Rose.

– Pusimos un tabique por esas tuberias. Desprenden amianto. Los de la Inspeccion de Trabajo se han quejado.

– ?Esas tuberias? -pregunto el jefe de maquinas senalando el techo mientras se daba la vuelta y volvia a su Gammel Dansk-. Joder, no teneis mas que quitarlas. Los tubos de la calefaccion estan en los pasillos laterales. Esos de ahi no cumplen ninguna funcion.

Su risa retumbo por todo el sotano.

Carl apenas habia terminado de soltar juramentos cuando aparecio Rose. Vaya, parecia que por una vez habia hecho su trabajo.

– Las dos estan vivas, Carl. Una de ellas, Lisa Karin Krogh, sigue muy grave, pero la otra saldra adelante, estan seguros.

Carl asintio en silencio. Bien, tendrian que ir al hospital a hablar con ella.

– Y en cuanto a su pertenencia religiosa, Isabel Jonsson pertenece a la Iglesia nacional, y Lisa Krogh es miembro de algo llamado la Iglesia Madre. He hablado por telefono con su vecino de Frederiks. Por lo visto es algo bastante raro, una especie de secta muy cerrada. Por lo que decia la mujer del vecino, fue Lisa Krogh la que convencio a su marido para entrar. Tambien cambiaron de nombre. El hombre paso a llamarse Joshua, y la mujer Rakel.

Carl aspiro hondo.

– Pero eso no es todo -continuo Rose, sacudiendo la cabeza-. Nuestros companeros de Slagelse han encontrado una bolsa de deportes entre la maleza del lugar del accidente. Parece ser que la arrojaron con fuerza del coche. Y ?que creeis que habia dentro? Un millon de coronas en billetes usados.

– Lo he oido todo -se oyo la voz de Assad detras de Carl-. ?Ala es grande!

Ala es grande, justo lo que iba a decir Carl.

Rose ladeo la cabeza.

– Por otra parte, me he enterado de que el marido de Lisa Karin Krogh murio en el tren entre Slagelse y Soro el lunes por la noche. Mas o menos al mismo tiempo que su mujer tuvo el accidente. La autopsia dice que de un ataque al corazon.

– Me cago en la puta -exclamo Carl. Aquello le daba muy mala espina. Lo asaltaron todo tipo de temores. Incluso sintio un sudor frio bajandole por la espalda.

– Antes de subir a la habitacion de Isabel Jonsson vamos a ver como esta Hardy -propuso Carl. Cogio la luz azul de emergencia de la guantera y la puso tras el parabrisas. Una forma excelente de ahuyentar a los vigilantes de aparcamiento cuando aparcabas en un lugar no muy legal.

– Va a ser mejor que esperes fuera, ?te importa? Es que debo hacerle algunas preguntas.

Encontro a Hardy en una habitacion con vistas, como suele decirse. Amplias ventanas con panoramicas de las nubes, que se separaban unas de otras como piezas de un rompecabezas revuelto.

Hardy dijo que estaba bien. Sus pulmones se habian resecado y las exploraciones terminarian pronto.

– Pero no me creen cuando les digo que puedo girar la muneca -protesto.

Carl no hizo ningun comentario. Si era una idea fija que tenia Hardy, no seria el quien se la quitara de la cabeza.

– Hoy he estado con el psicologo, Hardy. No con Mona, sino con un tiparraco que se llama Kris. Me ha contado que habias escrito cosas sobre mi en un informe que no me habias ensenado. ?Recuerdas algo de eso?

– Solo escribi que conocias el caso mejor que Anker y que yo.

– ?Por que escribiste eso?

– Porque era verdad. Conocias al viejo que encontramos asesinado, Georg Madsen.

– Que voy a conocerlo, Hardy. No tenia ni idea de quien era Georg Madsen.

– Si que lo conocias. Lo habias utilizado de testigo en algun caso, no recuerdo en cual, pero es verdad.

– Te equivocas, Hardy -declaro, sacudiendo la cabeza-. Pero no importa. Estoy aqui por otro caso, solo queria saber como te iba. Recuerdos de Assad, esta aqui conmigo.

Hardy arqueo las cejas.

– Antes de que te vayas tienes que prometerme una cosa, Carl.

– Dime, viejo amigo, vere que puedo hacer.

Hardy trago saliva un par de veces antes de hablar.

– Tienes que dejarme volver a tu casa cuando salga de aqui. Si no lo haces, morire.

Carl lo miro a los ojos. Si habia una persona que a base de fuerza de voluntad era capaz de acelerar su propia ascension a los cielos, era Hardy.

– Pues claro, Hardy -dijo con voz queda.

Vigga tendria que seguir con su Carcamal aturbantado.

Estaban esperando el ascensor en la entrada 4.1 cuando se abrio la puerta y salio uno de los antiguos instructores de Carl en la Academia de Policia.

– ?Karsten! -exclamo Carl, tendiendo la mano. El otro sonrio al reconocerlo.

– Carl Morck -dijo el policia tras unos segundos de reflexion-. Veo que has envejecido con los anos.

Carl sonrio. Karsten Jonsson. Otra carrera prometedora que habia terminado en un departamento de Trafico. Otro hombre que sabia como evitar el desgaste en aquel mundo.

Estuvieron hablando un rato de los viejos tiempos y de lo dificil que se estaba poniendo ser policia, y despues se dieron la mano para despedirse.

El apreton de manos de Karsten Jonsson le provoco una sensacion extrana en el cuerpo antes de que su cerebro llegara a registrar la razon. Era una sensacion indefinible pero inquietante que frenaba todo lo demas. Primero la sensacion, y despues la conciencia de que algo estaba a punto de revelarse.

Llego de repente. Por supuesto. Era demasiada coincidencia para tratarse de una casualidad.

El hombre parece triste, penso Carl. Habia salido del ascensor que llevaba a la Unidad de Cuidados Intensivos. Se apellida Jonsson. Pues claro que tiene que haber alguna relacion, dedujo.

– Dime, Karsten: ?estas aqui por Isabel Jonsson? -pregunto.

El policia asintio en silencio.

– Si, es mi hermana pequena. ?Llevas tu el caso? -quiso saber, mientras sacudia la cabeza sin comprender-. ?No trabajabas en el Departamento A?

– No, ya no. Pero tranquilo. Solo tengo un par de preguntas que hacerle.

– Creo que te va a costar. Tiene la mandibula inmovilizada y esta muy medicada. Acabo de estar con ella, y no ha dicho ni palabra. Me han hecho salir, porque iban a pasarla a planta. Me han dicho que esperase media hora en la cafeteria.

– Ya veo. Pues entonces creo que subiremos antes de que la trasladen. Me alegro de haberte visto, Karsten.

Uno de los ascensores anuncio su llegada, y un hombre con bata salio de el.

Les dirigio una sombria mirada fugaz.

Despues entraron al ascensor y subieron.

Carl habia estado en aquella unidad muchas veces antes. A menudo terminaba alli gente que habia tenido la mala suerte de cruzarse con imbeciles armados. Aquella era la segunda consecuencia grave de la delincuencia violenta.

Alli si eran competentes. Aquel era el lugar de la tierra donde querria que lo llevasen si le pasaba algo grave.

Assad y el abrieron la puerta y se quedaron mirando el ajetreo del personal sanitario. Al parecer, se habia producido una situacion de emergencia. Se dio cuenta de que no era el mejor momento para personarse alli.

Enseno su placa en el mostrador y presento a Assad.

– Hemos venido a hacer unas preguntas a Isabel Jonsson. Lo siento, pero corre prisa.

– Y yo siento decirle que sera imposible por ahora. Lisa Karin Krogh, que esta en la misma habitacion que Isabel Jonsson, acaba de fallecer, e Isabel Jonsson tampoco esta bien. Ademas, han atacado a una enfermera. Podria tratarse de un hombre que ha intentado asesinar a ambas mujeres, todavia no lo sabemos. La enfermera sigue inconsciente.

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