Christopher. Era su secreto, su carga, y la habia llevado durante mas de veinte anos.

Todo el asunto era completamente incomprensible y solo el panico, ese miedo atroz y paralizante que la invadio cuando Jeffrey Hunter le enseno la carta, le habia impedido darse cuenta en ese momento.

Warren mentia. Algo iba mal.

Nadie podia saberlo.

Tenia la sensacion de tener los dientes cubiertos por una piel de terciopelo, y tenia mal sabor de boca. Miro a su alrededor en el bano. Entonces lo vio, junto al espejo. Hanne Wilhelmsen le habia sacado un vaso, con un cepillo de dientes nuevo y un tubo de pasta dentifrica medio lleno. Tuvo dificultades para romper el plastico transparente y se corto, pero consiguio sacar el cepillo.

La presidenta Bentley mostro los dientes en el espejo.

– You bastard -murmuro-. ?Que te lleve el diablo, Warren Scifford! ?Hay un sitio especial en el infierno para la gente como tu!

Capitulo 2

Warren Scifford se sentia realmente mal.

Palpo en la oscuridad buscando el telefono movil, que tocaba una version mecanica de algo que imitaba el canto de un gallo. El jaleo no se acallaba. Azorado, se incorporo en la cama. Se le habia vuelto a olvidar correr las cortinas antes de acostarse, pero el albor al otro lado de la ventana no le proporcionaba informacion sobre la hora que era.

El canto del gallo aumento de volumen y Warren maldijo mientras rebuscaba por la mesilla. Por fin vio el telefono. La pantalla indicaba las 05.07. Debia de haberse caido al suelo durante las escasas tres horas de sueno que habia tenido. No podia entender que se hubiera equivocado asi al poner la alarma. La idea era despertarse a las siete y cinco.

Fallo un par de veces antes de conseguir apagar el telefono. Abatido, se volvio a tumbar en la cama. Cerro los ojos, pero enseguida se dio cuenta de que no podria dormir. Sus pensamientos colisionaban y daban vueltas en un caos que le imposibilitaria dormir. Se levanto resignado, se metio en la ducha y permanecio alli casi un cuarto de hora. Si no podia descansar, al menos debia lavarse hasta alcanzar una especie de vigilia.

Se seco y se puso unos calzoncillos y una camiseta.

Le llevo poco tiempo instalar la oficina portatil. No encendio la lampara del techo y cerro las cortinas. La lampara de la mesilla y la del escritorio le proporcionaban luz suficiente para trabajar. Cuando todo estuvo listo, lleno el hervidor de agua y se reclino contra la estanteria mientras esperaba a que el agua hirviera. Por un momento penso en tomar cafe, pero parecia tan viejo y tan carente de aroma que en su lugar cogio una bolsita de te y la solto dentro de una taza que lleno hasta el borde con agua hirviendo.

Ningun correo electronico nuevo.

Echo la vista atras e intento calcular. Se acosto sobre las dos de la manana, es decir, alrededor de las ocho de la tarde en Washington DC. Asi que alli ya eran las once. Todo el mundo estaba trabajando a pleno rendimiento y nadie le habia mandado nada en cuatro horas.

Intento tranquilizarse diciendose a si mismo que estarian durmiendo.

Pero no lo consiguio. Era cada vez mas evidente que le estaban dejando de lado. A medida que pasaba el tiempo sin que apareciera la presidenta, el papel de Warren Scifford se iba debilitando. A pesar de que todavia era el responsable de la comunicacion con la Policia local, era evidente que la actividad en la embajada de la calle Drammen habia bajado de intensidad sin que nadie le informara plenamente. Los detectives operativos del FBI, que habian llegado a Noruega pocas horas despues de el, eran los reyes del mambo. Vivian en la embajada. Les habian proporcionado tecnologia que hacia que su pequena oficina con varios telefonos moviles y un ordenador encriptado pareciera una triste donacion a un museo tecnico.

Les importaba un bledo la Policia noruega.

De todos modos, algunos seguian acudiendo a las reuniones para las que el procuraba encontrar hueco varias veces al dia, en un intento de coordinar las iniciativas de los norteamericanos con lo que iba encontrando la Policia noruega, ya fueran pistas o teorias. Cuando los informo de que habia sido encontrado el cadaver de Jeffrey Hunter, al menos le dedicaron algo que podia parecerse a la atencion. Por lo que le habia hecho entender el embajador, siguio una minima crisis diplomatica en torno a la entrega de los restos mortales del hombre.

Los noruegos querian quedarselo para investigarlo, pero en Estados Unidos simplemente no lo aceptaron.

– A mi me importa una mierda -susurro Warren Scifford restregandose la cara.

Se lo habia advertido al embajador Wells.

– Se van a poner hechos una furia cuando se den cuenta de lo que os traeis entre manos -le habia dicho Warren cuando se reunieron el dia antes en la embajada-. Es cierto que tienen un gobierno favorable a Estados Unidos, pero por lo que tengo entendido este es un pais donde la oposicion es fuerte. Son bastante testarudos, ya me lo advertiste, pero desde luego no son idiotas. No podemos…

El embajador lo habia interrumpido con una mirada gelida y una voz que hizo callar a Warren:

– Soy yo quien conoce este pais, Warren. Yo soy el representante de Estados Unidos en Noruega. Tengo tres reuniones diarias con el ministro de Asuntos Exteriores. El Gobierno de este pais esta constantemente informado de todo lo que hacemos. De todo lo que hacemos.

Era una mentira flagrante y ambos lo sabian.

Warren le dio un sorbo al te. No tenia mucho sabor, pero al menos estaba caliente, al igual que la habitacion. Demasiado caliente. Se acerco al termostato de la pared para intentar bajar la temperatura. Nunca habia acabado de entender el sistema Celsius. El interruptor marcaba 25 grados, y era obvio que era demasiado. Tal vez 15 fuera mejor. Puso la mano frente al filtro en la pared y el aire bajo de inmediato de temperatura.

Vacilo un momento antes de volver a apagar el ordenador. Tenia dos documentos sobre su escritorio. Uno de ellos era tan grueso como un libro. El otro apenas tenia veinte paginas. Cogio los dos, apilo todos los cojines que encontro en el cabecero de la cama y se acosto.

Primero ojeo el informe secreto sobre el estado de la investigacion, que tenia mas de doscientas paginas y no le habia sido enviado por correo electronico codificado como estaba acordado. Cuando se entero por casualidad de su existencia, al escuchar retazos de una conversacion en el cuartel general de la embajada, tuvo que pelearse para que le dieran una copia. Conrad Victory, un agente especial de sesenta anos, que dirigia las fuerzas de la embajada, opinaba que a Warren no le hacia falta el documento. En situaciones como estas operaban estrictamente segun una need-to-know policy, cosa que Warren, con su experiencia, debia de entender sin problemas. Su papel consistia en hacer de enlace entre la Policia estadounidense y la noruega. El mismo se habia quejado de lo dificil que era resistirse a la presion de los noruegos para tener acceso a la informacion de la que disponian los norteamericanos. Cuanto menos supiera, menos le podria dar la lata la Policia de Oslo.

Sin embargo, Warren no se rindio. Al ver que no le quedaba otro remedio, no evito subrayar su cercana relacion personal con la presidenta. Entre lineas, evidentemente. Pero funciono. Por fin.

Se habia arrojado a la cama a las dos de la manana y apenas habia mirado el documento hasta ese momento.

La lectura lo estaba asustando.

La intensa caza de los secuestradores de la presidenta indicaba cada vez mas claramente que la desaparicion iria seguida de una agresion terrorista de grandes dimensiones. Ni el FBI ni la CIA ni ninguna de las demas organizaciones bajo el abanico de Homeland Security estaban dispuestos a emplear el nombre que la BS-Unit de Warren Scifford le habia dado al potencial ataque: «Troya».

Todavia no se atrevian a darle nombre alguno.

Ni siquiera se atrevian a estar seguros de que iba a ocurrir.

El problema era que nadie sabia contra quien o que iria dirigido el ataque. La informacion de la que disponia era enorme, en lo referente a la cantidad de pistas e informes, especulaciones y teorias. Pero era considerablemente fragmentaria, confusa y contradictoria.

Podia tratarse de una conspiracion del terrorismo islamista.

Lo mas probable era que se tratara de una conspiracion del terrorismo islamista.

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