corporal de Kristiane y la expresion de su cara, las palabras que habia elegido y el tono de su voz los que habian sido criticos.
Exactamente el tipo de cosas que hacian que Isak se riese de ella y que Yngvar intentase ocultar lo deprimido que estaba.
Y si uno de ellos o ambos creyesen, contra lo que era de esperar, que ella tenia razon, en todo caso Yngvar insistiria en que contactaran de inmediato con la Policia. Isak tambien, probablemente. Era un buen padre en muchas cosas, pero nunca habia entendido lo fragil que era Kristiane.
Si habia algo que la nina no podria tolerar era que personas extranas se entrometiesen en su esfera y le preguntasen sobre algo que ella, de una manera u otra, habia logrado encerrar dentro de si. Aclarar un asesinato era desde luego importante, pero Kristiane lo era mas.
Esto era algo que Inger Johanne debia resolver sola. Ahora el pulso estaba mas calmado. Empezo a tener frio por el sudor de la noche y decidio cambiar la ropa de cama. Hallo un juego limpio y con manos expertas preparo un lecho seco y comodo en solo cuatro minutos. No se tomo el trabajo de cambiar la colcha de Yngvar. Se veia rara con la funda diferente, pero eso podia esperar hasta manana. Se acosto de nuevo y cerro los ojos. Estaba totalmente despierta. Dio una vuelta en la cama e intento pensar en otra cosa.
Kristiane habia visto algo terrible. Un crimen, o su resultado. Alguien vigilaba a Kristiane.
Dio otra vuelta sobre la cama. El pulso se le aceleraba. Se sento con brusquedad. Aquello no podia continuar. Aqui y ahora no habia nada que ella pudiese hacer. Tampoco podia llamar a nadie a aquella hora, y por otro lado, Kristiane estaba segura en casa de Isak. De una u otra forma, tenia que pasar la noche.
Por la manana hablaria con Yngvar. La decision la calmo.
Le rogaria que volviese a casa. No era necesario decirle por que; el escucharia en su voz que tenia que regresar. Yngvar regresaria a casa desde Bergen, ella se lo contaria todo. No podia decirle nada.
Si estaba en lo cierto, lo que seguiria destruiria a Kristiane. Era imposible vivir asi. Agarro la almohada de Yngvar, la coloco sobre su barriga y la apreto contra si como si fuera una de las ninas.
Podia levantarse y trabajar. No.
Habia tres libros sobre la mesita de noche. Tomo uno. Lo hojeo hasta donde estaba marcado y comenzo a leer.
Los pensamientos pasaban a toda velocidad, se sentia fisicamente mal.
Yngvar habia querido desde hacia mucho poner un televisor en el dormitorio. Ahora ella se arrepentia de no haber accedido. No es que hubiese logrado engancharse a nada, pero tenia una intensa necesidad de escuchar voces. Por un momento se sintio tentada de despertar a Ragnhild. En lugar de hacerlo, encendio la radio del reloj. Ya estaba sintonizada en la NRK P2 y la musica clasica inundo la habitacion, una musica tan triste como la novela posapocaliptica de McCarthy. Jugo con la rueda del sintonizador hasta que la frecuencia cayo en una radio local que emitia musica pop durante toda la noche, y subio el volumen; el dormitorio de los vecinos quedaba justo debajo del de ellos.
El
Se inclino y recogio el periodico. Era la edicion diurna, que no habia leido. Tampoco era que hubiese mucho para leer; los titulares y las demas noticias en la primera plana se referian a la crisis financiera. Hasta ahora, el derrumbe de los mercados financieros del mundo no le habia importado, a pesar de que lo reconocia de mala gana. Tanto ella como Yngvar trabajaban en el sector publico, ninguno de los dos perderia su trabajo; y la renta estaba en caida libre. Ya notaban que tenian mas dinero que desde hacia mucho tiempo.
Empezo por la ultima pagina, como solia.
El articulo principal de «Despues de la bolsa» trataba sobre el fallecido artista Niclas Winter. Inger Johanne habia visto varios de sus trabajos y
Por lo visto, el hombre no tenia herederos.
Su madre y sus abuelos habian muerto. No tenia hermanos, y su madre habia sido tambien hija unica. Simplemente no habia nadie para heredar la pequena fortuna que Niclas Winter dejaba tras de si, sin haber tenido idea de ello. Ademas de la ya finalizada
Los artistas se expresaban con loores acerca de
A pesar de la crisis financiera, el dinero parecia fluir en lo relacionado con el arte de Niclas Winter, ahora que el estaba muerto. StatoilHydro ya habia iniciado una demanda por la escultura rechazada y no queria darse por vencida antes de que el sindico revisase el contrato cancelado. Su calculo liberal y altamente provisional del valor de la escultura oscilaba entre los quince y los veinte millones. Quiza mas. El articulo resaltaba la ironia de que Niclas hubiera vivido de prestamos miseros y de la buena voluntad de los mecenas, y que en cuanto murio se hubiera convertido en un hombre rico. Un destino no del todo extrano en un artista, senalaba el empresario y coleccionista Christen Sveaas, dueno de dos instalaciones menores de Niclas Winter que integraban su extensa coleccion en Kistefos; el hombre ahora podia constatar con satisfaccion que se habia producido un radical aumento en el valor de ambas.
En un articulo destacado se mencionaba que Niclas habia tenido suficientes demonios. Habia vivido con VIH, que pudo mantener bajo control gracias a las medicinas. Desde los dieciocho anos, habia estado tres veces internado en clinicas para combatir la adiccion. Su ultima estancia, cuatro anos atras, habia tenido exito. Sus mejores obras pertenecian a la epoca inmediata a esa cura, y dos de sus colaboradores expresaban gran sorpresa por que hubiese vuelto a utilizar heroina. Se hallaba frente a su gran debut internacional y especialmente durante las ultimas dos semanas antes de su muerte habia estado en paz, casi feliz. Como las recaidas previas habian sucedido en relacion a reveses artisticos, era dificil entender que hubiese querido volver a las drogas.
Inger Johanne sintio que respiraba con mas calma y que, de hecho, comenzaba a estar cansada. Leer sobre las desgracias de otros ponia por el momento las cosas en perspectiva. Dejo caer el periodico sobre la cama y cerro los ojos.
«Kristiane esta segura», penso, y reconocio que el sueno llegaba finalmente.
No se atrevio siquiera a recostarse mejor o a apagar la luz. Queria solamente deslizarse en la oscuridad detras de sus parpados. Dormir. Solo queria dormir.
«Kristiane esta segura en casa de Isak, y manana he de hablar con Yngvar. Todo saldra bien.»
Cuando se desperto cuatro horas mas tarde, el periodico estaba aun a su lado sobre la cama, abierto por el articulo que hablaba del fallecido artista de instalaciones Niclas Winter.
– ?Ha visto usted este articulo?
El abogado Kristian Faber levanto contra su voluntad la vista de los documentos y tomo el periodico que su secretaria le alcanzaba.
– ?De que se trata? -murmuro intentando terminar de comer los restos del bollo sin dejar escapar demasiadas migajas.
Una fina lluvia de migas grasas y almendras cayo sobre el pecho de la camisa y el se inclino hacia delante tratando de sacudirlas sin provocar manchas.
– ?No es este el periodico de ayer?
– Si -dijo la secretaria-. Lo lleve a casa como acostumbro al terminar la jornada, y entonces encontre esto. ?No es raro que su cliente no llegara nunca! Esta muerto.
– ?Quien? -Mastico lo mejor que pudo y mantuvo el periodico frente a si con una mano-. ?Oh! -dijo con la boca llena de comida-. Ese. Si, Dios mio. ?No era bastante joven?
– Si lee el caso -dijo la secretaria con una sonrisa indulgente-, entonces…
– Nunca leo «Despues de la bolsa». Dejeme ver. Niclas Winter, si. Aja. Sobredosis, digo yo. Pobre diablo. Parece que… -Ahora dejo de masticar-. ?Caramba! Era muy conocido. No oi nunca nada acerca de este tipo. Aparte de como un cliente futuro, quiero decir.