nuestros nombres biblicos. Para nosotros, Lisa se llama Rakel.

La expresion facial de la secretaria se transformo ligeramente, pero no gran cosa. ?No creia lo que estaba contandole o es que sentia aversion por la gente religiosa? ?Iba a pedirle su documentacion?

– Si, y tambien conozco a Isabel Jonsson -anadio, antes de que ella reaccionara-. Somos amigos los tres. Las han ingresado juntas, por lo que tengo entendido, en la unidad de Traumatologia, ?no es asi?

Ella asintio en silencio. Una sonrisa un tanto forzada, pero algo es algo.

– Si -admitio-. Ahora estan aqui las dos.

Senalo la sala y dijo el numero.

En la misma habitacion. Mejor, imposible.

– Tiene que esperar un momento. Vamos a trasladar a Isabel Jonsson a otra unidad, y los medicos y enfermeras estan preparandola. Por cierto, ha venido otra visita para Isabel Jonsson, asi que debera esperar hasta que se haya marchado el. Preferimos que solo haya un grupo a la vez en la habitacion -informo, senalando la sala de espera cercana a la salida-. Esta esperando ahi. Puede que lo conozca.

Una informacion inquietante.

Se volvio rapido hacia la sala de espera. Si, en la sala habia un hombre cruzado de brazos, estaba solo. Llevaba uniforme de la Policia. Casi seguro que era el hermano de Isabel; si, no cabia duda. Los mismos pomulos salientes, la misma nariz y el mismo rostro. No era una buena noticia.

Miro a la secretaria con expresion esperanzada.

– Isabel ?esta mejorando?

– Parece ser que si -respondio ella-. No solemos hacer traslados a planta a menos que haya mejoria.

«Parece ser que si», decia. Por supuesto que lo sabia con seguridad. Pero no sabia cuando iba a hacerse el traslado, y seguro que podia ser en cualquier momento.

Muy desafortunado. Ademas, estaba el hermano de Isabel.

– Entonces, ?podre hablar con Rakel? ?Esta consciente? Perdon, quiero decir con Lisa.

La mujer sacudio la cabeza.

– No, Lisa Krogh sigue en coma.

El inclino la cabeza.

– Pero Isabel esta consciente, ?verdad? -pregunto con voz queda.

– No lo se, preguntele a esa enfermera -dijo la secretaria, senalando a una mujer rubia de aspecto cansado que paso trotando con un fajo de expedientes bajo el brazo. La secretaria se volvio hacia otro visitante que se habia acercado al mostrador. La audiencia habia terminado.

– Perdone -dijo a la enfermera con el brazo a media altura. En su chapa ponia «Mette Frigaard-Rasmussen»-. ?Sabe si Isabel Jonsson esta consciente? ?Puedo entrar a hablar con ella?

Puede que no fuera su paciente, puede que no fuera su turno, puede que no fuera su dia, o puede que estuviera exhausta; lo cierto es que lo miro por las delgadas rendijas de sus ojos y respondio abriendo unos labios igual de finos.

– ?Isabel Jonsson? Ah, si. Esta… -Se quedo un momento mirando al frente-. Esta consciente, pero la tenemos muy medicada y tiene la mandibula rota, asi que no habla muy bien. De hecho, por ahora no puede comunicar nada, pero todo llegara.

Despues le sonrio haciendo un esfuerzo, y el dio las gracias y dejo que siguiera con su dura jornada.

Isabel no podia comunicar: por fin una buena noticia. Asi que se trataba de aprovechar la situacion.

Apreto los labios, se alejo de la sala de espera y continuo por el pasillo. Pronto tendria que salir rapido de alli. Preferia tomar el ascensor al exterior con total tranquilidad, pero si habia otras posibilidades debia conocerlas.

Paso junto a varias habitaciones donde yacian pacientes en situacion extrema rodeados de medicos y enfermeras trabajando con esmero y de forma pausada. En la sala de observacion, habia varias personas con bata mirando concentradas a las pantallas y hablando en voz baja. Todo estaba controlado.

Un auxiliar paso junto a el y tal vez se pregunto que hacia alli. Despues se sonrieron y el siguio adelante.

Las paredes estaban pintadas de colores. Colores y cuadros intensos. Tambien cristal coloreado. Todo irradiaba vida. La muerte alli no era bienvenida.

Torcio al llegar a una pared roja y observo que habia un pasillo que discurria paralelo por el que habia venido. La parte izquierda parecia componerse de una serie de pequenos cuartos para uso del personal. Al menos habia rotulos con nombres y titulaciones junto a las puertas. Miro a su derecha y penso que podria volver a bajar a recepcion por alli, pero al acercarse vio que no tenia salida. Eso si, habia un ascensor. Tal vez su medio de huida.

Vio la bata colgada tras la puerta en un cuarto donde habia ropa de cama y diversos utensilios en estanterias. Debia de ser para lavar, al menos habia otras cosas para lavar alli.

Dio un paso lateral, cogio la bata, se la colgo del brazo y espero un momento antes de volver a dirigirse a recepcion.

En el camino saludo al mismo auxiliar de antes, y palpo el bolsillo de la chaqueta para comprobar si estaban las jeringas.

Desde luego que estaban.

Se sento en un sofa azul en la primera y mas pequena de las salas de espera sin que el policia que estaba en la sala mas grande de atras levantara la cabeza. A los cinco minutos exactos el policia se levanto de su asiento y se dirigio a la recepcion. Dos medicos y un par de ayudantes acababan de salir de la habitacion donde estaba su hermana, y mientras tanto los nuevos rostros del personal se distribuian entre sus respectivos puestos.

Estaban en pleno cambio de turno.

El policia saludo con la cabeza a la secretaria y ella le devolvio el saludo. Si, habia via libre. El hermano de Isabel Jonsson podia entrar.

Lo siguio con la vista y lo vio desaparecer en la habitacion. Dentro de poco llegaria un celador a por su hermana. No era el mejor inicio para su plan.

Si Isabel estaba tan recuperada como para que la trasladaran, debia matarla a ella primero. Puede que no hubiera tiempo para mas.

Todo dependia de que tuviera el tiempo suficiente. Por eso debia hacer salir al hermano enseguida, aunque fuera peligroso. No le gustaba nada la idea de tener que acercarse a aquel hombre. Puede que Isabel le hubiera contado algo, es lo que le habia dicho. Y puede que supiera demasiado. Entonces tendria que cubrirse el rostro cuando se acercara a el.

Espero hasta que la secretaria empezo a recoger sus cosas y cedio su puesto a una persona mas descansada.

Se puso la bata.

Era el momento.

Al entrar no reconocio a las mujeres enseguida, pero en la cama mas alejada el policia hablaba a su hermana Isabel mientras le cogia la mano.

Entonces la mujer que estaba junto a la puerta, con una telarana de mascaras, sondas y goteros alrededor, debia de ser Rakel.

Tras ella habia un muro de sofisticados aparatos emitiendo destellos y pitidos. Su rostro estaba cubierto casi por completo, igual que su cuerpo. Bajo la manta se adivinaban lesiones graves y danos irreparables.

Miro hacia Isabel y su hermano.

– ?Que ha pasado, Isabel? -acababa de preguntar el hermano.

Entonces el se coloco entre la pared y la cama de Rakel y se agacho.

– Lo siento, pero no puede seguir en la habitacion, senor Jonsson -anuncio, mientras se inclinaba sobre Rakel y levantaba sus parpados como si estuviera examinando sus pupilas. La verdad es que parecia estar en un coma profundo. Despues continuo-. Vamos a trasladar a Isabel. Mientras tanto, puede ir a la cafeteria. Cuando vuelva le diremos adonde han trasladado a su hermana. ?Puede volver dentro de media hora?

Oyo que el policia se levantaba y decia un par de frases de despedida a su hermana. Un hombre acostumbrado a obedecer.

Hizo un breve saludo de perfil al policia cuando este abrio la puerta y se marcho, y luego se quedo un momento mirando a la mujer de la cama. Raro seria que aquella mujer pudiera constituir jamas una amenaza para el.

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