– Ah, eso. No he llegado aun, tenia que retirar de la mesa los cachivaches de Yrsa. ?Corria prisa?

Carl registro en segundo plano a Assad agitando la mano en el aire en senal de advertencia. Cuidado, que se nos larga otra vez, queria decir; asi que Carl conto para si hasta diez.

Joder con la tia. ?No habia hecho lo que le habia pedido? ?Iba a ponerse otra vez en ese plan?

– Ya me perdonaras, Rose -dijo, en lucha consigo mismo-. En lo sucesivo precisaremos con claridad nuestras necesidades. ?Serias tan amable de conseguirnos esa informacion? Porque si que corre cierta prisa.

Hizo una vaga senal con la cabeza a Assad, que correspondio levantando el pulgar.

Rose ladeo la cabeza sin saber que responder.

Bueno, por fin habian aprendido a manejarla.

– Por cierto, Carl, tienes cita con el psicologo dentro de tres minutos, ?lo habias olvidado, quiza? -observo, mirando el reloj-. Si, no cabe duda de que andas justo de tiempo.

– ?A que te refieres?

Rose le tendio la direccion.

– Si vas corriendo, llegaras justo. Ah, y saludos de Mona Ibsen; dice que esta orgullosa de que sigas adelante.

El mensaje era claro: no le quedaba otro remedio.

Anker Heegaardsgade solo estaba a dos manzanas de Jefatura, pero la distancia fue suficiente para que Carl sintiera que le habian metido en el paladar una bomba de vacio que se afanaba en lograr que sus pulmones se colapsaran. Si era asi como Mona queria hacerle un favor, no le importaria que fuera mas comedida.

– Me alegro de que hayas venido -le dijo aquel psicologo que se hacia llamar Kris-. ?Te ha costado encontrarlo?

?Que se suponia que debia responder? Dos manzanas de distancia. El Departamento de Extranjeria, donde habia estado cientos de veces antes.

Pero ?que hacia el psicologo alli?

– Bromas aparte, Carl. Ya se que eres capaz de encontrar lo que sea. Y ahora estaras pensando que hago yo en este edificio. Pero en el Departamento de Extranjeria tenemos muchas cuestiones que precisan de un psicologo. Ya te puedes imaginar.

Aquel tipo era siniestro de verdad. ?Leia los pensamientos o que?

– Solo tengo media hora -anuncio Carl-. Trabajamos en un caso urgente.

Ademas, era la pura verdad.

– Vaya -comento Kris, y escribio algo en su informe-. La proxima vez debes tratar de guardar para la consulta el tiempo acordado, ?vale?

Saco un expediente cuyo fotocopiado debio de llevarle por lo menos dos horas.

– ?Sabes que es esto? ?Te han informado sobre esto?

Carl sacudio la cabeza, pero se hacia una idea.

– Ya veo que sospechas que es. Son los datos de tu expediente, y ademas estan los informes del caso que provoco que disparasen contra ti y tus companeros en la cabana de Amager. En relacion con eso, has de saber que dispongo de informacion de la que por desgracia no puedo hacerte participe.

– ?Que informacion?

– Tengo informes tanto de Hardy Henningsen como de Anker Hoyer, con quienes investigaste el caso. Por lo que pone aqui, tu estabas mas al tanto del caso que ellos.

– Ah, ?si? Pues no creo. ?Por que dicen eso? Estuvimos juntos en el caso desde el principio.

– Bien, sera una de las cosas en las que tal vez podamos avanzar en las consultas. Creo que quiza tengas alguna relacion con el caso, que has reprimido o quiza no deseas contar.

Carl sacudio la cabeza. ?Que carajo era aquello? ?Lo estaba acusando de algo?

– No tengo ninguna relacion especial -protesto, sintiendo que la irritacion acaloraba su rostro-. Era un caso de lo mas corriente. Aparte de que nos disparasen. ?Adonde quieres llegar con eso?

– ?Sabes por que reaccionas de forma tan vehemente ante el tiroteo cuando ha pasado tanto tiempo?

– Si; tambien tu lo harias si hubieras estado a un puto milimetro de morir y dos de tus mejores amigos no hubieran salido tan bien parados.

– ?Me estas diciendo que Hardy y Anker eran dos de tus mejores amigos?

– Eran mis colegas, si. Buenos companeros.

– Creo que eso cambia las cosas.

– Puede. No se si tu querrias tener a un paralitico en tu sala de estar, pero es lo que tengo yo. En ese caso, ?no dirias que soy un buen amigo?

– No me malinterpretes. Estoy seguro de que eres un tipo majo en muchos aspectos. Seguro que tambien has tenido mala conciencia por lo de Hardy Henningsen, asi que comprendo que tuvieras que hacer un esfuerzo extra con el. Pero ?estas seguro de que cuando trabajabais juntos tambien habia una sana camaraderia entre vosotros?

– Me gustaria pensar que si.

Joder, que tipo mas insoportable.

– Anker Hoyer tenia cocaina en la sangre cuando le hicieron la autopsia. ?Lo sabias?

Entonces Carl se hundio en algo que se suponia era un sillon. No, no tenia ni repajolera idea.

– ?Has tomado cocaina tambien tu, Carl?

Cada vez habia menos amabilidad en aquellos ojos azul claro que lo atenazaban. Habia estado flirteando con el sin ningun disimulo mientras Mona estaba presente. Guinitos gay y labios en punta que sonreian al mismo tiempo. Ahora parecia casi estar haciendo un interrogatorio de tercer grado.

– ?Cocaina? Desde luego que no. Detesto esa basura.

El psicologo Kris levanto la mano.

– Vale, vayamos en otra direccion. ?Tenias contacto con la mujer de Hardy antes de que se casara con el?

?Tenemos que hablar otra vez de ella? Miro al tipo, que esperaba hieratico.

– Si, lo tenia -reconocio al poco-. Era amiga de la chica con la que salia entonces. Fue asi como Hardy y ella se conocieron.

– ?No mantuvisteis relaciones sexuales?

Carl sonrio. Desde luego, era minucioso el tio. Le costaba entender que aquello pudiera ayudarlo contra la presion del pecho.

– Dudas. ?Que respondes?

– Respondo que esta es la terapia mas extrana en la que he participado. ?Cuando vas a apretarme las clavijas? Pero no, aparte de manosearnos no hubo nada.

– Manosearnos. ?Que abarca eso?

– Ostras, Kris. Aunque seas gay, podras imaginarte un poco de investigacion corporal heterosexual, ?no?

– O sea, que…

– Oye, mira, paso de darte detalles. Nos besamos y manoseamos un poco, pero no follamos. ?Vale?

Tambien lo apunto.

Entonces dirigio su mirada azul claro hacia Carl.

– En relacion con el caso que llamamos «el caso de la pistola clavadora», de los apuntes de Hardy Henningsen se desprende que tal vez tuvieras contacto despues con quienes te dispararon. ?Es eso cierto?

– Ni por el forro. Debe de ser un malentendido.

– Vale -admitio, mirando a Carl con una expresion que deberia exhortarlo a mostrar mas confianza-. Es lo que pasa, Carl: que si te pica el culo al acostarte, te huelen los dedos al despertar.

Ahi va la virgen. ?Tambien este iba a empezar en ese plan?

– ?Que…? ?Te has curado? -pregunto Rose desde el pasillo cuando volvio. Sonreia al decirlo, una sonrisa quiza demasiado amplia.

– Muy graciosa, Rose. A ti tampoco te vendria mal inscribirte en un cursillo de buenos modales.

– Ya -se atrinchero-. No puedes esperar que sea amable y politicamente correcta a la vez.

??Amable?! Santo cielo.

– ?Que has averiguado sobre las dos mujeres, Rose?

Ella le dio sus nombres, direcciones y edades. Ambas eran mujeres de mediana edad, sin ningun contacto con

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