totalmente atascado. Fueron la experiencia unica de Inger Johanne con el FBI y su aguda forma de observar la conducta de las personas los que resolvieron el caso y salvaron la vida de una chiquilla. Se habia enamorado de Inger Johanne por muchas razones, pero cuando recordaba a veces los tiempos de la dramatica busqueda de esa criatura desaparecida, se daba cuenta de que era principalmente su capacidad para combinar intelecto e intuicion, razonamiento y emocion, lo que lo habia atraido hacia ella con una fuerza que no habia experimentado nunca antes.
Inger Johanne era la mezcla perfecta de sensatez y sentimientos.
Pero esta vez, despues de tantos anos trabajosos, simplemente no la habia creido.
Sentia tanta verguenza que tuvo que cerrar los ojos.
– ?Me crees ahora?
Su tono no era agresivo. Ni siquiera le censuraba. Por el contrario, su voz sonaba aliviada. Eso lo hizo sentirse aun mas pequeno.
– Te he creido todo el tiempo -murmuro-. Solo pense que…
– Olvidalo -dijo Inger Johanne, y se sento otra vez-. ?Que hacemos con esto?
– No se. Simplemente no lo se. Quiza lo mejor sea esperar. Ella hablo contigo el lunes, y ahora con ambos. Probablemente deberiamos esperar a que decida por si sola cuando quiere decirnos algo mas.
– No es seguro que lo haga.
– No. Pero ?la expondrias a una declaracion ante un juez?
Ella apoyo una mano en el muslo de Yngvar y con la otra levanto la copa de la que el bebia.
– No todavia. No si no es absoluta y totalmente necesario.
– Entonces estamos de acuerdo.
Ella sintio una rafaga de ternura por el; una profunda gratitud porque el, sin reparos, protegeria a su hija adoptiva en un caso donde era evidente que la cria podia tener informacion vital sobre un asesinato sin resolver.
– Gracias -dijo simplemente.
– ?Por que estan aqui? -pregunto Yngvar tan bajo que ella casi no lo entendio.
– ?Que?
– ?Por que estan aqui? -repitio el-. The 25'ers. Aqui. En Noruega.
Ella dejo que el vino rotase dentro de la copa. El ritmo de
– No lo se -dijo-. Pero es posible que esten tambien en otros lugares.
– No.
El tomo la copa que ella sostenia y bebio un trago.
– La Interpol no tiene ninguna informacion de que haya casos similares en el resto de Europa. En los Estados Unidos, en cambio, el FBI trabaja con un caso alli…
– Seis hombres homosexuales fueron asesinados, y parece que hay una especie de conexion entre todos - completo ella-. Y el caso es un rompecabezas.
El sonrio.
– ?Es que sabes absolutamente todo lo que sucede en ese puto pais?
– Estados Unidos no es ningun puto pais. Bello, bello pais, los Estados Unidos.
La risa de el subio de volumen; efusiva. La atrajo hacia si. Ella sonrio. Hacia tiempo que no lo escuchaba reir de ese modo.
– Eso puede ser puramente casual, por supuesto.
Cuando el no contesto, agrego:
– Pero yo no lo creo.
– ?Por que no? -pregunto Yngvar-. Si estan decididos a… exportar su odio, somos tan buen lugar como cualquier otro pais. Bien mirado… -Trato de sentarse mas comodamente-. Quiza seamos hasta mejores que otros paises. Tenemos las leyes mas liberales del mundo en lo que respecta a los derechos de los homosexuales, tenemos…
– Junto con otros -lo interrumpio ella-. Ademas de algunos estados en los Estados Unidos. No hay ninguna razon para que vengan aqui, de veras. Simplemente no creo que…
Yngvar estaba tan inquieto que ella se enderezo y le aflojo el cinturon.
– Te amo y no me importa cuanto peses -le dijo-. Pero es un poco comico que te ajustes de ese modo la cintura. ?No puedes comprarte ropa un poco mas holgada, querido?
Podria haber jurado que lo vio sonrojarse.
Pero el dejo el cinturon suelto.
– Creo que estan aqui con un proposito definido.
– ?Cual?
– ?Si lo supieramos! Pero ha de ser por algo.
– ?Joder! -dijo Yngvar, y se puso de pie con pesadez.
– ?Que haras?
El murmuro algo que ella no entendio y se dirigio a la puerta. Desde el primer piso, Inger Johanne escucho
– Mira -dijo golpeando la pluma contra el periodico.
– No entiendo nada de lo que dice ahi -dijo el arrugando la nariz ante la caligrafia ilegible.
–
– ?Si?
– A Sophie Eklund la mataron saboteando un automovil. Lo que es tambien un intento de camuflar un asesinato.
– Si…
– Niclas Winter fue descartado como la victima de una sobredosis. Algo que aparentemente tambien era asi, pero todo indica que lo que lo mato fue el curacit. En otras palabras, otro intento mas de camuflar el asesinato.
– ?Como se puede aplicar una inyeccion de curacit a un hombre adulto y relativamente saludable? -murmuro Yngvar, e intento nuevamente entender lo que ella habia escrito-. Yo me hubiese resistido de una manera infernal.
– Lo primero que se me ocurre es que se le puede enganar diciendole que es otra cosa. Heroina, por ejemplo.
– Si…
– O uno puede cogerlo desprevenido. El curacit surte efecto muy rapidamente. Si se aplica en la boca, donde hay muchos vasos sanguineos, solo pasan unos segundos hasta que surte efecto.
– ?En la boca? Uno no puede hacer que alguien abra la boca para darle un poco de curacit, ?no?
– Me temo que eso no lo sabremos nunca. Lo incineraron. Pero, escuchame, tesoro. Escucha ahora. El asunto es que se intento camuflar el asesinato, tal como en el caso que mencione antes.
Ella recogio las piernas hasta la posicion de loto y mordio la pluma.
– Runar Hansen, pobre, es simplemente alguien del que nadie se ocupo mucho. El yonqui al que golpearon y que murio de sus heridas ya casi no llama la atencion. Y en lo que respecta a Hawre Ghani, lo arrojaron al mar, y se volvio irreconocible. Para serte sincera, creo que su caso hubiese terminado bastante al fondo de la pila en la Central de Policia si no fuera porque Silje Sorensen sintio algo… especial por el muchacho.
– ?Adonde vas con todo esto, Inger Johanne?
– Quisiera tener mi propio vino. ?Te molestaria ponerme una copa?
El se incorporo sin decir nada.
Inger Johanne miro sus notas. Seis asesinatos. Dos de ellos trataron de camuflarse, dos de ellos fueron