perfectamente de una peluca.
Sono el telefono. Por un momento dio la impresion de que Yngvar Stubo no queria contestar. Se quedo mirando fijamente el aparato antes de descolgar el auricular.
– Stubo -dijo parcamente.
Sigmund Berli se reclino en la silla. Yngvar, al telefono, decia poco y escuchaba mucho. Apenas tenia expresion en la cara, solo la ceja izquierda, ligeramente enarcada, indicaba cierta sorpresa ante lo que estaba oyendo. Sigmund Berli deslizo los dedos sobre una caja de puros que habia sobre la mesa. La madera estaba muy lisa y resultaba agradable acariciarla con las yemas de los dedos. De pronto lo asalto la desagradable sensacion de tener el estomago vacio. Le grunian las tripas, aunque en realidad no tenia ganas de comer. Yngvar finalizo la conversacion.
– ?Alguna novedad?
Yngvar, en vez de responder, hizo girar a medias la silla sobre su eje, de modo que el quedo de cara a los retratos de los ninos en la pared.
– Los padres de Kim viven juntos. Estan casados. Al igual que los de Glenn Hugo. La madre de Sarah esta sola, pero la chiquilla pasaba un fin de semana al mes con su padre. La madre de Emilie esta muerta. La nina vivia con su padre.
– Vive -lo corrigio Berli-. Es posible que Emilie todavia este viva. En otras palabras, estos ninos representan a la media de la poblacion infantil noruega. La mitad de ellos tiene padres que viven juntos, la otra mitad vive con uno de ellos.
– Solo que el papa de Emilie en realidad no es el papa de Emilie.
– ?Que?
El zumbido del aparato de aire acondicionado ceso bruscamente.
– Era Hermansen, de Asker y B?rum -dijo Yngvar senalando el telefono-. Un medico se ha puesto en contacto con ellos. No sabia si ese dato tenia alguna importancia para la investigacion. Despues de lo que ha pasado este fin de semana, finalmente se habia decidido, de acuerdo con sus superiores, a romper el secreto profesional y a contarnos que el padre de Emilie no es su padre biologico.
– ?Tonnes Selbu nos habia informado sobre eso?
– El no lo sabe.
– ?No sabe que…? ?No sabe que no es el padre de su hija?
Los dos fijaron la vista en la imagen de Emilie, una foto de estudio, mas grande que las demas. En la fina barbilla de la nina se insinuaba un hoyuelo. Ella tenia los ojos grandes y serios, la boca pequena, de labios carnosos, y sobre la cabeza llevaba una corona de flores. Una de las flores se habia soltado y le caia sobre la frente.
– Tonnes Selbu y Grete Harborg estaban casados cuando Grete se quedo embarazada. Se dio por sentado automaticamente que Tonnes era el padre. Nadie habia puesto en duda que realmente lo fuera. Aparte de la madre, claro esta; ella debe de haber… En cualquier caso, hace dos anos, Grete y Tonnes decidieron hacerse donantes de medula. La decision tuvo algo que ver con un primo que se habia puesto enfermo, de modo que toda la familia… Para gran sorpresa del medico, las pruebas mostraban que Tonnes no podia ser el padre de la nina. Lo descubrieron por pura casualidad. El medico le habia realizado unas pruebas a Emilie, en otra ocasion, por otros motivos, y…
– Pero ?no se lo dijeron al hombre?
– ?De que hubiera servido eso?
Yngvar, que se habia acercado mucho a la foto de Emilie, la estudiaba con atencion. Paso el dedo indice por la corona de flores amarillas primaverales.
– Tonnes Selbu es tan buen padre como cualquiera. Mejor que la mayoria, de hecho, por lo que dicen los informes. Entiendo perfectamente a los medicos. ?Por que iban a endilgarle al hombre una informacion que el no habia pedido, que no necesitaba para nada?
Sigmund Berli miraba la foto de la nina de nueve anos con incredulidad.
– ?Yo hubiera querido saberlo! Joder, si Sture y Snorre no fueran mios, entonces…
– ?Entonces que? ?Entonces no los querrias?
Berli cerro la boca de golpe, con un chasquido. El gesto hizo reir a Yngvar secamente.
– Olvidalo, Sigmund. Lo importante es averiguar si esta informacion tiene alguna importancia para nosotros. Para la investigacion.
– ?Y que importancia podria tener? -solto Berli irreflexivamente.
Snorre era moreno como el propio Sigmund Berli. De constitucion cuadrada, identica a la de su padre, segun decia la gente. Aunque Berli no era un gran fisonomista, veia grandes parecidos entre las fotos de el cuando tenia cinco anos y de su hijo tal y como era entonces.
– Evidentemente no lo se. ?Concentrate!
Yngvar hizo chascar los dedos delante de su cara.
– Lo primero que deberiamos averiguar es si alguno de los otros ninos se encuentra en la misma situacion.
– ?Te refieres a si los demas ninos realmente son hijos de sus padres? Asi que tu plan es que lo comprobemos antes del entierro, ?no? Que los llamemos y les digamos: «Disculpe, estimado caballero, pero tenemos la sospecha de que no es usted el padre del nino que acaba de perder. ?Nos permite hacerle unos analisis de sangre?». ?Que? ?Eso es lo que pretendes?
– ?Que te pasa?
La voz de Yngvar sonaba baja y tranquila. Sigmund Berli lo admiraba precisamente por eso, por la capacidad que tenia su colega, mayor que el, de dominarse, de pensar siempre con claridad, de hablar con precision. Ahora Berli estaba furioso.
– ?Joder, Yngvar! ?Te has propuesto hincar el ultimo clavo en el ataud de estos hombres, o que?
– No, he pensado que podiamos averiguarlo con discrecion. Con mucha discrecion. No tengo ningun deseo de que Tonnes Selbu se entere de lo que hemos estado hablando aqui. Por lo que respecta al resto de los padres, va a ser tarea tuya inventarte alguna excusa para que no les parezca extrano que les tomemos muestras de sangre. Cuanto antes.
Sigmund Berli inspiro profundamente, despues junto las puntas de los dedos y empezo a describir circulos con los pulgares.
– ?Alguna propuesta? -pregunto escuetamente.
– No, tendras que ingeniartelas tu solo.
– Muy bien.
– No estoy seguro -comenzo Yngvar, en un tono levemente conciliador, como el que emplea un padre al tenderle la mano a un hijo insensato-. Me explico: hay dos cosas que tenemos que aclarar lo antes posible. Lo primero es si los ninos son hijos de sus padres. Lo segundo es…
Sigmund Berli se levanto.
– No he acabado -le advirtio Yngvar.
– Pues acaba, anda, que tengo mucho que hacer.
– Debemos averiguar la causa de la muerte de Kim y Sarah.
– Los medicos no la han encontrado.
– Pues que busquen mejor, que hagan nuevos analisis, que se yo. Es esencial que sepamos de que murieron esos ninos y si tienen algun padre desconocido por ahi fuera.
– ?Un padre desconocido?
Sigmund Berli estaba ya mas calmado, habia relajado los punos y su respiracion se habia normalizado.
– ?Insinuas que estos ninos pueden ser… hermanastros?
– No insinuo nada -replico Yngvar Stubo-. Tendras que discurrir un pretexto para que les hagamos esas pruebas. Buena suerte.
Sigmund Berli murmuro algo ininteligible. Yngvar Stubo tuvo la sensatez de no preguntarle que habia dicho. Sigmund a veces soltaba cosas de las que se arrepentia despues. Ademas, Yngvar sabia muy bien que estaba pensando su colega. Su hijo mayor era un chico rubio y flaco. Igualito que su madre, solia comentar el, con un orgullo mal disimulado.
En cuanto Sigmund cerro la puerta tras el, Yngvar Stubo marco el numero de la oficina de Inger Johanne.