La vispera reunio informacion sobre otra familia potencial, y despues estuvo pensando en ir a la casa de Isabel en Viborg y hacer desaparecer el ordenador, pero ?de que iba a servirle si ya habia enviado la informacion que tenia sobre el a su hermano?
Y luego estaba la cuestion de cuanto sabia Rakel. ?Le habria contado todo Isabel?
Por supuesto que si.
Estaba claro, las mujeres debian morir.
Alzo la vista hacia el cielo. Seguia existiendo una lucha entre Dios y el, siempre habia sido asi. Desde su ninez.
?Por que no lo dejaba Dios en paz?
Se concentro, abrio el ordenador, encontro el numero de la unidad de Traumatologia del Hospital Central y hablo con una secretaria prepotente que no tenia muchas novedades que ofrecer.
Ambas mujeres habian sido trasladadas a la unidad de Cuidados Intensivos, eso era lo que sabia.
El se quedo un rato mirando el cuaderno de notas.
Cuidados Intensivos. UCI 4131.
Telefono: 35454131.
Tres pequenos datos que significaban la muerte para algunas y la vida para el. Podia reducirse a algo asi de sencillo, sin importar que ojos lo observaban desde el cielo todopoderoso.
Tecleo en Google el numero de la Unidad y casi lo primero que salio en la lista de busquedas fue la pagina web de la llamada Clinica de Terapia Intensiva del Hospital Central.
Era una web clara. Limpia y esterilizada como el propio Hospital Central. Pincho en «Informacion practica» y despues en «Informacion para familiares.pdf», y consiguio un manual que le decia cuanto deseaba saber.
Recorrio la pagina.
Cambio de turno: 15.30-16.00, ponia. Asi que era entonces cuando debia golpear. En el momento de mayor agitacion.
En aquellas instrucciones increibles ponia que las visitas y presencia de familiares podian ser un gran consuelo y apoyo para el paciente. Sonrio. Bueno, pues en adelante seria un familiar. Compraria un ramo de flores, eso si que era reconfortante. Y su rostro exhibiria la expresion adecuada, para que vieran a las claras lo afectado que estaba.
Siguio leyendo. Aquello iba cada vez mejor. Ponia que todos los familiares o amigos cercanos de un paciente ingresado alli eran bienvenidos a cualquier hora del dia o de la noche.
?Amigos cercanos a cualquier hora del dia o de la noche!
Lo penso bien. Iba a ser mejor que se hiciera pasar por un amigo cercano, era mas dificil de comprobar. Amigo cercano, e intimo de Rakel. Uno de su comunidad. Adoptaria el dialecto cerrado del centro de Jutlandia, que justificaria que se quedara tanto tiempo. Tanto tiempo como le hiciera falta. Al fin y al cabo, habia venido de muy lejos.
Todo eso y mas ponia en las instrucciones para las visitas. Cuando habia que esperar en la sala de familiares. Donde se podia tomar te y cafe. Que las consultas con los medicos podian hacerse durante el dia. Tambien incluia bonitas fotos del interior de las habitaciones, indicaciones precisas sobre lo que podia esperar de las sondas y de los aparatos de supervision.
Miro las fotografias de aquellos aparatos y se dio cuenta de que se trataba de matar rapido y salir de alli lo antes posible. En el momento en que un paciente muriera en una unidad de cuidados intensivos como aquella, todos los aparatos darian la alarma. El personal de la sala de observacion se enteraria enseguida. Estarian alli en nada de tiempo. Los intentos de reanimacion se pondrian en marcha en pocos segundos. Eran profesionales, y asi debian actuar.
De manera que no solo tendria que matar rapido, deberia ser tambien una muerte certera, para que no pudieran revivir a las muertas, y lo mas importante de todo era que no surgieran sospechas inmediatas de que la causa de la muerte pudiera no ser natural.
Paso media hora delante del espejo. Se dibujo arrugas en la frente, se cambio de peluca y transformo el contorno de los ojos.
Cuando termino miro satisfecho el resultado. Tenia ante si a un hombre abatido por el pesar. Un hombre entrado en anos con gafas, pelo canoso y mal cutis. Cosa bastante alejada de la realidad.
Abrio la puerta con espejo de su botiquin. Tiro de un cajon y saco cuatro embalajes de plastico de entre muchos otros.
Jeringuillas corrientes, de las que podian comprarse en la farmacia sin receta. Agujas corrientes, como las que emplean a diario miles de adictos para pincharse con la bendicion de la sociedad.
No necesitaba mas.
Llenar la jeringa de aire, meterla en una vena y apretar el embolo. La muerte seria rapida. Le daria tiempo para ir de una sala a otra y cargarse a las dos antes de que sonara la alarma.
Era cuestion de cronometrar bien.
Busco la seccion 4131. Rotulos directivos y un ascensor casi hasta la puerta, creia el. Bastaba con saber el numero de seccion, de ahi se sacaba la entrada, el piso y la unidad, segun ponia en la guia del hospital.
Entrada 4, piso 13, unidad 1. Asi debia ser, pero el ascensor solo subio hasta el piso 7.
Miro el reloj. El cambio de turno se acercaba, no habia tiempo que perder.
Adelanto a un par de ancianos con muletas y busco informacion en la entrada principal. El hombre de la ventanilla parecia venir de un empleo mejor, pero era efectivo y amable.
– No, no hay que leerlo asi. Es la entrada 4.1, piso 3, unidad 1. Vaya a la entrada 4.1 y coja el ascensor.
Senalo la direccion, y por si acaso paso un papel fotocopiado por debajo de la ventanilla, donde habia escrito los numeros a boligrafo. «El paciente esta en la habitacion…», ponia, y despues las cifras.
Que forma tan perfecta de conducirlo al lugar del crimen. ?Bravo!
Salio en la tercera planta y comprobo enseguida que alli estaba el letrero de la seccion 4131 de la Unidad de Cuidados Intensivos. Una puerta doble con cortinas blancas conducia al interior. De no haberlo sabido, habria pensado que era una funeraria.
Sonrio. De hecho lo era, en cierto sentido.
Si alli dentro habia la misma actividad que en el pasillo, donde no se veia un alma, excepto varios carros de ropa vacios, aquello iba a ser pan comido.
Empujo las puertas de vaiven.
La estancia no era grande, aunque lo pareciera. Lo que no habia previsto era la energia que se desplegaba alli dentro. Se habia imaginado una gran concentracion y trabajo en silencio, pero no era el caso. Al menos en aquel momento, no.
Tal vez la hora elegida no era tan adecuada como habia pensado.
Atraveso dos pequenas salas para visitas y se encamino directo a recepcion. Un mostrador curvo multicolor capaz de detener a cualquiera.
La secretaria lo saludo con la cabeza; estaba ordenando sus papeles.
Mientras tanto, el miro alrededor.
Habia medicos y enfermeras por todas partes. Algunos dentro de las habitaciones; otros se afanaban en los cubiculos provistos de ordenadores, colocados a la entrada de las habitaciones de los pacientes. Y despues, estaban los que se desplazaban por el pasillo con paso decidido.
Puede que sea por el cambio de turno, se dijo para si.
– ?He venido en un mal momento? -pregunto a la secretaria en un jutlandes cerrado.
Ella miro su reloj de pulsera y despues lo miro con amabilidad.
– Bueno, un poco. ?A quien busca?
Entonces afloro el semblante preocupado que habia estado ensayando.
– Soy amigo de Rakel Krogh -dijo.
La secretaria ladeo la cabeza.
– ?Rakel? Aqui no hay ninguna Rakel Krogh; querra decir Lisa Krogh, ?verdad? -aventuro, y miro a la pantalla-. Aqui pone Lisa Karin Krogh.
?En que diablos estaba pensando? Rakel era el nombre que empleaba en la comunidad, no su nombre verdadero. Si ya lo sabia.
– Ah, si, perdone. Lisa, por supuesto. Vera, es que pertenecemos a la misma comunidad, y alli empleamos