– ?No podemos aceptarlo! ?De ninguna de las maneras!

Tan pronto como se oyeron las palabras de Stich, Petra se volvio resuelta y se dirigio hacia la salida. No se detuvo hasta que Stich la hubo llamado por tercera vez.

Stich se acerco a ella.

Pasaron toda la noche hablando, envueltos por la muchedumbre y las miradas curiosas. Peter Stich acepto su propuesta y parecia estar muy abierto a todo comentario, a la vez que no hizo ni el menor esfuerzo por ocultar que tanto Petra como Gerhard Peuckert lo pagarian caro si ella, alguna vez, llegaba a abusar de su generosidad.

Peter Stich habia logrado calmarla. Como ya era sabido, aquellos hombres, al igual que Gerhart Peuckert, eran antiguos oficiales de las SS y habian ocupado puestos en lo mas alto de la jerarquia nazi. Si los descubrian y se veian envueltos en juicios, corrian el riesgo de ser condenados a cadena perpetua o incluso de ser ejecutados. Lo unico que podia protegerlos era que su verdadera identidad no fuera revelada. Por tanto, deberian mantenerse unidos, y ella tambien, si queria que Gerhart Peuckert siguiera con vida. Tendria que garantizarles su silencio y el de Gerhart.

Si asi lo hacia, a cambio, tenian una oferta que hacerle. Le ofrecerian una nueva identidad a Gerhart Peuckert, precisamente la que, en un primer momento, habia estado destinada a Dieter Schmidt.

En caso de aceptar la propuesta, su nueva identidad seria la de Erich Blumenfeld. A primera vista, sus rasgos marcados podian pasar por los de un judio, siempre y cuando le afeitaran el pelo rubio al uno. Si se atenian a esa historia, todo iria bien. Con los tiempos que corrian, resultaria facil convencer a la gente de que algunos judios podian estar necesitados de cuidados psiquiatricos. Los simuladores le ofrecian una nueva vida y se comprometian a hacerse-cargo de los cuidados que requiriese en un futuro.

No veian ningun inconveniente en que Petra siguiera a Gerhart y se estableciera cerca de el.

– ?Y asi fue como aterrizaron en Friburgo? -Laureen meneo la cabeza-. ?Pero si aqui ninguno de ustedes podria sentirse seguro jamas! ?Precisamente en esta ciudad, de entre todas las que hay en este mundo!

– ?Asi fue! Los demas ya lo habian decidido. Y tengo familia en la zona. ?Al fin y al cabo, yo no tenia por que ocultarme!

Petra junto las manos y alejo la taza con los nudillos.

– Y todo salio bien, ?no? Hasta que aparecieron usted y su marido. ?Durante veintisiete anos, todo fue a las mil maravillas! Y para los simuladores, la ciudad tenia muchas ventajas. En primer lugar, esta cerca de Suiza, y en segundo lugar, todos aquellos que podrian haberlos reconocido habian muerto durante el bombardeo del lazareto o habian sido trasladados con anterioridad. Ademas, ninguno de los simuladores se crio en la ciudad y nada los vinculaba a ella. Visto lo visto, fue una buena eleccion.

Dicho y hecho. Todos adquirieron una nueva identidad, tal como habia propuesto Stich. El se convirtio en Hermann Mu-11er, Wilfried Kroner en Hans Schmidt, Horst Lankau en Alex Faber y a Gerhart Peuckert lo ingresaron en un sanatorio privado bajo el nombre del judio Erich Blumenfeld. Por una modica suma, un anciano medico de Stuttgart que, aunque habia sido absuelto en Nuremberg, no las tenia todas consigo, elimino los tatuajes de los cuatro hombres. Les costo dos mil marcos borrar todas las pruebas fisicas de su pasado.

– ?Creo que Bryan todavia tiene ese tatuaje! -reconocio Laureen.

Hacia ya muchos anos que no se fijaba en aquella mancha que siempre habia pensado era el resultado de la vanidad estupida de un joven soldado.

El traslado de Gerhart Peuckert no les causo ningun problema. Desde Colonia lo llevaron a Reutlingen y, desde alli, fue trasladado a Karisruhe. Cuando finalmente fueron a buscarlo para llevarselo a Friburgo, hacia tiempo que su nueva identidad era una realidad.

Petra estaba feliz por tener a Gerhart de vuelta en Friburgo y durante largo tiempo estuvo convencida de que se pondria bien. Por eso no se caso. El precio de la vida.

Pero a pesar de la fuerza y el carino de Petra, el estado de Gerhart Peuckert siguio inalterable. Siguio siendo el de siempre, inaccesible, introvertido, presente y, sin embargo, lejano.

Como un amante en una vitrina.

Dejandola a ella de lado, los tres hombres eran practicamente el unico contacto que Gerhart mantenia con el mundo exterior. Por lo que sabia, siempre lo habian tratado mas o menos bien. Unos anos mas tarde, los tres hombres adquirieron la clinica. De esta manera podrian entrar y salir tantas veces como quisieran.

– ?Son ricos?

Laureen tenia una manera especial de pronunciar esa palabra. De joven habia estado cargada de desprecio. En Cardiff, los ricos eran aquellos que desangraban a los padres y los hombres de la ciudad, en el puerto y las acerias. Desde que ella habia ascendido a estratos mas estables desde un punto de vista economico, la palabra habia adquirido una dimension distinta que la llevaba a detenerse un instante, apenas perceptible y vacilante, antes de pronunciarla.

Petra se quedo ensimismada, como si no hubiera oido la pregunta.

– En el lazareto de Friburgo conoci a Gisela, que tenia algunos anos mas que yo, y nos hicimos amigas. Su marido estuvo ingresado alli; un caso perdido. Cuando fallecio durante el bombardeo del lazareto, pocos dias antes de finalizar la guerra, ella se sintio aliviada. ?Aprendimos a reirnos juntas, se lo puedo asegurar!

Una debil y sentimental sonrisa se poso en sus labios. Sin duda, Petra Wagner no se habia reido demasiado desde entonces, penso Laureen.

– Y el destino quiso que, por un lado, mi amiga no pudiera volver a su ciudad natal, y por otro, que estos tres hombres aparecieran, trastornando mi vida por completo. Una tarde tonta, algunos anos mas tarde, en la que me habian citado los tres, se me ocurrio llevarla conmigo, solo con la intencion de ir bien acompanada. Jamas deberia haberlo hecho, porque fue la desgracia de su vida. Se caso con uno de ellos, con el hombre del rostro picado de viruela, Kroner; sin duda el mas culto de los tres, pero aun asi le hizo la vida imposible. Y, sin embargo, de no haber sido por ella, hoy mismo yo no tendria la mas minima idea de lo que esos hombres se traian entre manos y que los llevaba a hacer lo que hacian.

Petra miro por la ventana y luego volvio a consultar su reloj. Entonces se puso derecha y se sacudio el estado de animo que ella misma habia evocado.

– Si, son ricos -dijo-. ?Incluso podria decirse que muy ricos!

Al igual que Stich, Kroner solo invirtio una pequena parte de su botin. El resto de los bienes muebles que les habia proporcionado influencia y poder en el estado federal lo habian obtenido trabajando duramente. No habian tocado los valores depositados en Basilea; tan solo Lankau habia ido gastando regularmente de su fortuna, algo que podria seguir haciendo durante muchos anos, en opinion de Petra. De puertas afuera, era el propietario de una fabrica de maquinaria que empleaba a un gran numero de personas. Sin embargo, la fabrica era deficitaria. No era mas que una coartada social y una aficion que, al igual que la vinicultura, le proporcionaria dinero en metalico y amistades de caza durante el resto de su vida. Era el espiritu amable de la ciudad, siempre dispuesto a una broma o a una buena cena. Lankau se convirtio en la encarnacion de un hombre de doble personalidad.

En cuanto a Kroner, su campo de accion era mas amplio y estaba mas diversificado, abarcando desde el comercio hasta propiedades inmuebles y parcelacion de solares; todas ellas, actividades que requerian influencia politica y muchos amigos. A Petra le resultaba imposible que todavia quedara en la ciudad un bebe de familia burguesa que Kroner no hubiera acariciado o abrazado alguna vez. En resumidas cuentas, se habia pasado la mayor parte de su vida labrandose un futuro y olvidandose de las personas que tenia mas cerca.

Stich era un caso aparte. A pesar de la vida modesta que llevaba era, sin lugar a dudas, el mas rico de todos. Habia especulado en la reconstruccion alemana, en el floreciente intercambio comercial, en el boom del papel de los anos sesenta. Escaso riesgo, grandes beneficios; una profesion que unicamente requeria clarividencia y teson. Tomando estas maximas como punto de partida, Stich siempre se habia mantenido alejado de la vida social de la ciudad.

Era un desconocido, incluso entre los mas allegados.

A lo largo de todos aquellos anos, la relacion entre los tres hombres se habia concentrado en el interes que compartian por ocultar su pasado. Por tanto, procuraban visitar a Gerhart Peuckert con cierta regularidad para influir en su tratamiento. Y, por tanto, tambien habian sometido la eleccion de esposa y la propia imagen publica a la aprobacion de los demas.

En cuanto a Gerhart Peuckert, todos acabaron por acostumbrarse a su estado. Tan solo en una ocasion, un estrato de su mas profundo ser habia emergido a la superficie sorprendiendolos a todos. Petra habia estado presente; habia sido con motivo de un vuelo de exhibicion. Fue la primera vez en anos que habia dicho algo.

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