adentros.

Laureen se llevo la mano al cuello, de pronto cohibida.

– Bueno, es la calle donde el auditor de mi marido tiene su despacho.

Petra asintio con la cabeza y miro a la mujer alta; parecia desequilibrada.

– No se si hacemos bien en presentarnos en su casa. ?Ya nos enteraremos! -dijo Petra al cabo de un rato-. ?Viste hace un momento algo que se movia cerca de la puerta principal? -pregunto.

– ?Desde aqui ni siquiera soy capaz de ver la puerta! -contesto Laureen.

Cuando uno de los habitantes del barrio, ligeramente desconfiado, volvio a saludarlas por segunda vez, esta vez despues de haber paseado al perro, Petra agarro a Laureen por el brazo con decision y se la llevo hacia la casa.

– ?No creo que haya nadie en casa! ?Tu que opinas?

– Yo no he visto nada.

– Me temo que tendremos que tocar el timbre.

– ?Y que pasara si hay alguien en casa? ?Que puede hacernos Kroner?

– No tengo ni la menor idea.

Petra se detuvo y miro a Laureen con una mirada oscura.

– ?Pero recuerda. Laureen! ?Si algo malo ocurriera, recuerda que tu misma te has embarcado en este asunto, voluntariamente! ?No se te ocurra decir despues que no sabias lo que hacias!

Cuando Petra llamo a la puerta, se fijo en que la mujer alta daba un paso atras.

Despues de haber esperado un buen rato sin que nadie abriera la puerta, Petra fue la primera en romper el silencio.

– Estoy convencida de que estan juntos los tres. No estan aqui; creo que Stich y Lankau han recogido a Kroner y se lo han llevado a alguna parte.

– ?Por que crees eso?

– Porque Kroner no esta en casa y, aun asi, su coche esta aqui.

Hizo un gesto en direccion al cobertizo.

– ?Adonde pueden haber ido?

Laureen se estremecio. Le habia contado a Petra que era muy normal que tuviera frio despues de la caida de la tarde; no importa la estacion del ano en que se encontraran. Sin embargo.

aquella noche era la noche mas calida de septiembre de los ultimos muchos anos.

– No lo se, Laureen. ?Es que no lo entiendes? Los fines de semana suelen estar con sus respectivas familias. Y puesto que no estan en casa, es de suponer que estan en algun restaurante cenando, o que se han ido todos juntos a una velada de Heder y que ahora mismo estan cantando Im grunen Wald a viva voz o algo por el estilo. De hecho, ahora mismo pueden estar en cualquier sitio y hacer cualquier cosa. Siempre y cuando, esta claro, realmente esten con la familia. ?Pero no lo estan! ?Lo se! Esta noche, no. ?Han salido por su cuenta, solo Dios sabe a donde!

– ?Que te hace pensar eso?

– Cuando llame desde el hotel Colombi, Andrea Stich estaba sola en casa. Peter Stich no sale por ahi sin ella. Pueden decirse muchas cosas de el, pero jamas permitiria que Andrea se quedase sola en casa, si los demas se han llevado a sus mujeres. Ademas, el coche de la esposa de Kroner no esta. ?Seguramente la habra enviado de visita familiar o algo parecido! Y en cuanto a Lankau, es muy capaz de quitar a su mujer de en medio en un caso como este. ?No, estoy convencida de que estan juntos en este preciso instante!

– ?Y Bryan? ?Donde esta Bryan?

– Si -dijo Petra con un suspiro-, luego esta tu marido. Sin duda tambien es una de las razones por las cuales estan fuera.

Petra toqueteo su bolso. De momento, no tenia intencion de decir nada mas. Por primera vez aquel dia encendio un cigarrillo. Laureen nego con la cabeza cuando le ofrecio uno.

– ?La casa tiene otra entrada? -pregunto Laureen.

– Si, hay una puerta que da al jardin. Pero la puerta cochera es la unica entrada que da acceso al solar, si es eso en lo que estas pensando.

– No lo es.

Mientras Laureen desaparecia por la esquina mas proxima de la casa, Petra se puso a pensar en sus posibilidades. La vida en Friburgo seria muy dificil para ella y Gerhart. La vida que tenian en comun estaba basada en los vinculos que habian trabado a lo largo de los anos con aquellos tres hombres. Si mezclaban a la policia en el asunto, esos diablos sabrian como zafarse. La verdadera victima seria Gerhart y, por tanto, ella. ?O a lo mejor no! Si no implicaban a la policia en todo aquello, el desenlace podria resultar fatal para todos. Estaba convencida de que sabria defenderse de los hombres por separado. Pero si estaban juntos y la situacion se salia de madre serian peligrosos, muy peligrosos. Y esta situacion estaba a punto de darse.

La cuestion era que hacer y por donde empezar. Al fin y al cabo, estaban intentando encontrar al marido de Laureen y no al suyo. En realidad, podria haber dado media vuelta y desaparecer. Podia hacerle una visita a Gerhart, tal como deberia haber hecho ya, y luego volver a casa, donde la esperaban el televisor y los libros, los muebles y un monton de vecinos banales.

Fue la ultima asociacion de ideas la que sobre todo asusto a Petra. Ya llevaba demasiado tiempo haciendo lo mismo. Era preferible la nada. ?Cual era el riesgo que corria?

Al fin y al cabo, la muerte era lo mas cercano a la nada.

A juzgar por los zapatos de Laureen, habia examinado minuciosamente cada palmo del jardin que rodeaba la casa. La tierra le llegaba a los tobillos.

– No podemos entrar. He sacudido todas las puertas y ventanas que he encontrado en el camino -dijo, sin saber que, en aquel preciso instante, habia una persona al otro lado de la puerta, a unos pocos centimetros de ella, apretujandose contra el marco y conteniendo la respiracion.

Petra llamo a Lankau desde una cabina telefonica en la ultima via de acceso al barrio. Tampoco habia nadie en la casona de Lankau. Se quedo pensativa un rato, apoyada en la cabina; le extranaba.

– Tendremos que esperar a manana. Pueden estar en cualquier lugar -anuncio.

– ?No podemos esperar, Petra!

Petra sabia que Laureen tenia razon.

– ?No tienes ni la menor idea de donde pueden estar? -prosiguio Laureen-. ?No tendran algun refugio donde reunirse? Una oficina, un lugar apartado. ?Cualquier sitio!

La sonrisa que Petra le brindo era insondable pero compasiva.

– Laureen, escuchame bien. Lankau, Kroner y Stich son propietarios de casas en casi todas las calles de la ciudad; pueden estar en cualquier parte. ? De hecho, ya podrian estar de vuelta de donde acabamos de estar! En el sanatorio, en casa de Stich o de Kroner. Pueden estar en la casa de veraneo de Kroner en el lago de Titisee, pueden estar en la hacienda de Lankau, en el barco de Kroner que esta atracado en el Rin, cerca de Sasbach, o pueden estar de camino a algun lugar. Esperemos a manana.

– ?Ahora escuchame tu, Petra! -Laureen agarro a Petra de los hombros y la miro fijamente a los ojos-: ?Se trata de mi marido! Ya se que hay muchas cosas que pertenecen al pasado. Mi marido jamas me comento nada de lo que tu me has contado. Pero ?sabes que? ?Una cosa si se, ahora que lo pienso! Bryan tiene que acabar lo que ha venido a hacer aqui. ?El es asi! Y luego, gracias a Dios, hay algo mas: Bryan y yo llevamos casados muchos anos y estoy en disposicion de decir que, en muchos aspectos, somos diferentes. Sin embargo, hay un punto en el que nos parecemos. Los dos somos perdidamente pesimistas. Yo siempre me imagino lo peor, y eso tambien lo hace Bryan en cualquier situacion. Por esa misma razon, hasta el momento, debe de haber hecho todo lo posible por adelantarse a cualquier situacion complicada.

Laureen dejo de temblar.

– ?Que es, ahora mismo, lo peor imaginable?

Petra no tenia la menor duda:

– Que Stich, Kroner y Lankau intenten borrar las huellas del pasado que tanto les molestan. Son capaces de utilizar cualquier metodo. ?Sin remordimientos!

– ?Bryan debe de haberlo tenido en cuenta, Petra! ?A lo mejor nunca subio a esa montana! Si ha tenido ocasion de hacerlo, los habra seguido el. ?Donde pueden estar ahora los simuladores? Tendremos que averiguarlo. Porque alli estara tambien Bryan.

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