– Si. No, no se quien es. Puedo preguntarle a Lukas cuando se despierte.

– No, no se preocupe. No lo molestemos con detalles. Yo lo llamare dentro de un par de dias.

– ?Hay algo mas?

– No. Deseele una pronta recuperacion.

– Gracias. Eso hare. Hasta luego.

La comunicacion se corto antes de que el alcanzase a despedirse. Dejo el telefono y se recosto sobre la cama otra vez, con las manos entrelazadas bajo la nuca.

Ahora por lo menos sabia que el retrato era de una mujer.

Sintio un pequeno remordimiento cuando penso que, de hecho, habia enganado a Astrid. Igualmente inesperado fue darse cuenta de que ella tambien le habia mentido. La forma en que se interrumpio en mitad de la frase indicaba que habia cambiado de intencion al ocurrirsele algo.

Algo que no queria compartir con el.

Si no era otra cosa, esto podia querer decir que estaba sobre la pista correcta.

Detective a pesar suyo

Sus calzoncillos yacian en el suelo. Las marcas de rozamiento se destacaban mugrientas, aun contra el algodon verde oscuro. Ella tomo la prenda haciendo una pinza con el pulgar y el indice, y fue hasta el bano para arrojarla en la cesta de la ropa sucia. Como estaba claro que el habia estado indispuesto del estomago, haria lo mismo con los pantalones. Estaban justo frente a la puerta cerrada que daba al dormitorio. En el camino habia recogido ya los calcetines. Con el bulto de ropa bajo el brazo, abrio la puerta silenciosamente y entro en la habitacion.

Olia a enfermo.

Mal aliento, olor a sueno y a gases intestinales se mezclaban en una pestilencia que la obligaron a abrir de par en par la puerta del balcon. Se lleno los pulmones dos veces con el aire fresco antes de volverse hacia el.

Dormia tan profundamente que no se percato ni del ruido que ella hizo con la puerta ni de la corriente de aire helado. La colcha se elevaba lentamente y con ritmo acompasado, y lo cubria de manera que ella podia verle solo la coronilla. Empezaba a perder el cabello. Las entradas de Lukas se habian profundizado durante los ultimos dos anos, pero aquella era la primera vez que ella se fijaba en que iba camino de desarrollar una calva. La afecto. Le parecia tan fragil ahi tumbado.

– Lukas -dijo en voz baja y se acerco al lecho.

El siguio durmiendo.

Ella se sento al borde de la cama y le acaricio el cabello.

– Lukas -repitio, mas alto-. Tienes que despertarte.

El gimio e intento taparse la cabeza con la colcha.

– Quiero dormir -murmuro-. Vete.

– No, Lukas. Pronto ire a buscar a los ninos y hay algo que debo hablar contigo cara a cara. Algo importante.

– Tendra que esperar. ?Me duele tanto… -trago saliva ruidosamente y se quejo- la garganta!

– Ha llamado Yngvar Stubo.

La colcha se quedo inmovil. Ella se percato de que el se tensaba y le acaricio nuevamente la cabeza.

– Hizo una pregunta muy rara -dijo despacio-. Y yo tengo algo que preguntarte.

– Mi garganta. Me quema.

– Ayer -comenzo ella, y se aclaro la garganta-. Ayer por la manana me dolia la cabeza. Como no teniamos mas Paracet, decidi tomar una de tus pildoras para la migrana.

El se sento con brusquedad.

– ?Te has vuelto loca? -protesto el-. ?Esas pildoras estan recetadas y son solamente para mi! ?Ni siquiera se si alivian otro dolor de cabeza que no sea una migrana!

– Tranquilo -dijo ella con calma-. No tome ninguna. Pero he de admitir que abri tu cajon y…

– ?Que hiciste que?

La voz le laceraba la garganta.

– Yo solo queria…

– Hacemos todo lo que podemos para ensenar a los ninos que deben dejar en paz las cosas ajenas -dijo el, excitado; la voz empezaba a fallarle-, que no deben abrir la correspondencia de los demas, que no deben mirar en los cajones de las mesitas de noche de los otros. Y entonces…, y entonces vienes tu y…

Los punos golpearon la colcha.

– Lukas -dijo Astrid con calma-. Lukas, mirame.

Cuando finalmente el levanto la vista, la clavo en su mirada.

– Tenemos que hablar -dijo ella-. Has empezado a tener secretos conmigo, Lukas.

– No tengo opcion.

– Claro que si. Siempre tenemos opciones. ?Quien es la mujer del retrato del cuarto de tu madre? ?Y por que quitaste el retrato de su marco y lo guardaste en tu cajon?

Puso su mano sobre la de el. Estaba fria y humeda, aun en el dorso. El no la retiro, pero tampoco la abrio para tomar la que ella ofrecia.

– Creo que tengo una hermana -susurro.

Astrid no podia creer lo que el estaba diciendo.

– Creo que es posible que tenga una hermana -repitio el con voz ronca-. Una hermana mayor que es hija de mi madre. Quiza tambien de mi padre. De cuando eran muy jovenes.

– Creo que te has vuelto completamente loco -dijo Astrid con suavidad.

– No. Lo creo en serio. El retrato estuvo alli mucho tiempo, y nunca supe de quien era. Una vez le pregunte a mi madre…

Un ataque de tos lo obligo a inclinarse hacia delante. Astrid le solto la mano, pero no se puso de pie.

– Le pregunte a mi madre quien era. No me contesto. Solo dijo que era una amiga a quien yo no conocia.

– Seria cierto, entonces.

– ?Por que tendria mi madre un retrato al lado de su cama de alguien a quien yo nunca conoci, si no es porque era mi hermana? Los otros retratos son de papa y de mi.

– Conoci a tu madre durante doce anos, Lukas. Eva Karin era la persona mas honesta, magnifica y absolutamente decente que he conocido. Ella no hubiese mantenido nunca, nunca, una hija oculta. Nunca.

– ?La puede haber dado en adopcion! ?No hay nada censurable en eso! Al contrario, explicaria el absolutismo de mi madre en lo que respecta al aborto y… -La voz se le debilito del todo y se llevo la mano a la garganta-. ?Que pregunto Stubo? -susurro.

– Pregunto quien era la persona del retrato.

– ?Que le contestaste?

– Nada.

– ?Nada?

– Dije que no lo sabia. Es cierto. No se quien es. Pero si esto puede tener algun significado para la investigacion, debes hablar con el.

– ?Es imposible que tenga algo que ver con el caso! No quiero que esto se haga publico. ?Es lo ultimo que mi madre hubiese querido!

– Pero, Lukas -dijo ella despacio, y le estrecho otra vez la mano-. ?Por que crees que Stubo esta tan preocupado con este retrato? Esta claro que opina que debe tener algun significado. Y nosotros queremos que este asunto se solucione, ?no es cierto? ?Lukas?

El no contesto. La expresion mohina de mirada condescendiente le recordo tanto a su hijo mayor que tuvo que sonreir.

– Fue mi padre quien lo retiro -murmuro el.

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