entusiasmo.

Irian a Dover.

Fue la senora Teasdale quien finalmente pago el pato y tuvo que poner su bicicleta en aquel trueque.

Y la lona del globo fue el envoltorio.

Cuando llegaron a su destino, los chicos escondieron la lona debajo de un cargadero mientras el senor Teasdale y la hija se encargaban del trato.

La vitrina ya tenia dueno. Jill estaba desconsolada. Durante el viaje de vuelta. James tuvo que darle unas palmaditas de consuelo a su hermana mayor. «?Quieres que te preste mi panuelo?», fue su ultima oferta. Jill miro con incredulidad los restos que habia depositados en aquel trapo y se echo a reir. «?Creo, hermanito, que necesitas mas el mio que yo el tuyo!»

James todavia era capaz de evocar sus hoyuelos.

El panuelo que ella le habia ofrecido era de color azul con una cenefa que Jill habia bordado.

En los tiempos que siguieron, Bryan vio con asombro como su amigo se ataba todas las mananas su talisman -el panuelo-al cuello. Los chicos llevaban dos semanas esperando que llegara el viento.

Por fin llego el dia. El viento se habia levantado, en la cresta del acantilado soplaba con tal frescura que las gaviotas apenas eran capaces de dirigir sus agresivos vuelos en picado contra ellos y los dos muchachos habian rellenado las camas con almohadas y edredones. Los chicos se cogieron por el hombro dejando volar la mirada hacia la Tierra Prometida, al otro lado del canal.

La direccion del viento era idonea.

Luego recogieron el baul de mimbre con la lena que habian escondido entre los arboles de la ladera de tierra en otono. Ataron aquella cesta, aquel modelo de gondola, con cinco buenos cabos por debajo de la abertura del globo. Luego depositaron los lenos debajo del arbol cuya copa ornaba la lona. Cuando desaparecio la oscuridad, el fuego llevaba horas crepitando bajo el globo creciente.

Antes de que se hubieran llenado las tres cuartas partes del globo, salio el sol sobre un cielo despejado que les permitio vislumbrar el contorno del continente europeo. Unos cuantos pensionistas madrugadores paseaban a lo largo de la hilera de cabinas de bano de la playa publica.

James jamas olvidaria aquellas voces.

Durante los minutos criticos que antecedieron a su viaje, James cometio varios errores. En el mismo instante en que aparecieron los primeros banistas de la manana, exigio que emprendieran el vuelo inmediatamente para que no los descubrieran. Bryan habia protestado; la lona todavia no estaba suficientemente llena.

– Confia en mi -le habia dicho James-. ?Todo ira como estaba previsto!

Cuando finalmente el viento levanto el globo la primera pulgada del suelo, James se habia sentido seguro. La lona se hinchaba de forma imponente sobre sus cabezas; oval, abarquillada y enorme. Entonces solto el ultimo amarre y arrojo un par de lenos mas por la borda.

La silueta gigantesca del globo cabeceo un instante en el borde del acantilado. Bryan habia alzado la vista asustado y con el dedo habia senalado una de las costuras del globo que dejaba escapar aire caliente con los golpes de viento.

– Dejemoslo para otro dia. James -habia dicho.

Sin embargo, su companero habia sacudido la cabeza dirigiendo la mirada hacia el cabo de Gris Nez. Entonces volvio a apoderarse de el un diablo y en menos de un segundo hubo arrojado el resto de los lenos, sus viveres y sus mudas por la borda.

En el preciso instante en que la cesta se elevo de un salto elegantemente en el aire, e] globo se aplano desplegandose como una vela, presa de las rafagas de viento imprevisibles. Por entonces, Bryan ya habia dado un salto a tierra mientras James contemplaba, atonito, el espectaculo.

Y entonces fue cuando el viento arrastro la nave por el borde del acantilado.

Mas tarde, los espectadores de la ciudad contaron que el globo habia sido arrojado contra las rocas por la turbulencia y que se habia enganchado en un saliente con un sonido desgarrador.

– ?Gilipollas! -habia gritado James dirigiendose al rostro palido de Bryan, que asomaba por el borde del acantilado.

El sueno desinflado que pendia sobre su cabeza profirio un conjunto de sonidos fatidicos. Los restregones que provocaban las pequenas rafagas contra la roca blanda estaban a punto de desgarrar la lona. Nadie habia echado en falta aquel hurto, ya que la lona estaba tierna y ajada.

Una vez hubo proferido aquel insulto, James renuncio a reprender mas a Bryan. Sobre su cabeza, Bryan asomo las piernas por el borde de mala gana e inicio el descenso. Durante los anos que habian compartido hazanas, nunca habia habido accidentes en aquel sector del acantilado. Sin embargo, y eso lo sabian los chicos, la ladera oeste ya habia exigido muchos sacrificios. Algunos habian dicho que las victimas habian quedado totalmente aplastadas, tan planas como un pescado curado.

Cuando la lona se desgarro con un chasquido, el globo se despeno algunos metros mas y los cabos sueltos empezaron a ondear al aire libremente, Bryan se orino en los pantalones sin por ello detener la peligrosa accion de socorro que habia emprendido. La cascada de orina se escurrio libremente por las perneras y el viento se!a llevo.

Una anilla de laton en la punta superior, que originalmente habia sujetado la lona a un botalon, habia atravesado la tela. En aquel agujero habian atado una cuerda que todavia colgaba libremente del centro del globo. La idea habia sido que, en cuanto hubieran cumplido con su cometido, agarrarian aquel cabo y vaciarian el aire del globo para que el descenso pudiera llevarse a cabo de forma controlada.

Mientras que Bryan se habia aferrado a la ladera de creta porosa del acantilado buscando febrilmente aquella anilla de laton, James habia entonado su himno de guerra.

De pronto, el globo volvio a desgarrarse de un tiron.

A sus pies, las notas salian de la boca de James, siguiendo los golpes ritmicos del globo contra la pared de roca:

Idon't know what they have to say it makes no difference anyway whatever it is, l'm against it…

James ya no recordaba con tanta nitidez el resto de los acontecimientos. Con las lagrimas saltandole de los ojos, Bryan habia conseguido agarrar el cabo, alzarlo y luego volver a arriarlo en su plena longitud. Tambien los pantalones de James mostraban unas grandes manchas oscuras en la entrepierna cuando finalmente se encontraron estirados en el borde del acantilado. Bryan llevaba un buen rato contemplando a su amigo, que seguia canturreando mientras intentaba recobrar el aliento.

Los recuerdos de aquel episodio habian vuelto a la mente de James en mas de una ocasion. Durante la Operacion Supercharge en el desierto africano, durante los vuelos nocturnos, durante los anos laboriosos de Cambridge, en las aulas de Trinity.

James intentaba con dificultad volver a la realidad de la seccion. Llegaron los primeros tintineos desde la planta inferior. El olor era pesado por los efluvios de la noche. Volvio cautelosamente la cabeza y poso la mirada en Bryan. Las cortinas que colgaban detras de el ondeaban ligeramente, a pesar de que las contraventanas estaban cerradas. Tan solo el hombrecito enjuto de los ojos rojos estaba despierto en la fila de Bryan. Miro fijamente a James y le sonrio escudrinando su rostro. Al comprobar que James no reaccionaba, el hombrecillo tambien se tapo el rostro con la manta y se tranquilizo.

«?No te preocupes, Bryan, te sacare de aqui!», volvio a pensar en un nuevo y recurrente ciclo de palabras para posteriormente dejarse llevar por la apatia que reinaba en la seccion y por las secuelas asfixiantes de los electrochoques.

CAPITULO 15

Llego el calor. Y con el calor, los cambios.

Las enfermeras se deshicieron de las medias hasta la rodilla sustituyendolas por unos pequenos calcetines blancos y cortos que les llegaban a los tobillos.

Los olores de la seccion fueron tomando cuerpo. Desde los lavabos y las duchas al final de la sala les llegaban corrientes de aire pesadas y humedas cada vez que se abria la puerta giratoria. Por esa razon, Vonnegut hizo

Вы читаете La Casa del Alfabeto
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату