bueno.
– ?Es un caso nuevo, o sea? -pregunto Assad, interesado, con la mirada fija en el cuadrado marron-. ?Quien ha abierto el paquete?
Carl senalo hacia arriba con el pulgar.
– ?Rose, ven un momento! -grito hacia el pasillo.
Rose tardo cinco minutos en aparecer. Era el tiempo exacto que, segun ella, senalaba quien decidia lo que habia que hacer, y sobre todo cuando. Uno se acostumbraba.
– ?Que te parece si te doy tu primer caso para ti sola, Rose? -pregunto Carl, empujando suavemente el paquete hacia ella.
No le veia los ojos, ocultos bajo el flequillo negro punki, pero desde luego no estaba contenta.
– Seguro que es algo de porno infantil o trafico sexual, ?verdad, Carl? Algo de lo que no quieres ocuparte tu. Asi que no, gracias. Si no tienes energia para eso, deja que nuestro camellero se de una vuelta por la pista de circo. Yo tengo otras cosas que hacer.
Carl sonrio. Nada de palabrotas ni patadas al marco de la puerta. La chica parecia estar casi de buen humor. Volvio a empujar el paquete hacia ella.
– Es un mensaje que ha estado en una botella. Todavia no lo he visto. Podriamos abrirlo juntos.
Rose arrugo la nariz. El escepticismo era su fiel companero.
Carl quito la tapa de la caja, aparto los cachivaches de poliespan, saco la carpeta de carton y la deposito en la mesa. Despues rebusco entre el poliespan y encontro tambien una bolsa de plastico.
– ?Que lleva dentro? -pregunto Rose.
– Supongo que los cascos de la botella.
– ?La han roto?
– No, simplemente la han desmontado. Hay instrucciones de uso en la carpeta donde se explica como reconstruirla. Un juego de ninos para una mujer con manos tan diestras como las tuyas.
Ella le saco la lengua y sopeso la bolsa en la mano.
– No pesa mucho. ?De que tamano era?
Carl empujo el expediente hacia ella.
– Lee.
Rose dejo la caja de carton sobre la mesa y desaparecio por el pasillo. Entonces volvio la paz. Quedaba una hora de trabajo; despues Carl iria en tren hasta Allerod, compraria una botella de whisky y se doparia y doparia a Hardy con un vaso con hielo y un vaso con pajita, respectivamente. Seguro que iba a ser una noche tranquila.
Cerro los ojos; no llevaba ni diez segundos dormitando cuando vio ante si a Assad.
– He descubierto algo, Carl. Ven a ver. Esta en la pared, justo ahi fuera.
Algo extrano sucedia con el nervio del equilibrio cuando uno estaba completamente fuera del mundo circundante unos pocos segundos, observo Carl mientras se apoyaba aturdido en la pared del pasillo y Assad senalaba orgulloso uno de los expedientes colgados.
Carl se apresuro a volver a la realidad.
– ?Te importa repetirlo, Assad? Perdona, es que estaba pensando en otra cosa.
– Decia si no creias que el inspector jefe de Homicidios, entonces, deberia fijarse un poco en ese caso, ahora que hay todos esos incendios en Copenhague.
Carl comprobo que sus piernas estaban firmes y se acerco al expediente de la pared sobre el que Assad habia puesto el dedo. Era un caso de hacia catorce anos. Se trataba de un incendio con resultado de muerte, posiblemente un incendio provocado, en las cercanias de Damhussoen. El caso estaba relacionado con el descubrimiento de un cuerpo humano que estaba tan desfigurado por el fuego que no pudo establecerse el momento del fallecimiento, ni el sexo ni el ADN. Y la cosa se complico al no haber personas desaparecidas que coincidieran con el cadaver. Al final se archivo el caso. Carl lo recordaba perfectamente. Fue uno de los casos de Antonsen.
– ?Por que crees que tiene algo que ver con los devastadores incendios de ahora, Assad?
– ?Devastadores?
– Si, destructivos.
– Pues ?por esto! -dijo Assad, senalando una fotografia con detalles del esqueleto-. Mira esa especie de estrechamiento en la falange del dedo pequeno. Tambien aqui pone algo de eso.
Bajo el expediente del tablon de anuncios y busco la hoja del informe.
– Lo describen aqui. «Como si hubiera llevado un anillo durante muchos anos», pone. Hay una especie de estrechamiento en todo el perimetro.
– ?Y…?
– En el dedo pequeno, Carl.
– Ya. ?Y…?
– Cuando estuve en el Departamento A, habia un cadaver al que le faltaba el dedo pequeno en el primer incendio.
– Vale. Se dice dedo menique. Se llama asi, Assad.
– Si, y en el siguiente incendio habia un estrechamiento en el dedo pequeno del hombre que encontraron. Igual que aqui.
Carl noto que sus cejas se arqueaban bastante.
– Creo que deberias subir al segundo piso y contar al inspector jefe lo que acabas de decirme.
Assad sonrio, radiante.
– No lo habria visto si no fuera porque la foto estaba colgada delante de mis narices todo el tiempo. Curioso, ?verdad?
Era como si la impenetrable coraza de arrogancia punkinegra que protegia a Rose se hubiera resquebrajado un tanto con la nueva tarea. Al menos no empezo echandole el documento sobre la mesa, sino que primero aparto los ceniceros, y despues coloco el mensaje con cuidado, casi con veneracion, sobre el escritorio de Carl.
– No se entiende mucho -indico-. Debe de estar escrito con sangre, y la sangre se ha humedecido lentamente por el agua de condensacion y se ha corrido al papel. Ademas, las letras estan bastante mal escritas. Pero se lee bien el encabezamiento. Mira que claro esta. Pone «SOCORRO».
Carl se inclino hacia delante de mala gana y vio los restos de letras. Puede que el papel hubiera sido blanco alguna vez, pero ahora estaba marron. En varios sitios faltaban algunos pedazos del borde, probablemente habrian desaparecido cuando desplegaron el mensaje despues de su viaje por el mar.
– ?Que investigaciones se han hecho? ?Pone algo de eso? ?Donde encontraron la botella? ?Y cuando?
– La encontraron cerca de las Islas Orcadas. Aparecio en una red de pesca. Pone que en 2002.
– ?En 2002? Desde luego, se lo han tomado con calma para hacernosla llegar.
– La botella se quedo olvidada en el alfeizar de una ventana. Seguramente por eso se ha formado tanta agua de condensacion. Ha estado expuesta al sol.
– Borrachines de escoceses… -rezongo Carl.
– Hay tambien unas muestras de ADN bastante inservibles. Y varias fotos ultravioleta. Han intentado dejar el mensaje en las mejores condiciones posibles. ?Mira! Aqui hay un intento de reconstruccion del texto del mensaje. Y ya se entiende algo.
Carl vio la fotocopia y tuvo que tragarse lo de los escoceses borrachines. Porque si se comparaba el mensaje original con el intento -elaborado, iluminado y acondicionado- de reconstruir lo que podia haber estado escrito, el resultado era impresionante.
Observo el papel. A lo largo de los anos, es probable que mucha gente haya estado fascinada con la idea de enviar un mensaje en una botella para que alguien la pesque y lea el texto en las antipodas. Pensando que tal vez asi se desplieguen ante ellos nuevas e inesperadas aventuras.
Pero se dio cuenta de que no era el caso de aquel mensaje embotellado. Aquello era de lo mas serio. Nada de travesuras infantiles, ningun
Un desesperado grito de socorro.