de la policia, o hagan lo que sea que hacen, por ahora el
Yngvar se sentia tan acabado que ni siquiera protesto por aquel comentario.
– En todo caso, Silje Sorensen me dijo que Inger Johanne la habia visitado con unas preguntas, y una teoria que tenia que ver con su investigacion. Este asunto del odio. U otra cosa que…, no se, simplemente. De todos modos, la teoria se correspondia tan bien con la evidencia que tiene Oslo que ya se ha establecido un equipo para realizar una investigacion mas profunda en colaboracion con la Policia de Oslo y Kripos. Alli es donde vamos. Eso es mas o menos lo que se. ?Chist! ?Las noticias, mira!
– «?Chist!» -repitio Yngvar de mal humor-. ?Yo no he dicho nada!
Sigmund aumento el volumen.
TV2 inicio su transmision con el caso del
Era evidente que habian tenido un problema para llegar a tiempo, puesto que el reportaje empleaba imagenes de archivo. Ni siquiera habian logrado encontrar fotografias invernales; el gran edificio de la Central de Policia aparecia banado en la luz del sol y personas vestidas con ropas ligeras entraban y salian a traves de la puerta principal. La voz en
– ?Chis! -repitio Sigmund cuando la camara mostro a una mujer delgada, vestida con un uniforme con bordes dorados y dos estrellas en las hombreras.
– No podemos hacer ningun comentario ahora sobre el caso -dijo decidida, y se alejo del microfono.
– ?Puede usted confirmar la informacion que el
– Como ya dije, no tengo nada que agregar sobre esto.
– ?Cuando se informara a la opinion publica sobre este caso, que parece muy importante y enrevesado?
– Como he dicho, no puedo decir absolutamente nada sobre…
Sigmund apago el televisor.
– Nos vamos -dijo, y se puso de pie-. Empiezo a sentir bastante curiosidad por saber de que va todo esto. Voy a buscar mi maleta y nos vemos abajo dentro de un par de minutos. ?Que es eso, por cierto?
Indico con la cabeza la mesita de noche sobre la que Yngvar habia dejado el retrato de la mujer desconocida.
– Es el retrato del que te hable -dijo Yngvar.
– ?Que retrato?
– El que estaba en la habitacion de Eva Karin. Tenemos que pasar por la comisaria con el. Quiero saber quien es. Probablemente sea la mejor forma de averiguarlo.
– ?Como diste con el? -pregunto Sigmund.
– Es una larga historia.
– Ahorramela. ?Nos vemos abajo?
Yngvar asintio. Estaba todavia sentado sobre la cama. Le costaba digerir todo lo que habia pasado en la ultima media hora y se sentia mareado. No podia recordar haberse sentido nunca tan cogido por sorpresa como ahora. Cuando por fin se puso de pie, la debilidad lo forzo a dar un paso de lado para mantener el equilibrio.
El que el
Agarro la pequena maleta, cogio el abrigo y camino hacia la puerta. Cuando la cerro, supo que la sensacion que tenia en el diafragma no se debia al hambre.
Se sentia humillado por su propia esposa, y ni siquiera lograba indignarse. Solo tenia dolor de estomago.
Casi como cuando era pequeno y se avergonzaba.
La secretaria de Kristen Faber no sentia la menor verguenza por hacer copias de algunos documentos de vez en cuando para llevarselos a casa. A su marido le gustaba que ella le contase los casos que veia, y en ocasiones se divertian mucho con el interrogatorio policial de algun pecador que trataba de escabullirse de una culpa evidente, o con el pleito lamentable de uno de esos infelices que no tenian como para pagarse un abogado. No conservaba los documentos durante mucho tiempo; en cuanto dejaban de resultar entretenidos, terminaban en la chimenea.
Por lo que respectaba al testamento encontrado en el armario grande de roble del archivo, no era precisamente para divertirse por lo que habia hecho una copia y la habia guardado en su cartera. Al contrario, su marido se puso muy serio cuando ella le refirio el caso durante la cena de ayer. El no conocia al malogrado Niclas Winter, pero habia oido algo respecto del autor del testamento. Le habria gustado tanto dar una mirada al documento que durante la manana ella hizo dos copias. Solamente una quedo guardada en el archivo del abogado Faber.
No era posible que hubiese algun peligro en que su marido echase una ojeada.
Ahora grapo la carta explicativa al testamento original y puso ambos documentos en un sobre. Le habia llevado solo dos minutos averiguar que el juzgado de sucesiones era el destino correspondiente para ese tipo de documento; de hecho, para asegurarse de que nada saliese mal, estaba por ir hasta la oficina de correos y mandarlo por correo certificado. Mejor estar sobre seguro cuando se trataba de estas cosas. Una vez, la corte mantuvo que el abogado Faber habia excedido la fecha termino para una apelacion, a pesar de que ella estaba completamente segura de haberla remitido a tiempo.
No es que el testamento fuese tan importante como una apelacion, pero la filipica que su jefe le solto aquella vez habia causado su efecto. En todo caso no podian quedar dudas de que la carta habia sido enviada. Se puso el abrigo, metio el sobre en la cartera y tarareo una cancioncilla cuando cerro la puerta con llave y salio al mediodia brillante y lleno de sol.
Sensatez y sentimientos

Carpeta hallada esta manana. La tomo prestada el maestro para ninos especiales y se equivoco. Lamento las molestias Live Smith.
Inger Johanne leyo el SMS dos veces sin saber si sentir alivio o fastidio. Por un lado, era, por supuesto, bueno que hubiesen encontrado el archivo de Kristiane. De todas maneras, le asustaba que la escuela manejase datos sensibles de un modo tan relajado. En cuanto cerro la puerta de su oficina, se le ocurrio que tendria que haberse sentido muy contenta. Que la carpeta de Kristiane no se hubiese perdido amortiguaba la sensacion de que alguien vigilaba a su hija.
Se metio el movil en el bolso y se escabullo del edificio sin que la viesen. Eran solo las dos y no lograba concentrarse en otra cosa que no fuera en hablar con Yngvar. No habia dado senales de vida todavia y no respondia el telefono cuando lo llamaba.
No podia contar las veces que lo habia intentado.
La secretaria del abogado Faber decidio llamar y hacer el encargo, para estar segura. La tienda de especialidades Laksen, en Bjolsen, era el mejor lugar para conseguir higado de ternera, y a su marido le gustaba comer un buen guiso de higado en la cena del domingo. Debia ser ternera, porque si no sabia a rancio. Quiza la tienda todavia tuviese tambien bacalao en soda, pese a que ya habia pasado la temporada. Asi prepararia pescado el sabado y carne el domingo, penso satisfecha. Estaba a punto de llamar por telefono cuando este sono. Lo levanto rapido y dejo escapar la frase acostumbrada:
– Oficina del abogado Faber, ?en que puedo ayudarle?