El chasquido de la bala al impactar en la viga al lado de su cabeza lo hizo mirar atras, sorprendido.

Cuando cayo el siguiente disparo, Lankau ya habia desaparecido en el mar de luz.

– ?Lo alcanzaste? -pregunto Laureen en un tono de voz ligeramente histerico. Habia hiperventilado durante un par de segundos antes de atreverse a abrir la boca-. ?Nos matara, Bryan! -prosiguio, empezando a lloriquear.

Bryan dudaba. A lo mejor lo habia alcanzado el segundo disparo. Se volvio hacia la ventana que daba a la carretera. Lo unico que vio fueron las siluetas tenues de unos arboles altos.

Durante un buen rato, Bryan estuvo convencido de que Lankau esperaba escondido en algun lugar. En realidad, no le hacia falta hacer otra cosa. Aunque Bryan tenia un comodin en la mano, su situacion no era buena. Laureen siempre seria una arma que Lankau podria utilizar en su contra. Si se alejaba de su esposa, Lankau no tardaria en precipitarse sobre ella. Habria utilizado el comodin en vano. Y que mas daba. De todos modos, su movilidad estaba fuertemente limitada al tener las piernas atadas; los brazos no le servirian de mucho.

Con el ultimo resuello de Laureen se hizo el silencio. Se empezaba a oir el aleteo lejano de los pajaros nocturnos. El zumbido de la depuradora de la piscina era el sonido mas cercano. Ninguna respiracion, ningun movimiento, ninguna senal de vida alla fuera, al otro lado de la extrana puerta.

– Nos va a matar, Bryan -repitio Laureen, esta vez en voz baja. Se sobresalto cuando Bryan la hizo callar con un siseo. No cabia duda, la puerta principal se habia abierto. No se habia oido, pero la comente de aire que de pronto recorrio la estancia lo corroboro.

Bryan se volvio sobre la espalda e intento apuntar hacia la puerta del pasillo. La idea de que Lankau pudiera tener una arma de fuego escondida en algun lugar le helo la sangre. En el preciso instante en que aparecio la silueta en la puerta, Bryan disparo. El marco se hizo astillas con un crujido. El agujero que dejo la bala era del tamano de una taza de te.

En cuanto la silueta cobro forma, Bryan sintio que su corazon dejaba de latir. El dedo en el gatillo se le paralizo, marchito, despojado de voluntad e intencion.

Podria haberse caido al suelo.

Totalmente iluminado por la luz del exterior aparecio el hombre por el que habia llorado durante toda una vida, en el que habia pensado, al que se habia sacrificado sumiendose en un abismal sentimiento de anoranza. El hermano que hacia tanto tiempo que habia perdido. El amigo al que habia fallado, abandonado y traicionado.

El lobulo partido de la oreja fue lo primero que Bryan vio. Era James.

De pronto lo tenia delante, como un espectro, mirandolo fijamente a los ojos. Apenas habia envejecido, simplemente estaba cambiado. Ni siquiera habia temblado cuando cayo el disparo. Simplemente se habia quedado inmovil, intentando comprender lo que estaba viendo.

Cuando avanzo, Bryan tartamudeo su nombre varias veces.

Laureen habia vuelto a dejar de respirar. Alternaba la mirada entre el extrano en el vano de la puerta y la terraza.

Bryan habia dejado de percibir la presencia de Laureen. La mano que sostenia la Kenju habia dejado de obedecerle, las lagrimas habian cegado sus ojos.

– ?James! -mascullo.

Mientras el espectro del pasado se arrodillaba, Bryan intento empaparse de cada uno de sus rasgos, como si fuera a desaparecer tan de prisa como habia aparecido. «?Estas vivo!», reian sus ojos.

El hombre, en cambio, no expresaba nada.

James miro a Laureen y luego volvio la mirada hacia la puerta. Un instante despues volvio la cabeza y miro a Bryan a los ojos, pero su mirada estaba muerta.

– Cuidado con Lankau -le suplico Bryan notando el aliento de su amigo contra su piel-. ?Esta aqui!

Al oir esas palabras. James le quito suavemente la pistola. Bryan suspiro profundamente. Era absolutamente maravilloso e increible. Volvio a alzar la mirada hacia su amigo y movio su brazo izquierdo.

– ?Desatame, James, pero hazlo rapido! -le pidio.

La saliva alcanzo el rostro de Bryan como un latigazo. El rostro de James se transformo en aquel preciso instante, de pronto retorcido y desconocido. La Kenju temblaba y apuntaba directamente a su sien. El cambio se habia producido con tal rapidez que a Bryan se le helo la sonrisa.

Al cabo de un momento, Lankau aparecio en la puerta tapando el mar de luz de la terraza. James lo miro sin mudar la expresion de su rostro.

CAPITULO 62

– Gerhart, ?que diablos haces tu aqui? -A pesar de sus maneras hoscas, Lankau se dirigio a el amablemente-. ?No porque me resulte inoportuno! ?En absoluto! -Lankau se acerco mientras se aseguraba contra cualquier incursion nueva y desagradable de Arno von der Leyen, que seguia tendido en el suelo-. ?Que bien que viniste, amigo! -Alzo la mano lenta y solicitamente-. Has hecho lo correcto. Me has ayudado. ?Has estado muy bien!

Por lo visto, los temblores en el cuerpo de Von der Leyen no cesaban. Su mirada suplicante dejaba entrever el sentimiento de abatimiento que se habia apoderado de el.

– Please! -eso fue todo cuanto pronuncio su boca.

La palabra alcanzo a Gerhart Peuckert como si hubiera sido una bofetada. Atrapado en el fuego cruzado de las imprecaciones de Lankau y del hombre echado en el suelo, Gerhart reculo hacia el pasillo. Su excitacion era imperceptible; el rostro, desnudo.

– ?Venga, Gerhart! -dijo Lankau con una sonrisa en los labios y alargo el brazo ligeramente. Gerhart sacudio la cabeza-. ?Relajate, Gerhart! Deja que la asegure. No deberias hacerlo tu. ?Venga! ?Ya paso todo!

Lankau lo miro fijamente a los ojos. El desafio que irradiaban era nuevo.

– ?Venga, Gerhart! ?Damela ya, si no me enfadare! -Lankau se pego a su costado-. ?Damela! -le ordeno, tendiendo la mano.

El desafio en la mirada de Gerhart iba en aumento. Le puso el seguro pero no le entrego la Kenju.

Entonces Lankau se retiro hacia el centro de la estancia y miro a Gerhart Peuckert como si fuera un colegial desobediente.

– ?Gerhart! -volvio a intentarlo Lankau-. ?Que crees que dirian Stich y Kroner, si te vieran ahora? Ahora me vas a dar la pistola, ?a que si?

Las palabras que siguieron lo dejaron atonito:

– ?No dirian nada! ?Estan muertos!

Lankau se quedo boquiabierto. Era la primera vez que habia oido hablar a Gerhart de manera coherente.

Era una situacion endiablada. ?Seria cierto lo que le acababa de decir el idiota? Lankau se acerco al telefono y marco el numero de telefono de Stich. Tras varios intentos infructuosos, llamo a Kroner. Tampoco contesto nadie. Lankau colgo y asintio con un gesto de la cabeza dirigido a Gerhart.

– No, no hay nadie en casa -dijo, frunciendo el ceno-. Tal vez tengas razon -prosiguio, incorporandose,

Gerhart lo miro como si lo hubieran interrumpido en mitad de una cadena de pensamientos. Aparentemente, las numerosas impresiones habian empezado a confundirlo.

– No se que creer -prosiguio Lankau, ladeando la cabeza-. ?Como has llegado hasta aqui, Gerhart?

– Andando -sono la respuesta al instante. Gerhart apreto los labios.

Lankau lo miro, vigilante.

– ?Has hecho bien, Gerhart! Pero ?por que no estas en casa de Peter y Andrea? ?Que ha pasado? -Lankau lo miro fijamente. El gesto atipico de Gerhart al encogerse de hombros y alzar la mirada podria haber enervado a cualquiera-. ?Viste algo? -continuo Lankau sacudiendo inmediatamente la cabeza al ver la mirada de Gerhart-, ?Que hay de Petra? ?Por que no fuiste a casa de Petra? Ella vive mas cerca de Stich.

– Petra estaba con esa -dijo Gerhart senalando acusatoriamente a Laureen, que seguia sentada con los ojos cerrados.

– ?Crees que Petra esta compinchada con esos dos? -Lankau dejo suspendida la pregunta en el aire un momento y volvio a fijar los ojos en la pistola que Gerhart sostenia en la mano laxa.

A medida que Lankau avanzaba hacia el, la boca de la pistola se fue enderezando.

– Podemos confiar el uno en el otro, ?no es asi, Gerhart? ?No, no temas, no voy a quitarte la pistola! ?Por que ibas a hacerme dano? ?Al fin y al cabo, soy el unico en el que puedes confiar!

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