo hubiera atacado y paralizado su sistema nervioso simpatico.

Jadeo en busca de aire y se llevo la mano al pecho. ?Por que siento panico?, penso, mientras echaba en falta una mano que agarrar.

Abrio los ojos en la habitacion negra.

Esto me ha pasado antes, penso, y recordo el ataque mientras el sudor le pegaba la camiseta al cuerpo.

Lo que lo provoco la vez anterior fue el tiroteo a que los sometieron a el, a Anker y a Hardy en Amager.

?Podria ser lo mismo?

«Trata de recordar el episodio para poder distanciarte», solia decirle Mona durante el tratamiento.

Apreto los punos y recordo los temblores del suelo cuando alcanzaron a Hardy y la bala que le rozo la frente a el. La sensacion de cuerpo contra cuerpo cuando Hardy lo arrastro en su caida y lo pringo de sangre. El intento heroico de Anker por detener a los atacantes pese a estar herido de gravedad. Y el ultimo disparo mortal que dejo impresa para siempre la sangre del corazon de Anker en las sucias tablas del suelo.

Lo repaso todo varias veces. Recordo su verguenza por no haber hecho nada, y el asombro de Hardy ante lo sucedido.

Y el corazon de Carl seguia martilleando.

– Me cago en la puta -dijo entre dientes varias veces mientras encendia la luz y un cigarrillo. Manana mismo iba a telefonear a Mona para decirle que volvia a tener problemas. La llamaria y se lo diria del modo mas encantador posible, anadiendo una pizca de impotencia. Puede que asi ella correspondiera con mas de una consulta. La esperanza es lo ultimo que se pierde.

Sonrio al pensar en ello y se metio el humo hasta el fondo de los pulmones. Luego cerro los ojos y volvio a sentir el corazon percutiendo como un taladro. ?Estaba enfermo grave, o que?

Se levanto con dificultad y bajo las escaleras tambaleandose. Mierda, no iba a quedarse solo alli arriba con un ataque al corazon.

Entonces se desplomo, y desperto en el mismo sitio para ver a Morten zarandeandolo con restos de una bandera iraqui pintada en la frente.

Las cejas del medico de guardia expresaban que Carl le habia hecho perder el tiempo. El comunicado era breve: exceso de trabajo.

?Exceso de trabajo! Una ofensa poco habitual, a la que siguieron unas observaciones topicas del doctor sobre el estres, y despues un par de pastillas que noquearon a Carl y lo enviaron al pais de los suenos.

Cuando desperto el domingo a la una y media tenia la cabeza pesada, llena de imagenes horribles, pero el corazon latia normal.

– Que llames a Jesper -dijo Hardy desde su camilla cuando finalmente Carl consiguio bajar del dormitorio-. ?Estas bien?

Carl se encogio de hombros.

– Me rondan por la cabeza cosas que no puedo controlar -respondio.

Hardy trato de sonreir, y Carl se podia haber mordido la lengua. Era lo jodido de tener a Hardy tan cerca. Habia que pensar las cosas antes de abrir la boca.

– He estado pensando en lo de Assad ayer -comento Hardy-. ?Que sabes realmente de el? ?No deberias conocer a su familia? ?No es hora de que le hagas una visita?

– ?Por que lo dices?

– Es normal que uno se interese por los colegas, ?no?

?Colegas? ?Ahora iba a resultar que Assad era su colega?

– Te conozco, Hardy -dijo-. Algo te traes entre manos. ?En que estas pensando?

Hardy torcio los labios hacia abajo en una especie de sonrisa. Desde luego, estaba bien que te entendieran.

– Bueno, es que de pronto lo vi diferente en la tele. Como si no lo conociera. ?Tu conoces a Assad?

– Podrias preguntarme si conozco a alguien por completo. ?Quien conoce a quien en realidad?

– ?Donde vive? ?Lo sabes?

– En Heimdalsgade, por lo visto.

– ?Por lo visto?

?Donde vive? ?Como es su familia? Aquello parecia un interrogatorio a fondo. Y por desgracia, Hardy tenia razon. Seguia sin saber un carajo sobre Assad.

– ?Dices que llame a Jesper? -cambio de tema.

Hardy asintio ligeramente con la cabeza. Estaba claro que no habia terminado con el asunto de Assad.

Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату