breves y frios. En todo caso el primero.

– ?O sea, que verificaste si llego al hotel? -pregunto Tuva por tercera vez en menos de una hora.

– Si. Llego, se registro y pagaron la cuenta. Ahi se mueren todas las pistas.

Sintio un escalofrio y arrojo el gato al suelo.

– Ahi se mueren todas las pistas -repitio con un sollozo-. Parece una novela policiaca.

La sala no era grande, pero la vista a traves de las enormes ventanas brindaba un tono especial al apartamento. Todos los muebles estaban colocados hacia el amplio balcon, y desde donde estaba sentada, Synnove podia ver todo Oslo. Se puso de pie.

– ?Damos un paseo? -pregunto Tuva.

– ?Ahora? ?Una hora antes de medianoche?

Synnove estaba de pie al lado de la ventana. El edificio gris le habia parecido horrible desde fuera. Un bloque gigante de LEGO apoyado sobre la base, pegado a la pared calada de la montana a lo largo de toda la altura del edificio. En cuanto entro en la sala del undecimo piso, comprendio la admiracion infantil de su amiga por el nuevo apartamento.

Synnove nunca habia visto Oslo tan bella.

Las luces brillaban por todas partes. La ciudad yacia frente a ella como un decorado navideno armado por Dios, enmarcado entre las elevaciones oscuras y el mar negro. Los cohetes estallaban en el cielo con frecuencia creciente. Synnove y Tuva tenian asientos de primera fila para el show que empezaria en tan solo una hora.

– Por mi esta bien -dijo encogiendose de hombros.

Cinco minutos despues subian el camino de Grefsenasen. El frio mordia en la cara. Se habian abrigado bien, a diferencia de todas las otras personas que salian y regresaban a las fiestas con trajes elegantes y zapatos para usar dentro de la casa. Una pandilla de muchachos de entre doce y trece anos se divertia arrojando petardos a un grupo de mujeres jovenes que lanzaban grititos y corrian alrededor sobre sus tacones altos. Un hombre mayor bajaba por la vereda con un viejo y obeso perro labrador. Les echo un sermon a los muchachos, que corrieron ladera abajo vociferando insultos antes de desaparecer dentro de una obra en construccion cerrada trepando una reja de tres metros de altura.

– De veras que es increiblemente raro que todavia no haya sacado dinero -dijo Tuva casi sin aliento-. ?Estas segura?

Synnove disminuyo la velocidad. A menudo olvidaba que estaba en mejor forma que la mayoria.

– La unica cuenta que tuve la posibilidad de verificar es la que tenemos en comun. Marianne tiene ademas una tarjeta para una cuenta de ahorro de la que solo dispone ella. Tengo que hacer que la maldita Policia le pregunte al banco.

Se detuvo.

«No sirve para nada», penso.

Estaban en un cruce. Tuva senalo hacia arriba, donde un camino solitario serpenteaba hasta Grefsenkollen. Synnove se quedo inmovil.

– Estoy segura de que esta muerta -susurro.

Las lagrimas le corrian heladas sobre el rostro.

– No puedes saberlo -protesto Tuva-. ?Solo se fue hace una semana! ?Me acuerdo de lo confundida que estabas aquella vez que se fue a Francia y no dio senales de vida durante unos cuantos dias! Marianne es tan…

– ?Muerta! -grito Synnove-. ?No empieces tambien tu! Esa vez fue totalmente distinto. ?Entonces ella no queria nada conmigo! ?Ahora no es asi! Es que no puedes solo…

Tuva apoyo un brazo en ella.

– Disculpa. Solo trataba de animarte. Quiza seria mejor que no hablaramos de esto.

– ?Naturalmente que vamos a hablar de esto! -Synnove comenzo a caminar. Rapido. Aceleraba a cada paso. Tuva trotaba detras de ella-. ?De que otra cosa vamos a hablar? -grito Synnove-. ?Del tiempo? Quiero hablar de la maldita idiota de la tia abuela que ni siquiera aviso de nada cuando Marianne no aparecio. Quiero hablar de…

– ?La has llamado?

Ahora Tuva empezo a correr para mantener el paso.

– Si. No queria por nada del mundo hablar con la madre de Marianne, y eso lo puedo entender. Pero la mujer debe de ser… -se detuvo con brusquedad; habia un alce en medio del camino-… retrasada mental -gruno ella-. Le pregunte por que…

– ?Chiton!

El alce estaba a unos veinte o veinticinco metros. Cuando respiraba, el aire se volvia gris en torno a su hocico. Synnove pudo ver que era una hembra, y echo una mirada cuidadosa hacia ambos costados del bosque para ver si habia alguna cria en las cercanias. No podia ver ninguna, pero eso no significaba necesariamente que el animal estuviese solo.

– Todavia esta alerta -susurro-. Quedate bien quieta.

El alce hembra las miro por lo menos durante medio minuto. Llevaba la cabeza erguida y las orejas apuntadas hacia delante. Tuva se atrevio apenas a respirar.

– Nunca antes vi un alce en vivo -susurro, casi inaudible.

«Eso dice mucho acerca de cuanto sales», penso Synnove antes de empezar a gritar de improviso mientras hacia molinetes con los brazos. El animal se sobresalto, se volvio y desaparecio en la maleza con pasos largos y graciles.

– ?Guau! -exclamo Tuva.

– La tia debe de ser idiota -dijo Synnove, y continuo camino arriba-. Le pregunte por que no me habia avisado y me dijo que no sabia cual era mi apellido.

– En realidad es una razon bastante buena -grito Tuva, que estaba a punto de renunciar a seguirle el ritmo-. ?Esperame! ?No camines tan rapido!

Synnove se detuvo y se volvio.

– En primer lugar… -dijo sacandose un miton y blandiendo un dedo en el aire-, Marianne le habia escrito contandole que hago documentales. En segundo lugar, le conto que mi nombre es Synnove. En tercer lugar… - Tres dedos se separaron en el aire-. ?La mujer tiene el jodido acceso a Internet o alguna otra cosa! ?Solo se trata de buscar en Google Synnove mas documentary para encontrarme!

Tuva asintio con la cabeza, a pesar de que no se le habia ocurrido esa idea.

Siguieron caminando en silencio. Los fuegos de artificio se hacian mas intensos detras de ellas. Cuando pasaron el acceso a Trollvann, Tuva empezo a preguntarse si queria seguir. Respiraba con esfuerzo y tenia mas ganas de regresar que de cualquier otra cosa mientras avanzaba.

Habian llegado. Una luz tibia irradiaba a traves de todas las ventanas del restaurante de Grefsenkollen. El aparcamiento estaba repleto de automoviles que probablemente permanecerian alli hasta bien entrado el dia siguiente. Cuando Tuva y Synnove se acercaron, un nutrido grupo de gente vestida de fiesta salia por la entrada principal. La mayoria de ellos se detuvieron en la gran escalera, brindando con champan y elogiando la vista. Tres hombres con los brazos llenos de bengalas tropezaban camino del aparcamiento, con la intencion de encenderlas en una esquina.

– Aqui -resoplo Tuva dirigiendose a la cerca que rodeaba el aparcamiento frente a la escalera-. ?Aqui se esta hasta mejor que en mi casa!

Los barcos comenzaron a hacer sonar sus sirenas en el fiordo. Detras de Synnove y Tuva, los comensales gritaban encantados por los fuegos de artificio, por la fiesta, por el nuevo ano virgen que nacia ante ellos. Todo el cielo estaba iluminado. Crepitaba y brillaba frente a ellos y sobre ellos, silbando y gritando, ululando y estallando.

– ?Feliz Ano Nuevo! -dijo Tuva con cuidado, y apoyo su brazo en Synnove.

Synnove no contesto. Se apoyo en la cerca y miro Oslo con fijeza. El ano 2009 llevaba solo unos segundos y si sus sentimientos eran representativos del ano que empezaba, serian doce meses terribles.

Lo que por supuesto no sabia era que Marianne Kleive se encontraba precisamente a 8.110 metros de alli. Si lo hubiese sabido, apenas se habria alegrado.

Por primera vez en su vida, Synnove Hessel entro llorando a un nuevo ano.

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