Me quede pasmado al comprobar hasta que punto se parece el dibujo a mi vecino Cato Iversen. Vive en Ulveveien 3, Kolsas, y tengo entendido que trabaja en la Direccion General de Extranjeria. Ha estado ausente de su domicilio durante largos periodos y esta soltero.

La carta estaba firmada con una suplica de permanecer en el anonimato.

Treinta segundos despues, Hanne estaba en el despacho de Hakon.

– Necesito un papel azul.

– ?Para que caso?

– ?Pues para «el caso»! Mira esto.

Le entrego las dos notas. La reaccion fue muy distinta a lo que ella esperaba. Sosegado, el hombre leyo los documentos hasta dos veces y se los devolvio.

– Esta es mi teoria -empezo, un poco confundida por la pasmosa tranquilidad del fiscal adjunto-. ?Has oido hablar de los delitos de «marca»?

Por supuesto que los conocia, el tambien leia libros.

– El criminal deja alguna marca, una senal, ?no? Esa marca se hace notoria a traves de los periodicos o del boca a oreja. Luego hay alguien que quiere hacer desaparecer a una persona y, por tanto, disfraza el «suyo»… - Movio los dedos para senalar las comillas-. Camufla «su propio» asesinato como si fuera uno de la serie de crimenes ya conocidos.

– Pero eso nunca sale bien -musito Hakon.

– Eso mismo. Generalmente sale mal porque la Policia no ha revelado, claro esta, todos los signos caracteristicos del caso. Pero aqui, Hakon, aqui tenemos una situacion completamente invertida.

– Una situacion invertida, ah, si. ?De que?

– Del homicidio que se intenta introducir furtivamente, que se intenta colar disfrazado como uno mas de la serie.

Hakon carraspeo, poniendo el puno delante de la boca, esperando que ella profundizara un poco mas sin tener que pedirselo.

– ?Aqui tenemos a un asesino de marca que comete un error! Va a llevar a cabo otro crimen en la cadena de asesinatos, pero algo sale mal. No, deja que concrete mas.

Arrastro la silla, acercandola a su escritorio, y atrapo al vuelo un folio y un boligrafo. Bosquejo rapidamente una replica reducida de la linea cronologica de los acontecimientos, similar a la que habia hecho sobre la pizarra blanca de la sala de emergencias.

– El 29 de mayo tenia previsto volver a violar y asesinar a una refugiada. Esta, demandante de asilo.

Solto una carpeta encima de la mesa. Hakon no la toco, pero torcio la cabeza para poder leer el nombre inscrito en la cubierta. Era la mujer que vivia en la planta inferior, la que habian intentado localizar la pasada noche.

– Mira -dijo Hanne, frenetica y hojeando los documentos-. Es perfecta. Llego sola a Noruega para reunirse con su padre, o eso creia, porque murio unos dias antes de que ella llegara. Luego heredo un piso y algo de dinero, y se ha mantenido en la sombra a la espera de que la gente de UDI mueva el culo. La victima ideal, ni siquiera vive en el centro de acogida.

– Entonces, ?por que no se la cargo, no era tan perfecta?

– Eso no lo sabemos, claro esta. Pero mi hipotesis es que se habia ido fuera, de viaje, lo que sea. Lo cierto es que me conto que estuvo durmiendo y que no oyo nada, pero, por el panico que esa gente tiene a la Policia, es posible que mintiera. Entonces tenemos a nuestro hombre alli, esperando, hasta que aparece Kristine Haverstad. Una monada de chica, atractiva. Y lo que hace es sencillamente un cambio.

Hakon tuvo que reconocer que la teoria tenia cierto fundamento.

– Entonces, ?por que no la mato?

– Es evidente -dijo Hanne, levantandose. Parecia cansada, a pesar de la excitacion. Se agarro de las caderas y empezo a balancear el tronco repetidas veces de un lado a otro-. ?Cuantos sumarios de violacion sobreseemos, Hakon?

Abrio las manos en un gesto de desconocimiento.

– No tengo ni la menor idea, pero son un huevo. Demasiados.

Ella volvio a sentarse y se inclino hacia el. Hakon observo que la cicatriz encima del ojo parecia ahora mas marcada. ?Estaba mas flaca?

– Sobreseemos cada ano mas de cien violaciones, Hakon. ?Mas de cien! ?Y cuantas de estas han sido objeto de una minima investigacion?

– No muchas -murmuro el hombre, no sin cierto sentimiento de culpabilidad. Inconscientemente, reposo la vista en un pequeno monton de papeles. Eran tres sumarios de violacion que esperaban el sello de sobreseimiento. Abultaban muy poco; practicamente, cero pesquisas.

– ?Cuantos homicidios sobreseemos cada ano? -siguio preguntando, retoricamente.

– ?No sobreseemos casi nunca los homicidios!

– ?Precisamente! No «podia» matar a Kristine Haverstad. Lo habrian descubierto a las pocas horas y habriamos rondado por toda la ciudad como un enjambre de avispas. Este tio es listo. -Pego con el puno en la mesa-. Condenadamente listo.

– Bueno, no ha sido tan jodidamente listo, al fin y al cabo. Dejo que Kristine viera su rostro.

– Si, bueno, apenas diria yo. Mira que retrato robot hemos conseguido. No es de los mas solidos que digamos.

Una oficial de la Fiscalia entro y le entrego a Hakon un proceso de encarcelamiento.

– Llegaran otros cinco del grupo de hurtos -dijo compadeciendose y se esfumo.

– No obstante, hay un detalle que no encaja, que no me cuadra -dijo Hakon, reflexionando-. Si esta en posesion del plan perfecto, ?por que no se cine a el? ?No estaria tan cachondo como para «tener que pillar» aquella noche?

Claro que podia estarlo. Hanne y Hakon llegaron simultaneamente a la misma conclusion. El ano anterior, una sucesion de violaciones castigo a Oslo y, tambien entonces, la mayor parte acaecio en el distrito de Homansbyen. Al final atraparon al culpable casi por casualidad. La explicacion sobre cual fue el motivo que empujo al criminal a cometer sus delitos se encendio como una luz para ambos.

– ?Pastillas! -dijo Hakon, mirando asustado a su companera-. ?Esteroides anabolizantes!

– Buscamos a un cachas -afirmo Hanne, en un tono seco-. Cada vez hallamos mas pistas. Y ahora mismo, como te pedi, quiero un papel azul para este tio. Cumple todos los requisitos para ser el sospechoso perfecto.

Golpeo con la yema de los dedos la carpeta con los dos informes y dejo el impreso azul encima de la mesa delante de su companero. El no lo toco.

– Estas cansada -dijo.

– ?Cansada? Si, por supuesto que estoy cansada.

– Estas tan cansada que no puedes pensar con claridad.

– ?Pensar con claridad? ?Que diablos quieres decir con eso?

Estaba agotada, de eso no habia ninguna duda, todo el mundo lo estaba. Pero no iba a mejorar por el hecho de que Hakon fuera a retrasar aquella detencion.

– Con esto no tenemos ni para empezar -afirmo, cruzando los brazos encima del pecho-. Y lo sabes muy bien.

Hanne no sabia muy bien que pensar. Habian pasado muchos anos desde la ultima vez que un jurista se negara a firmarle una orden de arresto. Nunca, en los cuatro anos que llevaban trabajando juntos, Hakon se habia negado. Su asombro era tan grande que tuvo que reprimir una creciente ira.

– ?Quieres decir que…? -Se levanto y se apoyo en su escritorio de un modo amenazador-. ?Me estas diciendo que no me vas a firmar un papel azul?

El solo asintio.

– ?Pero que cono…! -Miro al techo, como si alguien de arriba pudiera ayudarla-. ?Que demonios quieres decir con esto?

– Quiero decir que esto no justifica de ningun modo una detencion. Cita al tio segun el procedimiento habitual, intenta conseguir algo mas y luego hablamos del caso con vistas a una eventual encarcelacion.

– ?Encarcelacion? ?Santo Dios, si no estoy pidiendo una encarcelacion! ?Estoy solicitando un simple y sencillo

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