vislumbrar sin problemas la caseta de botes a traves de los juncos y matorrales, incluso podia ver toda su propiedad.

Edificios gris verdoso y ranas que saltaban para salvar la vida cada vez que daba un paso.

Aparte del tenue cabeceo del agua y el ronroneo del generador, todo estaba en calma cuando se metio en el agua con la manguera.

El eslabon mas debil de todo el proceso era aquel generador. Antes solia funcionar de forma continua durante todo el proceso, pero al cabo de unos anos empezo a chirriar en el eje, asi que ahora debia hacer una visita mas a la casa para ponerlo en marcha. De hecho, estaba pensando en cambiarlo.

La bomba de agua, por el contrario, era fantastica. Antes solia tener que llenar el deposito a mano, pero ya no era necesario. Hizo un gesto afirmativo, satisfecho, y escucho el eficaz chapoteo de la manguera, acompanado del murmullo del generador. Ahora solo tardaba media hora en llenar el deposito con agua del fiordo, tenia tiempo suficiente.

Fue entonces cuando oyo ruidos procedentes de la caseta suspendida sobre estacas.

Desde que se compro el Mercedes, podia sorprender sin dificultad a los que estaban encadenados dentro. Habia costado bastante, pero era el precio a pagar por la comodidad y un motor silencioso. Ahora podia acercarse sigilosamente a la caseta de botes sabiendo que los que estaban dentro no sabian nada de su proximidad.

Esta vez fue igual.

Samuel y Magdalena eran especiales. Samuel, porque le recordaba a si mismo con su edad. Elastico, rebelde y explosivo. Magdalena era mas bien lo contrario. La primera vez que la observo por la mirilla de la puerta de la caseta se quedo conmocionado por lo mucho que le recordaba a un enamoramiento prohibido y a las consecuencias que tuvo. Los sucesos que cambiaron toda su vida. Si, recordaba demasiado bien a la chica cuando miraba a Magdalena. La misma caida de ojos, la misma expresion atormentada, la misma piel fina bajo la cual se entrelazaban unas venas sutiles.

Dos veces antes se habia acercado con sigilo a la caseta y retirado la tira de tela asfaltica que tapaba la mirilla.

Cuando se acercaba mucho a la mirilla podia ver todo lo que sucedia dentro. Los ninos separados por un par de metros de distancia. Samuel en la parte trasera y Magdalena junto a la puerta.

Magdalena lloraba mucho, pero en silencio. Cuando sus fragiles hombros empezaban a temblar bajo la debil luz, su hermano tiraba de su correa de cuero para atraer la atencion de su hermana, para poder consolarla con su mirada calida.

Era su hermano mayor y haria cuanto pudiera por liberarla de las correas cenidas, pero no podia. Por eso lloraba tambien el, pero no lo mostraba. Su hermana no debia verlo asi. Desviaba la cabeza un momento, se recuperaba y volvia a girar hacia ella y hacia el payaso moviendo la cabeza arriba abajo y sacudiendo el torso.

Igual que su hermana y el cuando solia imitar a Chaplin.

Habia oido reir a Magdalena tras la cinta adhesiva. Rio durante un breve instante, despues la realidad y el miedo volvieron. La noche en que fue a la caseta para que saciaran la sed por ultima vez, oyo desde lejos el tenue canturreo de la chica.

Puso el oido contra las planchas de la caseta de botes. Pese a la cinta adhesiva, se apreciaba bien lo clara y nitida que era su voz. Ya conocia la letra. Lo habia acompanado durante la infancia, y la odiaba con toda su alma.

Cerca de ti Senor, quiero morar, tu grande y tierno amor quiero gozar. Llena mi pobre ser, limpia mi corazon, hazme tu rostro ver en la afliccion.

Despues retiro con cuidado la tela asfaltica y aplico las gafas nocturnas a la mirilla.

La cabeza de ella estaba inclinada hacia delante, y sus hombros caidos, asi que parecia mas pequena de lo que era. Su cuerpo se balanceaba lentamente de lado a lado al compas del salmo que estaba cantando.

Y cuando termino se quedo aspirando por las fosas nasales a intervalos cortos. Como ocurre con los animalitos asustados, casi podia intuirse lo duro que debia trabajar el corazon para seguir el paso de todo. De los pensamientos, de la sed y el hambre, del miedo por lo que podia ocurrir. El hombre dirigio su mirada hacia Samuel, y comprendio enseguida que Samuel no estaba tan resignado como su hermana.

Al contrario, retorcia el torso sin cesar contra la pared inclinada. Esta vez no para hacer el payaso.

No, ahora incluso oia lo que era. Antes habia creido que era una discordancia mas del generador.

Era evidente que estaba haciendo el chico. Restregaba la correa de cuero contra las tablas del techo inclinado. La desgastaba para que cediera.

A lo mejor habia encontrado algun pequeno saliente en la tabla contra el que desgastar la correa. A lo mejor era un nudo de la madera.

Ahora veia con mayor nitidez el rostro del chico. ?Estaba sonriendo? ?Habria progresado tanto que tenia razones para hacerlo?

La chica tosio un poco. Las ultimas noches habian sido humedas, y eso la habia minado.

El cuerpo es debil, estaba pensando cuando ella se aclaro la garganta tras la cinta adhesiva y empezo a tararear de nuevo.

Dio un respingo. Aquel salmo era la introduccion invariable de su padre a todos los funerales.

?Permanece junto a mi! Ahora que cae la tarde, pronto imperara la sombra, ?no te separes de mi! Cuando no valgan la ayuda y consuelo ajenos, ?ayuda de los desvalidos, permanece junto a mi! Mis dias terrenos pronto se acabaran, todo brillo y jubilo mundano marchito, aqui todo se desvanece y transforma; ?tu que no cambias, permanece junto a mi!
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