– Puede ser todo una casualidad, claro.

– Casualidad -dijo Sigmund con desden-. ?Seguro! ?Resulta que a tu chati, hace trece anos y en la otra punta del planeta, le cuentan la historia de varios asesinatos de gran fuerza simbolica, y de pronto aparece en Noruega, en el 2004, el mismo modus operandi, exactamente la misma simbologia! ?En tres ocasiones! Y una mierda casualidad, te lo digo. Ni hablar.

– Entonces quiza tengas una explicacion. Tu que ves Expediente X, quiero decir -ironizo Yngvar.

– Ya no la ponen. Supongo que hacia el final se pasaban de absurdo -admitio Sigmund.

– ?Tu que piensas?

Yngvar volvio a beneficiarse de la pequena olla de hierro. El arroz se pegaba a la cuchara de servir. Sacudio el mango. El bulto blanco y pegajoso cayo en la salsa con un chasquido humedo. Se salpico la camisa de salsa rojiza.

– Creo que ahi fuera hay algun diablo -dijo tranquilamente Sigmund-. Un diablo que ha escuchado la misma conferencia. Que se ha divertido con ella.

«Entretenido con la idea de jugar con nosotros.»

Yngvar sintio un escalofrio en la espalda.

– Esta bien -dijo despacio, y dejo de comer-. ?Que mas?

– La simbologia es demasiado fuerte. En los casos originales los autores eran un pelin torpes, por lo menos segun lo que has contado hasta ahora. Los idiotas siempre eligen un simbolismo desmesurado. Pero nuestro hombre no es ningun idiota. Nuestro hombre ha…

– Nuestro hombre…

Ahora la sonrisa de Sigmund era casi infantil, veia una inusual y nueva aprobacion en los ojos estrechados de Yngvar, en el leve asentir de su cabeza.

– Si asumimos eso -continuo Sigmund-, que Inger Johanne tiene razon, que hay alguien ahi fuera moviendo los hilos para que otros maten… -el ceno se fruncio entre sus tupidas cejas-, y para que lo lleven todo a cabo de un modo completamente especial, entonces esta claro que no nos enfrentamos a alguien sin talento. Todo lo contrario.

Se hizo el silencio. Eran los ultimos comensales que quedaban. El camarero habia desaparecido en un cuarto trasero. Solo una leve melodia oriental se oia a traves de unos altavoces al otro lado de la habitacion. Rascaba con esfuerzo en las notas mas altas.

– ?Mierda! -dijo Yngvar finalmente, y alzo su gaseosa en senal de aprobacion-. No ha estado mal. Pero si este senor X hubiera escuchado la misma conferencia, entonces se tiene que tratar necesariamente de alguien a quien Inger Johanne conozca de…

– No -le interrumpio Sigmund intentando comerse otro pedazo de pan-. Es verdad que hace ya un tiempo que sali de la Escuela de Policia, pero aun recuerdo algo. Las conferencias eran las mismas, ano tras ano. Lo profesores no hacen mas que darle la vuelta a su monton de papeles. Yo le pedi prestados los apuntes a un companero del ano anterior. Una copia exacta. El pan, por lo menos, esta bueno.

– Prueba el tandoori -dijo Yngvar-. Olvidas que no estamos hablando de un profesor cualquiera. Warren Scifford es legendario. No creo que…

– Como si los buenos profesores fueran algo mejores que los malos a este respecto -lo interrumpio Sigmund mirando fijamente el tenedor antes de clavarlo vacilante en la carne-. Todo lo contrario, diria yo. Si una conferencia es un exito, menos razon aun para cambiarla. Los estudiantes van y vienen. Los profesores permanecen. Por cierto, ?hemos dado con el?

– ?Con Warren?

– Si, con el.

– No. Si no te vas a comer tu comida, me encantaria… -insinuo Yngvar.

– Adelante.

Sigmund empujo el plato sobre la mesa.

– El FBI, para decirlo con suavidad, ha cambiado su cometido despues del 11 de septiembre de 2001 -dijo Yngvar-. Ahora es todo antiterrorismo y secretismo. Encontrar a Warren va a ser mas dificil de lo que creiamos. Antes me bastaba con coger el telefono y lo tenia al otro lado de la linea a los treinta segundos. Ahora…

Se encogio de hombros.

– Apuesto a que esta en Irak -dijo Sigmund con ligereza.

– ?Irak? ?El FBI tiene la jurisdiccion restringida! ?No tendrian que quedarse en su propio territorio? ?Dentro de Estados Unidos?

– En principio: si. En la practica: no se. Volvio a encogerse ligeramente de hombros.

– Con la experiencia que tiene Warren… Me imagino que en esa voragine les sera de utilidad -admitio Yngvar.

– ?Que es lo que sabe hacer, en realidad? -curioseo Sigmund.

Yngvar se echo a reir y se paso una servilleta por la boca.

– Pregunta mejor que es lo que no sabe el tipo. En principio es licenciado en Sociologia. Ademas es jurista. Supongo que lo mas relevante es que lleva treinta anos vinculado con la mejor organizacion policial del mundo. Una estrella.

– Y ahora resulta que esta en Irak.

– No se si esta en Irak -preciso Yngvar-. Pero tal y como les va a los estadounidenses ahi abajo, no me sorprenderia que necesitaran a sus mejores hombres. Ya sea gente del FBI o de otro sitio. Pero todavia no he cejado en el empeno de encontrarlo.

El camarero habia vuelto. Cortesmente se abstuvo de comentar que Yngvar estaba sentado con dos platos ante si.

– ?Algo mas de beber?

– Agua -dijo Sigmund de forma tajante, y planto los codos sobre la mesa.

– Si, por favor -dijo Yngvar sonriente y alabando la comida-. Para mi gaseosa. Farris azul, por favor.

Se palpo la herida de la mejilla con la lengua.

– ?Crees en mi teoria? -pregunto Sigmund-. ?En la teoria de Inger Johanne?

A Yngvar le costo contestar:

– No consigo… imaginarme del todo como seria posible manipular a la gente hasta ese punto. Por otro lado… -el camarero les lleno los vasos, sonrio y se volvio a retirar-, puede que sea porque no me atrevo del todo - admitio, y bebio-. En caso de que tuvierais razon, implicaria que la investigacion… se complicaria aun mas. Implica, entre otras cosas, que el verdadero hombre que esta detras de todo esto no tiene por que tener ninguna relacion visible con las victimas. Solo con los autores de los crimenes. Y por ahora solo tenemos a mano a uno de ellos.

– Un tarado balbuciente e ingresado en un psiquiatrico -suspiro Sigmund. El tenedor alzado de Yngvar lo llevo a anadir rapidamente-: Un paciente psiquiatrico ingresado, quiero decir. ?Que crees que deberiamos hacer? ?Deberiamos perseguir esta… teoria?

– Al menos nos la vamos a apuntar detras de la oreja -dijo Yngvar-. Como en todo caso tenemos que seguir buscando conexiones entre las tres victimas, no sera demasiado esfuerzo tener tambien en cuenta a Mats Bohus.

– ?Como? Ahora no te entiendo bien. A el no lo han matado, el…

– El es lo unico que tenemos, en caso de que Inger Johanne y tu esteis en lo cierto. Mientras seguimos buscando vinculos entre Fiona Helle, Vibeke Heinerback y Vegard Krogh, veremos al mismo tiempo si hay alguna conexion oculta entre Mats Bohus y los dos ultimos. Long shot, pero, de todos modos…, el problema es que con Mats Bohus ya no se puede hablar. Esta completamente ido. El ultimo interrogatorio, el del sabado, fue demasiado para el. El doctor Bonheur tenia razon. Y ahora tenemos que pagar las cuentas, el tipo esta encerrado. No nos va a resultar facil averiguar con quien ha estado en contacto, por decirlo asi. -Cogio el ultimo pedazo de pan y se lo metio en la boca-. Estoy lleno -murmuro-. ?Nos vamos?

– Quizas un cafe -dijo Sigmund.

– No te lo recomiendo. El cafe aqui no es exactamente…

Sono el movil. Yngvar lo cogio mientras hacia senas al camarero de que queria la factura.

– Stubo -dijo brevemente.

Cuando al cabo de minuto y medio colgo, sin haber dicho mas que «si» y «bien», daba la impresion de estar

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