– No es posible -dijo Yngvar finalmente-. No hemos oido ni un solo rumor. Este tipo de cosas circula, Inger Johanne. De estas cosas se habla. No es posible que…
Se apodero del retrato, un poco mas bruscamente de lo que era su intencion.
– ?Por que se parece entonces tanto a Lukas?
– Casualidad, simplemente. Ademas, tu, y probablemente tambien Lukas, habeis observado este retrato con tanta intensidad buscando una u otra clave que hasta un parecido lejano os hubiese impresionado. Cosas asi suceden. La gente se parece entre si de vez en cuando. Tu, por ejemplo, te pareces mucho a…
– Pero ni siquiera hemos pensado en que Eva Karin llevase una doble vida, ?como podrian saber esto los de The 25'ers? En caso de que tuvieses razon en esta absurda…, en caso de que de veras tuvieses razon en… -Trago saliva y se paso los dedos por el cabello en un gesto inseguro de capitulacion-. ?En todo caso no hay nadie que lo haya sabido! ?Como saben The 25'ers… de una… amante lesbiana… -escupio las palabras, como si supieran amargas- cuando nadie mas lo sabe?
– Alguien lo sabia. Una persona si lo sabia.
– ?Quien?
– Erik Lysgaard. El marido. Tiene que haberlo sabido. Uno no convive durante cuarenta anos sin saber algo asi. Deben de tener…, de haber tenido alguna especie de arreglo.
– Entonces el puede haber… contado…, si el hubiese tenido…, en caso de que el hubiese supuesto que…
Casi parecia como si aquel hombre tan grande estuviese a punto de romper a llorar. Inger Johanne seguia imperturbable.
– El debe de haberselo contado a alguien -dijo ella-. No a The 25'ers, desde luego, pero si a alguien que esta cerca de ellos. Por eso desean que se investigue totalmente el caso, Yngvar. Quieren que descubramos el… pecado de Eva Karin. Y es justamente lo que acabamos de hacer.
Yngvar sumergio la cara en las manos. Respiraba a golpecitos cortos. Inger Johanne no habia reparado nunca en que la alianza de su marido estaba tan ajustada en el anular de la mano izquierda que probablemente no le fuese posible sacarsela.
– Tienes que encontrar a esta mujer -susurro ella, que se sento tan cerca de el que sus labios le rozaron la oreja-, y luego has de hacer que Erik te confiese a quien le conto ese gran secreto.
– Lo primero sera facil -dijo el, casi ahogado detras de las manos-. Lo segundo creo que sera imposible.
– Pero debes intentarlo -insistio Inger Johanne-. En todo caso, tienes que hacer un esfuerzo para hablar con Erik Lysgaard.
El marido de la obispo estaba sentado en su sillon de costumbre y miraba sin ver hacia el salon casi oscurecido. Solo uno pequena lampara al lado del televisor y una vela encendida sobre la mesita para el cafe arrojaban un resplandor moderado y amarillo sobre el suelo. Lukas se habia sentado en el sillon de su madre. Era como si sintiese el calor de ella en la espalda; el contorno de la madre que anoraba tan intensamente como apenas podria haber imaginado que lo haria antes de que ella muriese.
– Entonces, por lo menos, sabemos la razon -dijo en voz baja-. Mama murio porque mantuvo una posicion. Murio por su generosidad, papa. Por su fe en Jesus.
Erik continuo sin contestar. Casi no habia pronunciado palabra desde que su hijo habia llegado, hacia tres horas, y se nego a probar la comida que Lukas le habia traido. Lo unico para lo que se dejo convencer fue para tomar una taza de te.
Como minimo, habia accedido a leer el periodico.
Lukas pensaba que eso era, de algun modo, un signo vital.
– ?Por que nadie me llamo? -dijo el padre, tan de improviso que Lukas se mancho un poco con su te-. Debiera eximirseme de leer estas cosas en los periodicos, me parece.
– Me llamaron a mi. El inspector Stubo me llamo esta manana desde Flesland. Tenia que regresar cuanto antes a Oslo, y yo pense que no seria una buena idea mandar a otro que no fuese el para que hablase contigo. Estas… acostumbrado a el. Yo sabia que no escuchas ni la radio ni la television. Tampoco respondes al telefono, por lo que venir personalmente me parecio lo mejor. Vine en cuanto pude, papa.
Erik lo miro fijamente. Tenia la piel roja en torno a los ojos, y desde cada lado de la boca una arruga profunda y oscura le bajaba hacia el cuello. Se le habia afinado la nariz, que parecia mas grande. Bajo la luz vacilante de la vela, parecia un muerto en vida.
– Pareces enfermo -dijo el-. Resfriado.
– Si. -Lukas sonrio debilmente-. No estoy en forma. Pero es bueno saber esto, papa, que existio una razon especifica por la que mataron a mama. Tenemos que estar orgullosos de que ella…
Su padre solto un sollozo. Un ronquido, un bufido fuerte, y se paso el dorso de la mano por encima de los ojos.
– No quiero hablar de esto -dijo en voz alta.
– Pero, papa, ahora sera mas facil. Stubo piensa que este es un adelanto concreto, y estan casi seguros de que podran solucionar el caso. Sera mas facil para nosotros dos seguir viviendo una vez que sepamos lo que…
– ?Me has oido? ?Has oido lo que he dicho?
Su padre intento gritar, pero la voz le fallo.
– ?No quiero hablar de esto! No ahora. Nunca.
Lukas tomo aliento para decir algo, pero cambio de opinion.
No habia nada mas que decir.
En algun momento, su padre llegaria a un punto de inflexion en su pena. Lukas estaba seguro de eso. Del mismo modo en que el habia sentido un alivio notable cuando Stubo lo llamo en medio del proceso matinal de levantar a William; con el tiempo su padre tambien hallaria consuelo en que su esposa hubiese muerto por algo en lo que ella creia.
Ya no tenia sentido seguir molestandolo por la fotografia.
Cuando tarde, la noche anterior, Astrid le conto que le habia entregado la foto a Yngvar Stubo, el grito, se enfurecio y lanzo juramentos. En medio del arrebato habia estrellado un vaso de cristal contra el suelo. Exploto en mil pedazos, y enseguida se calmo, cuando vio la cara de espanto que su esposa tenia y comprendio su miedo a que la emprendiese contra ella.
Ahora eso tampoco era tan importante.
El asesinato de su madre estaba a punto de aclararse, y no tenia nada que ver con ninguna hermana desaparecida. Yngvar Stubo le habia prometido por telefono que le devolveria la fotografia en cuanto se hicieran copias, y que probablemente no fuera tan central para el caso como el habia creido al principio. Liberarian el cuerpo y el entierro podia tener lugar en los proximos cinco dias.
Eso los ayudaria a todos.
Tambien a su padre, penso. Era mas importante para el que para ningun otro que se pusiese un punto final.
En cuanto todo esto hubiese pasado, Lukas podria buscar a su hermana, con calma y a su debido tiempo. Independientemente de lo que Astrid pensase. En todo caso, el no precisaria molestar una vez mas a su padre con preguntas sobre por que habia quitado el retrato del cuarto de su madre y lo habia escondido.
Todavia le dolia la garganta. El te sabia amargo y lo alejo de si.
Su padre dormia. En todo caso, eso parecia; tenia los ojos cerrados y el pecho magro se alzaba y descendia con ritmo languido y acompasado.
Lukas decidio quedarse. Cerro los ojos, se echo encima la vieja manta que su madre usaba para amodorrarse y se durmio.
Largo viaje del dia hacia la noche
Cuando sono el telefono, sintio como si alguien tratase de cogerlo. Yngvar solto un sollozo, se dio la vuelta e intento liberar su pierna de lo que la atrapaba. Dio una patada al aire, se tapo de nuevo con la colcha y gimio una vez mas. El ruido del movil se hizo mas fuerte e Inger Johanne se cubrio la cabeza con la almohada.