CAPITULO 5
Cuanto mas lo pensaba Bryan, mas seguro estaba de que habia techo lo unico que podia hacer. Habia abierto los ojos y habia exhibido su nuevo estado cautelosamente. A lo largo del dia hubo un incesante trajin de enfermeros y soldados a traves del vagon, pero nadie se fijo en el.
A su lado yacia James, totalmente inmovil. Aparentemente dormia, tal vez desquitandose de toda una larga noche pasada en vela. Cada vez que una de las mujeres de la Gestapo que los vigilaban se desperezaba o se quedaba ligeramente adormecida, Bryan intentaba alargar una mano hacia la cama vecina para atraer la atencion de su companero. Una sola vez volvio la cabeza y suspiro profundamente. No paso nada mas, lo que preocupo a Bryan mucho mas que los golpes que daba la puerta delantera cuando los soldados de las SS hacian su ronda. El oficial de seguridad aparecia regularmente. La primera vez que Bryan advirtio los ojos frios que lo escudrinaban, su corazon dejo de latir. La segunda vez procuro que las sombras neutrales del techo fueran lo unico que vieran sus ojos. Y pese a que el oficial de negro fijo repetidamente la mirada en sus ojos abiertos y mortecinos, no se detuvo ni una sola vez. Por lo visto, tampoco el veia nada raro en su comportamiento Bryan disponia de tiempo de sobra para echar un vistazo a su alrededor regularmente. De vez en cuando, un debil rayo de sol penetraba a traves de las sombras aleteantes de la ventana y se posaba difusamente en ondas sobre los rostros marcados por la muerte de sus vecinos.
El tiempo se arrastraba lentamente.
Desde la salida del sol, el tren se habia movido a una velocidad muy baja. El convoy llego a detenerse casi por completo en un par de ocasiones. Los ruidos de coches y de actividad humana eran claros signos de que volvian a atravesar una poblacion.
Segun los calculos de Bryan, se dirigian hacia el suroeste y ya habian dejado Wurzberg atras. Su destino podia ser Stuttgart Karisruhe o una de las demas ciudades que todavia no habian quedado paralizadas por los bombardeos. Solo era una cuestion de tiempo hasta que estos monumentos a empresas preteritas fueran devastados. Los companeros de la Royal Air Force sobrevolarian la zona de noche, y los norteamericanos de dia, hasta que no quedara nada por que venir.
Durante la hora que precedio a la puesta del sol, Bryan estuvo esperando unicamente a que James se despertase En el siguiente cambio de guardia, su vigilante se sento agotada en la silla. Era su tercer turno. Era una mujer bella, ni agil ni joven pero con el mismo atractivo tempestuoso de las mujeres sonrientes y maduras de pechos abundantes que Bryan y James habian intentado desnudar con la mirada en la arena de las playas de. Dover. Bryan se obligo a apartar la mirada. Debia concentrarse en su situacion. Aquella mujer, su vigilante, no sonreia Estaba profundamente marcada por lo que habia vivido; pero era bella, eso si.
La mujer se desperezo y dejo caer los brazos mientras clavaba los ojos en el crepusculo que se cernia como una sombra sobre la nieve que volvia a caer en grandes copos. Las privaciones y predestinaciones de toda una vida se fundieron en su mirada Entonces se puso de pie lentamente y se acerco a la ventana Apoyo la frente contra el cristal empanado y dejo que el presente desapareciera durante un rato, dejando asi que Bryan pudiera actuar.
James retrocedio hasta el fondo de la cama cuando Bryan lo golpeo. Las leves sacudidas que le habia propinado no habian surtido efecto.
Ni un solo jadeo ni una boqueada de sorpresa se le escapo a James durante el transito entre el sueno y el repentino despertar; era precisamente esa capacidad de autocontrol que Bryan siempre habia admirado en el.
Los ojos, todavia entumecidos, seguian tranquilamente los gestos de Bryan en un intento de leer los movimientos exagerados de sus labios. De pronto su mirada volvio a enturbiarse y los parpados recobraron la pesadez, protegiendo asi traicioneramente el sueno confiado que acababa de abandonar. Los ojos de Bryan relampaguearon advirtiendole lo que podia llegar a suceder si James no reconsideraba la situacion y se esforzaba por cambiarla.
James empezo a cabecear. «Manten los ojos abiertos», indicaron los dedos de Bryan. «Haz ver que estas loco, chiflado», formaron sus labios. «Asi aun tendremos una posibilidad de escapar», suplicaron sus ojos con la esperanza de que James lo entendiera.
«Tu si que estas loco», le hizo saber James con gestos; era evidente que su companero se sentia molesto por las propuestas de Bryan.
«Y llegado el caso de un posible interrogatorio, ?que pueden hacernos si no contestamos?», intento seguir razonando Bryan. Sin embargo, James ya habia tomado su propia decision. «?Tu primero!», parecian decir sus gestos, que no admitian ser contradichos. Bryan asintio con la cabeza.
De hecho, ya habia empezado.
Aquella noche apagaron las luces en el vagon; pero antes, el medico hizo su ronda. La mujer de la Gestapo lo saludo con un gesto de la cabeza en respuesta a su saludo imponente y lo siguio en cada uno de sus movimientos. Todo tuvo lugar en cuestion de minutos.
Despues de haberles tomado el pulso a dos de los recien llegados, paseo la mirada por las hileras de camas examinando a cada uno de los pacientes por separado mientras seguia pasando revista. Al ver a Bryan, que estaba tendido con los ojos abiertos de par en par y las mantas medio caidas, se giro sobre las puntas de los pies en mitad de un paso y requirio la presencia de la vigilante. Tras proferir unos cuantos comentarios en un tono impetuoso se precipito hacia el fondo del vagon, dejando atras el eco del estampido que dio la puerta al abrirla de un tiron.
Tanto el medico como la enfermera que habian venido del otro vagon se inclinaron sobre el lecho y acercaron las cabezas al rostro de Bryan.
A este le resultaba extremadamente dificil seguir sus movimientos mientras tuviera que mantener la mirada perdida. Una sola vez rozaron su campo de vision, dandole otra cosa en que pensar que las maniobras fisicas a las que lo estaban sometiendo.
Una operacion sucedio a otra. Primero dirigieron una luz a sus ojos, luego lo increparon. Acto seguido lo golpearon en la mejilla y le hablaron empleando un tono suave. La enfermera poso la mano en su mejilla e intercambio algunas palabras con el medico.
Bryan esperaba que la mano buscaria la herramienta afilada, la insignia de enfermera que llevaba en el escote, pero no podia permitirse girar la cabeza hacia ella. Contuvo la respiracion y, tenso, espero el momento en que ella se la hundiria en las carnes. Cuando ocurrio, su reaccion al dolor fue dejar que los ojos dieran vueltas en sus cuencas hasta que el techo del vagon empezo a girar como una noria y se mareo.
Cuando volvio a pincharle, Bryan repitio el proceso y puso los ojos en blanco mientras los movia intermitentemente de un lado a otro en las cuencas lagrimosas.
Luego deliberaron un rato sobre el, volvieron a dirigir la luz a sus ojos y finalmente lo dejaron en paz.
En mitad de la. noche, James empezo a canturrear con voz apagada y la boca abierta. La vigilante alzo la vista y, confusa, paseo la mirada por toda la sala. Por un momento parecio que estuviera esperando una invasion de enemigos procedente de todos lados.
Bryan abrio los ojos y consiguio ponerse de lado antes de que se encendiera la luz. El contraste deslumbro momentaneamente a Bryan. Tambien el se habia perdido en las profundidades del sueno.
La ilusion estaba muy lograda y resultaba extremadamente convincente. La expresion de la cara de James no solo era distante, vaga y colmada de una locura serena, sino que le habia anadido un aire de dolor e indiferencia. El efecto era grotesco y repulsivo. Las manos reposaban sobre la manta, relajadas pero a la vez torcidas por las munecas y totalmente impregnadas de excrementos. Sus unas estaban cubiertas de grumos de heces y unas rayas pegajosas se dibujaban a traves del vello rubio de los brazos. La manta, la funda de la almohada, la sabana, la cabecera, el camison, todo estaba embadurnado de aquella masa pegajosa y maloliente.
Finalmente James habia sucumbido a sus necesidades.
Movida por el asco, la vigilante se llevo los brazos al pecho y dio un paso atras.
Lo ultimo que oyo Bryan antes de volver a sumirse en un sueno superficial y vigilante y una vez que todos