– Es realmente adorable -dijo Karen devolviendole la foto-. Eres muy, muy afortunada por tenerla.
Aquello hizo que Inger Johanne se acalorase y se sintiese casi avergonzada. Isak queria a su hija mas que a nada en el planeta, e Yngvar era el padrastro mas carinoso del mundo. Los abuelos adoraban a Kristiane, y ella estaba tan bien integrada en el ambiente social de la familia Vik Stubo como era posible para una nina como ella. Sucedia de vez en cuando que alguien le dijese que Kristiane era muy afortunada por tener una familia tan buena. Live Smith le habia dado la sensacion de que disfrutaba de tener a su hija en la escuela.
Pero nadie habia dicho nunca que Inger Johanne era afortunada al tener una hija como Kristiane.
– Es cierto -dijo Inger Johanne-. Soy…, somos increiblemente afortunados, los que la tenemos.
Parpadeo con rapidez para evitar que se le saltasen las lagrimas. Karen extendio la mano por encima de la mesa y la apoyo sobre su mejilla. El gesto le parecio extranamente agradable, pese a los muchos anos que habian estado separadas.
– Los ninos son el mayor regalo de Dios -dijo Karen-. Son siempre, siempre, una bendicion; independientemente de donde vengan, de a quien le lleguen o de que manera.
Una lagrima solitaria se solto y rodo hacia abajo sobre la mejilla de Inger Johanne.
«Los norteamericanos y sus palabras», penso. Ellos y su enorme, grandilocuente y bello uso de las palabras. Sonrio brevemente y se seco una lagrima con el dorso de la mano.
– ?Quieren pedir ya?
El camarero habia aparecido nuevamente y las miraba alternativamente.
– Si -dijo Inger Johanne-. Seria bueno si nos puede comentar el menu en ingles, asi me evita tener que traducirlo para mi amiga.
Era el menor problema para el camarero. Durante casi diez minutos, explico y describio los diferentes platos y respondio a todas las preguntas curiosas de Karen. Cuando finalmente estuvieron de acuerdo en la comida y en el vino, Inger Johanne se dio cuenta de que Karen estaba mucho mejor educada que ella. Hasta el camarero estaba sorprendido.
Comenzaron con las ostras.
Ni siquiera estaban en el menu, y el camarero no las habia nombrado en su exhaustiva descripcion de lo que el restaurante tenia para ofrecer. Karen habia reflexionado cuando el termino su presentacion, habia mostrado su sonrisa blanquisima y habia concluido que todo chef que se precie tendria una reserva de ostras.
Miro el plato. Las medias conchas descansaban sobre una cama de hielo y olian levemente a resaca. Nadie podria haber dicho que la masa gelatinosa y gris blancuzca era tentadora. Miro a Karen, que utilizando una escudilla vertia una mezcla de vinagre y vino del Rin sobre cada ostra antes de llevarse la primera concha a la boca para absorber su contenido. Con los ojos cerrados, dejo que la ostra rodase en su boca antes de tragarla y exclamo:
–
Inger Johanne la imito.
Las ostras eran lo mejor que habia probado en su vida.
– Inger -dijo Karen una vez que las conchas estuvieron vacias-. Cuentame mas. ?Cuentamelo todo!
Hablaron durante los dos platos siguientes. Sobre sus tiempos de estudiantes y acerca de sus amigos comunes de entonces. De sus familias y de sus padres, de sus alegrias y sus frustraciones. De los hijos. Hablaban interponiendose, riendo juntas e interrumpiendose. El pequeno local tenia una acustica lamentable; la risa fuerte de Karen estallaba contra las altas paredes de piedra importunando a los otros comensales. El camarero, de todos modos, se mostraba atento y escanciaba discretamente cada vez que las copas amenazaban con vaciarse.
– Karen, debo preguntarte acerca de algo.
Inger Johanne miro el cuarto plato cuando se lo colocaron delante, una codorniz sobre un lecho de pure de alcachofas. Pequenas tiras de jamon de Parma circundaban al ave menuda, junto a algun que otro tomate macerado.
– Cuentame cosas de APLC -pidio.
– ?Como sabes que trabajo ahi?
Karen se llevo a la boca la enorme servilleta de tela antes de retomar los cubiertos.
– Te busque en Google -contesto Inger Johanne-. Justo ahora estoy ocupada con un proyecto en el que…
Karen se rio haciendo tintinear las copas.
– ?Hemos estado aqui sentadas durante mas de dos horas y aun no nos hemos contado ni donde trabajamos ni que es lo que hacemos! ?Cuentame!
E Inger Johanne se lo conto. Hablo de su trabajo en el Instituto de Criminologia; del doctorado que habia cursado en el ano 2000, de cuanto le gustaba la investigacion, y de como no podia escapar a los compromisos docentes que acompanaban a su trabajo, y de las alegrias y frustraciones que resultaban de combinar su carrera con las necesidades de dos ninas exigentes. Finalmente llego al proyecto que la ocupaba entonces. Cuando termino, las codornices se habian convertido en dos osamentas minusculas y los platos estaban casi vacios.
– Tienes que visitarnos -dijo Karen con decision-. Las cuestiones de que nos ocupamos son sumamente importantes para tu investigacion.
– Y ahora es tu turno -dijo Inger Johanne-. A ver.
Le pidio al camarero que hiciese una pequena pausa antes del plato siguiente. Sentia que habia bebido un poquito de mas, pero no importaba. No podia recordar cuando fue la ultima vez que habia comido en un restaurante, y ciertamente tampoco cuando se habia sentido tan bien. Cuando el camarero lleno la copa, se lo agradecio con una sonrisa.
– La empresa se establecio en 1971 -empezo Karen, y sostuvo la copa de vino tinto contra la luz para evaluar el color-, y esta en Montgomery, Alabama. Los dos fundadores, que incidentalmente son blancos, estaban en el movimiento de derechos civiles. En principio, empezaron con la oficina para luchar contra el racismo. Una empresa claramente deficitaria, por supuesto.
Se interrumpio, como buscando la manera de contar una larga historia en el menor tiempo posible.
– Al comienzo, bien podria decirse que funcionabamos como una oficina de apoyo legal gratuito. ?Tampoco es que yo estuviese ahi en aquel tiempo!
La risa resono otra vez entre las paredes, y una pareja mayor sentada dos mesas mas alla las miro con enojo.
– En ese entonces yo no habia acabado ni siquiera la
– Ku Klux Klan -dijo despacio Inger Johanne.
– Tambien ellos. Hemos ganado una serie de casos contra miembros del Klan. Un par de veces hasta llegamos a conseguir que cerraran campos de entrenamiento y tambien les destruimos celulas bastante importantes. El problema es, por supuesto… -Aspiro aire y tomo un pequeno trago-. Los del KKK no son los unicos en esta lucha. Tenemos a los Imperial Klans of America, Aryan Nations, Church of the Creator…,
– ?No todos estan dirigidos contra los afroamericanos, entiendo?
– No. ?Tenemos, por ejemplo, movimientos separatistas negros que quieren echarnos a todos los demas! De la misma manera, los judios tienen enemigos por todos lados. Tambien entre nosotros.
De pronto Karen le parecio mas vieja. Las arrugas en torno a los ojos no eran arrugas de sonrisa, como Inger Johanne habia creido. Cuando estaba seria, eran mas profundas.
– Institute for Historical Review, Noontide Press…, demasiados. Por su parte, los judios tienen la Jewish Defense League, que definitivamente es una organizacion de odio. En todo caso:
