pasado, el resto no seria problema.

Pero habia otros desafios.

Comprendio enseguida que seria una locura tratar de atravesar el techo y el roble grande en la oscuridad. Tan solo la luz debil del farol solitario hacia posible ver algo. No era suficiente. Como necesitaba las dos manos para cruzar el techo y llegar hasta el arbol, la linterna le seria de poca ayuda. La podia asegurar al cinturon, por supuesto, pero alli no le seria tan util.

Lukas Lysgaard era padre de tres hijos; tenia veintinueve anos, ya no era un muchachito sin miedo ni sensatez. Retrajo el cuerpo nuevamente con cuidado y logro volver al altillo sin hacer demasiado ruido.

Se sento otra vez en el sillon. Extrajo su movil y tecleo un mensaje para Astrid.

«Dormire en casa de papa. Llamare manana. Lukas.»

Luego coloco el aparato en modo silencioso.

Esperaria a que se hiciese de dia, a pesar de que la luz diurna llegaba tarde en esta epoca del ano. Extrajo nuevamente el retrato de la que ya sabia que era su hermana y lo examino largamente bajo la luz blanco-azulada de la Maglite.

Quiza tenia sobrinos y sobrinas.

En todo caso tenia una hermana.

El solo pensamiento lo mareaba, y sintio enseguida como el cansancio crecia dentro de el. Sentia los miembros pesados, plumbeos, y ya no lograba mantener el retrato derecho. Lo volvio a guardar dentro de la camisa, apago la linterna y se recosto en el confortable sillon.

Cuando comenzo la hora de los lobos, dormia.

Hijo desaparecido

Yngvar Stubo estaba tan cansado cuando se desperto que durante un rato dudo de si seria responsable conducir el coche de alquiler que habian puesto a su disposicion. No era por el alcohol. Se habia limitado a ese unico trago. De todos modos, sentia pesadez en el cuerpo y una modorra persistente que le dificultaba dejar la cama. Era como si se estuviese preparando para algo.

Despues de tres tazas de cafe, dos porciones de huevos revueltos con panceta y un cruasan recien horneado, todo resulto mas facil.

Se acercaba a Os.

No habia querido avisar de su llegada. Un riesgo, por supuesto, ya que no era seguro que Lukas Lysgaard estuviese en casa. De todos modos, Yngvar queria mantener la ventaja psicologica que acompana toda visita policial no anunciada. No habia estado nunca en casa de Lukas y cuando la voz mecanica del GPS le sugirio con insistencia que girara a la derecha al pasar un campo sin otro indicio que un camino secundario en esa direccion, decidio preguntar. Le parecio que una mujer de unos sesenta y tantos, que se daba prisa a lo largo de un camino para bicicletas, tendria claro adonde se dirigia.

– Disculpe -dijo apretando el boton para bajar la ventanilla-, ?conoce usted la zona?

La mujer asintio con desconfianza.

El menciono la direccion adonde se dirigia, sin que ello la volviese mas comunicativa.

– Lukas Lysgaard -dijo el, rapido, ya que ella dio senas de seguir su camino-. ?Busco a Lukas Lysgaard!

– ?Oh, si! -contesto la mujer con una sonrisa compasiva-. Pobre muchacho. Tercer camino a la derecha. Sigalo durante unos trescientos metros. Gire hacia la izquierda cuando vea una casita roja algo destartalada y siga recto. Cuando vea una casa blanca alli donde el camino hace una curva, siga hasta arriba de la cuesta. Es alli. Casa amarilla. Garaje doble.

Yngvar repitio las indicaciones, recibio una inclinacion de cabeza a modo de confirmacion, le dio las gracias educadamente y puso el coche en marcha.

Cuando se acercaba a la casa, dejo caer la vista en el reloj del tablero.

08.10.

Quizas estaba retrasado.

Como Lukas trabajaba en Bergen, seguramente salia de su casa temprano. Yngvar sabia bien poco acerca de la infraestructura de Vestland, pero estos dias despues de Navidad lo habian hecho darse cuenta de que el trafico de las horas punta desde el sur hacia Bergen podia ocasionar un atasco total desde Flesland hasta la ciudad. Flesland quedaba al noroeste de Os, pero de acuerdo con lo que el podia entender uno terminaba sentado en la misma cola y sin avanzar en cuanto se acercaba a la ciudad.

Torcio frente a una casa de los anos cuarenta, grande y pintada de amarillo, con verja y aleros, y todas las demas senales de ser una vivienda practica y absolutamente antiestetica.

Aparco frente al porton y camino hacia la puerta.

Dentro se escuchaban gritos de ninos, seguidos de las quejas resignadas de quien imagino seria la esposa de Lukas. Un maullido lastimoso lo hizo retroceder en la pequena escalera de piedra y mirar hacia arriba. En el techo de la marquesina vio un gato con el pelaje atigrado. Cuando le miro a los ojos, verdes, el gato huyo hacia las canaletas del techo, descendio por la pared y acerto a entrar en la casa justo cuando la puerta se abria.

– Hola -dijo Yngvar, subio los escalones y alargo la mano.

Astrid Tomte Lysgaard lo miro sorprendida.

– Hola -dijo con docilidad, y tomo su mano.

– Yngvar Stubo. De Kripos. Trabajo en la investigacion del asesinato de su suegra, y…

– Se quien es usted -dijo Astrid sin dar senales de dejarlo entrar-. Pero Lukas no esta en casa.

– ?Ah! ?Ha salido ya para el trabajo?

– Es posible. Paso la noche en casa de su padre.

– Ya veo.

Yngvar sonrio. Astrid Tomte Lysgaard no se habia arreglado todavia para el dia. La bata era demasiado grande, y los pies blancos como la leche indicaban que era enjuta. Arrugas secas le rodeaban los ojos, y las bolsas debajo de estos eran demasiado perceptibles para su edad.

– Lo siento -dijo ella, y sacudio la mano, resignada-. Vamos un poco retrasados, asi que si no tiene nada mas…

Una criatura de tres anos asomo la cabeza detras de ella.

– Hola -dijo el nino, risueno-. Me llamo William y mi abuelo esta completamente muerto.

– Yo me llamo Yngvar. Soy policia. ?Es tu gato el que he visto?

– Si. Se llama Borghild.

El chiquillo no lo decia bien, y en realidad dijo: «Bojgil».

Yngvar sonrio todavia mas ampliamente.

– Buen nombre para un gato -asintio-. Ahora debes vestirte, jovencito. ?No debes ir pronto al parvulario?

– ?Lo oyes? -Astrid sonrio palida y revolvio el cabello de su hijo-. El policia ha dicho que debes vestirte. Siempre tenemos que hacer lo que dice la Policia, ?sabes?

El chiquillo se dio la vuelta rapido y dio un brinco.

– ?Va todo bien? -pregunto Yngvar en voz baja.

Ella no hizo aun ninguna indicacion para dejarlo entrar. Pero tampoco cerro la puerta.

– Bueno, ya sabe. -Los ojos estaban a punto de desbordarse de lagrimas-. Es dificil para Lukas -dijo, y se seco el ojo izquierdo con un movimiento veloz-. Una cosa es que Eva Karin haya muerto. Pero casi igual de malo es ver a Erik tan… -Sus manos eran pequenas y tenian dedos largos y delgados. Tenia los brazos sobre el pecho y se alisaba el cabello detras de las orejas con un movimiento nervioso y repetido-. Y ademas Lukas piensa que…

Un coche hizo sonar su claxon desde la calle. Yngvar se volvio y vio a un hombre con el asiento trasero lleno de ninos saliendo del acceso de la casa vecina mientras saludaba con el brazo a Astrid. Ella levanto la mano como respuesta.

– ?Que piensa Lukas? -pregunto Yngvar cuando ella no continuo.

– Bueno…, no lo se, realmente.

Вы читаете Noche cerrada en Bergen
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату