tendria su historia.

La siguiente regla fundamental del juego consiste en mantener alejado al adversario hasta haber detectado sus puntos debiles. Eso todavia quedaba pendiente. A menudo, la mayor debilidad de un hombre se esconde en el porque de sus actos. La pregunta era, pues, donde buscar. ?Era Amo von der Leyen codicioso o rencoroso? Eso se veria con el tiempo.

Sin embargo, lo mas importante en todo tipo de juegos es ocultar la fuerza y el alcance de las propias armas el maximo de tiempo posible. Esta es la tercera y ultima regla fundamental y, por tanto, deberia mantener el verdadero papel y la identidad de Peter Stich fuera de su relato.

Era probable que Amo von der Leyen hubiera oido hablar del Cartero durante las largas noches en el hospital. Pero era imposible que supiera que Peter Stich y el Cartero eran la misma persona, por la simple razon de que el Cartero se habia dado a conocer en un momento en que Arno von der Leyen asistia a un tratamiento de choque.

Despues de haber tomado buena nota de estas tres precauciones, Lankau podia contarle su historia tranquilamente. Junto los labios y se quedo mirando a su adversario un buen rato. Cuando el silencio hubo alcanzado su cenit, su guardian se inclino hacia el, rompiendose asi el muro que se habia alzado entre ellos.

– Podrias empezar por el Rin -dijo, intentando sostener la mirada de Lankau, como si se hubiera creado una especie de familiaridad entre ellos-. Alli crei que estabas acabado, muerto y desaparecido de la faz de la tierra para siempre.

El gesto de la cabeza que le dirigio Von der Leyen era una invitacion a seguir hablando.

– Cuentame, ?que paso despues?

Lankau se incorporo en la silla. Examino detenidamente a su guardian por primera vez. El aspecto fibroso de su juventud habia desaparecido. El cuerpo estaba en decadencia. Sin aquellas cuerdas que lo sujetaban a la silla, podria haber acabado con el rapidamente. Lankau volvio a comprobar la fuerza de las cuerdas y apreto cautelosamente los nudillos contra los brazos de la silla.

– ?Que que paso luego? Veamos, ?que paso?

Von der Leyen se acerco a el y volvio a asentir con la cabeza.

– Ante todo, tenia un agujero en el costado y habia perdido un ojo.

El hombre que tenia delante no parecio reaccionar. Lankau volvio a apretar los nudillos contra los brazos de la silla.

– Esta fue la maldita situacion en la que me dejaste, cerdo, y no era precisamente una situacion facil para mi. No podia volver al lazareto en aquel estado, y menos aun sin traer de vuelta a Dieter Schmidt.

Lankau cerro su ojo malo. La piel del cuello de su guardian era fina. El cuello estaba atravesado por venas superficiales.

– Sin embargo, el odio que sentia hacia ti, patan, me mantuvo con vida, ?sabes? Era un invierno extremadamente frio, ?recuerdas? ?Pocas veces en mi vida he visto tanta nieve! Pero la Selva Negra te acoge con misericordia. Solo tuvieron que pasar dos dias, y entonces supe que sobreviviria. Cualquier granja y casa de jornalero tiene su cobertizo o su despensa en estas tierras.

Lankau sonrio.

– Por tanto, supe salir adelante, a pesar de las patrullas de perros que enviaron en nuestra busca. Pero, veras, la situacion se hizo bastante mas complicada para los que se quedaron atras, ?sobre todo para Gerhart Peuckert!

Lankau se dio cuenta con satisfaccion de que Von der Leyen se echaba ligeramente hacia atras. Un estado de alerta que habia intentado ocultar se manifesto acusatoriamente. Habia empezado el juego.

La debilidad del adversario estaba a punto de salir a la luz.

Durante la hora que siguio, Lankau dejo que viviera el pasado. Se descorrieron muchos velos.

Lankau registro cada reaccion y cada movimiento al que se abandono Von der Leyen. Lankau no omitio ningun dato importante de su relato, salvo la identidad del Cartero, al que no nombro ni una sola vez. Donde lo encontro necesario, se salto algunos acontecimientos, sustituyendolos por otros.

Sin embargo, la verdad estuvo constantemente cerca del relato.

Cuando el camillero y enfermero Vonnegut se desperto aquella manana de finales de noviembre, descubrio horrorizado que faltaban tres hombres en la planta. Se llevo las manos a la cabeza y se meso los cabellos mientras corria de una habitacion a otra sin tocar nada. Las ventanas abiertas en las dos habitaciones hablaban por si solas. Los pacientes que aun quedaban en las habitaciones estaban echados en sus camas, sonrientes como de costumbre, esperando a que sacaran las palanganas y a que llegara la hora del desayuno. El Hombre del Calendario incluso se levanto y le hizo una ligera reverencia.

Menos de diez minutos mas tarde se personaron los guardias de seguridad; estaban exasperados, no entendian nada y la ira brillaba en sus ojos. Incluso los medicos tuvieron que soportar que los interrogaran brutalmente, como si fueran criminales, o como si ya los hubieran encontrado culpables de lo ocurrido. Separaron a los cuatro pacientes que quedaban en la habitacion de Lankau durante un par de dias para luego, uno a uno, llevarlos a la sala de tratamientos de la planta inferior. Alli los interrogaron, les pegaron con bastones envueltos en cuero y los torturaron con el instrumental que tenian a mano. Cuanto mas tiempo paso sin que aquellos torturadores se convencieran de la inocencia del interrogado, mas brutal fue el castigo. Sobre todo se habian empleado a fondo con Gerhart Peuckert. A pesar de que era un oficial de alto rango del SD, el interrogador no dio muestras de sentir ningun tipo de lealtad profesional. Ninguno se libro, ni Peter Stich, ni Kroner, ni el Hombre del Calendario. Incluso al general, cuya habitacion estaba al otro lado del pasillo, se lo llevaron abajo. Pasadas unas cuantas horas, lo soltaron. Nunca dijo ni una sola palabra.

En los dias que siguieron, Gerhart Peuckert sufrio un colapso y todos creyeron que sucumbiria y moriria.

Tras unos dias de crisis, se constato que no seria asi. Dejando a un lado las secuelas fisicas de la tortura, las cosas volvieron a su cauce normal. Ni Gerhart Peuckert, ni el Hombre del Calendario lloron, ni los demas, fueron capaces de explicar a sus verdugos lo que les habia pasado a los tres pacientes desaparecidos.

Antes de que hubiera pasado una semana, aparecieron dos hombres de semblantes serios vestidos de paisano junto al oficial de seguridad que, ademas, habia dirigido los interrogatorios. Se lo llevaron en medio de una comida y se encerraron con el durante algunas horas. Luego lo sacaron a rastras al patio que habia delante de las secciones somaticas y lo colgaron sin contemplaciones, sin tener en cuenta sus protestas a gritos ni sus gimoteos; una deshonra sin precedentes. Ni siquiera lo encontraron merecedor de un peloton de ejecucion. Su error mortal, que ademas habia sido el unico durante ocho anos despiadados, fue permitir que Amo von der Leyen desapareciera delante de los ojos de todos y no haber dado inmediatamente parte del suceso a Berlin.

Despues de la ejecucion, Kroner y Peter Stich mejoraron rapidamente. El dia de Ano Nuevo fueron declarados aptos para el servicio y fueron dados de alta en un corto espacio de tiempo.

Gerhart Peuckert llevaba algun tiempo sin reaccionar a ningun estimulo. Lo dejaron atras, seguros de que no les causaria problemas.

Los combates en el frente se intensificaron. Para Kroner supusieron un verdadero peligro. Todos los oficiales vinculados al servicio de seguridad, el SD, se encontraban en medio de un fuego cruzado. Muchos cayeron bajo las balas de su propia gente. Sin embargo, aunque Kroner sirvio en los frentes en constante retirada con las mismas competencias sucias de siempre y aunque con ello se procuro un gran numero de enemigos, logro zafarse y colocarse en una posicion en la que sus hombres no tendrian ocasion de atacarlo. En el preciso momento en que se proclamo la muerte del Fuhrer, en medio de su presunta lucha incansable contra el bolchevismo, Kroner desaparecio sin dejar rastro, sin equipaje y sin un solo rasguno.

Antes de pasar al relato del destino que habia sufrido Peter Stich, Lankau se quedo un buen rato sin decir nada.

– ?No volvimos a saber nada de Peter Stich! -anuncio de pronto.

Amo von der Leyen no reacciono. Lo miro con ojos vigilantes y permanecio en silencio.

– ?Fueron muchos los que perdieron la vida durante aquellos dias!

Lo que Amo von der Leyen no tenia por que saber era que Stich, despues de ser dado de alta del lazareto de las SS en Ortoschwanden, habia sido enviado directamente de vuelta a Berlin, donde ocuparia su antiguo cargo de administrador de los campos de concentracion.

Habia dos razones para ello.

En primer lugar, se habian intensificado los traslados de personal y de prisioneros entre los diferentes campos

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