Sin embargo, fuera como fuera, lo primero de todo era encontrar a aquella mujer. Le pidio a Erik que se encargara de las formalidades para elaborar un aviso de busqueda.

– Para todo el sur de Noruega -ordeno-. No, que sea para todo el pais.

Queria dedicar unas cuantas horas a ese asunto. Habian decidido retomar y profundizar en los interrogatorios a todos los vecinos. Por la cuenta que les traia. Cuatro agentes iban a consagrar todo el dia a ese caso, y ella misma tenia una montana de papeles esperandola en el despacho.

Al otro lado de la ventana, la foto de aquel dia seguia siendo gris y mojada.

Kristine ignoraba si iba a ser capaz de quitarle la vida a alguien que durmiera. Aunque lo esperaba con cierta expectacion, como un acto de redencion, habria preferido contar con un arma mas eficiente que un cuchillo. Un arma de fuego habria sido lo mas indicado. Asi podria jugar con el, dominarlo, ponerlo en la misma situacion que ella habia sufrido. Seria lo mejor, lo mas justo. Aquel tipo podria encomendarse a Dios para no morir, y ella se tomaria todo el tiempo del mundo. Quiza lo obligara a desnudarse, a quedarse de pie, completamente indefenso y desnudo, mientras que ella estaria vestida y armada.

Sabia que su padre guardaba un arma en el dormitorio, pero no entendia nada de armas de fuego. Lo que si sabia era el punto exacto donde debia clavar un cuchillo para que resultara mortal. Pero necesitaba tiempo, debia estar dormido por completo. Las personas suelen dormir profundamente entre las tres y las cuatro de la manana. Entonces es cuando debia actuar.

Lo mataria cuando estuviera dormido, aunque esa no habia sido su primera opcion.

La mujer irani llevaba catorce horas de prision preventiva en Lillehammer. Habia comido, como todos los demas encarcelados. No recibio nada mas. No realizo ninguna llamada, ni siquiera hablaba. Asi era como debian de ser las cosas.

No pego ojo en toda la noche. Se oian ruidos y habia demasiada luz; ademas, estaba aterrorizada. Era la tercera vez que visitaba una celda; aquella estaba bastante mas limpia que las dos anteriores, en las que ni siquiera le habian dado de comer, pero la incertidumbre y la ansiedad eran identicas.

Se acurruco en una esquina del calabozo, encogio las piernas hasta poner las rodillas debajo de la barbilla y permanecio en silencio total durante varias horas.

– Ha desaparecido sin dejar ni rastro, nadie sabe nada de ella. Por lo visto, no ha estado en su casa desde el lunes. Suele ser discreta y silenciosa, asi que los vecinos no lo pueden aseverar. Al parecer nunca se oyen ruidos provenientes de ese piso.

Ver a Erik era como observar a un zorro rojo ahogado. Se habia formado a su alrededor un pequeno charco que iba creciendo por momentos. Se inclino hacia delante y sacudio la cabeza con violencia.

– ?Oye, no hace falta que me empapes! -protesto Hanne.

– Tendrias que ver la que esta cayendo -dijo el, extasiado-. ?Es impresionante! ?Esta diluviando, cayendo a raudales, y en algunos sitios el agua llega hasta aqui! -Se golpeo la rodilla con la mano abierta y su rostro se ilumino-. ?Es practicamente imposible moverse en coche! ?El motor se ahoga!

No era necesario que se lo contara. Tenia la impresion de que el agua iba a alcanzar su ventana, en la tercera planta. Hacia mas de una hora que los agentes de circulacion en Akebergveien habian tenido que rendirse; la calle estaba cortada. De hecho, el personal de la jefatura ya no soltaba chistes graciosos y exaltados acerca de la tromba de agua y del prodigioso caudal de agua que caia; habian empezado a preocuparse de verdad. El caos circulatorio ya no era tan solo irritante. Una ambulancia intento pasar por encima de una charca en plena calle de Thorvald Meyer, y alli se quedo tirada con una averia insalvable al ahogarsele el motor. Estaban tan cerca de Urgencias que no paso nada grave; solo que la paciente se calo hasta los huesos cuando los enfermeros tuvieron que llevarla en camilla, vadeando los doscientos metros hasta conseguir ayuda medica para la anciana, que se habia fracturado la cadera. Pero podian suceder cosas peores. No se temian especialmente los incendios, pero asustaba pensar que las infraestructuras de la ciudad estaban al borde del colapso. La red telefonica se colapso en dos distritos al inundarse una centralita de telefonos. Un generador estaba a punto de fallar en el hospital de Ulleval.

– ?Que dicen los meteorologos de todo esto?

– No lo se -contesto Erik, asomandose a la ventana para contemplar el espectaculo del exterior-. Pero te puedo decir que no tiene pinta de parar hasta dentro de un buen rato.

El jefe de seccion entro justo cuando Erik salia. Habia colgado la chaqueta, pero se le veia que no estaba del todo comodo con su pantalon de vestir, comprado sin duda con algunos kilos menos. Sujeto los tirantes antes de sentarse.

– No lo conseguiremos antes del sabado, ?verdad?

Lo dijo mas por constatar un hecho que por formular una pregunta. Asi pues, ella no se molesto en contestar.

– ?Que hacemos ahora? -pregunto, esta vez para conseguir una respuesta.

– He mandado a cuatro hombres al edificio donde vive Kristine Haverstad. Van a interrogar de nuevo a todos los vecinos, mas a fondo.

Se quedo observando con cierto fastidio la mancha humeda dejada por Erik.

– Ha sido una metedura de pata penosa. Tenia que haber sido mas rigurosa la primera vez.

Llevaba razon. Pero el jefe de seccion era perfectamente consciente de por que no lo habia sido. Se rasco la mejilla y moqueo.

– ?Cojones! Con estos cambios bruscos de temperatura vamos a acabar todos con catarro. Justo lo que necesitabamos ahora. Una epidemia de gripe.

Suspiro contrariado y se sono de nuevo la nariz. Hanne seguia reprochandose como habia actuado la semana anterior, cuando todavia disponian de tiempo, tal vez el suficiente como para evitar el bano de sangre del ultimo sabado.

– Por favor, Hanne -dijo amistosamente y empujo su silla mas cerca de ella-. Fue una violacion, una espantosa violacion, pero, desgraciadamente, un acto bastante frecuente. ?Que ibas a hacer, con todo lo que tenemos encima? En caso de que estes en lo cierto y de que tu teoria de que el mismo hombre esta detras de las masacres de los sabados y de esta violacion (y creo que lo estas), bueno, entonces ya sabemos algo. Lo desconociamos hace una semana.

Se detuvo, aspiro en pequenas y sonoras sacudidas y estornudo con fuerza.

– ?Sabes cuanta gente mas necesitariamos en el grupo si tuvieramos que investigar cada una de las agresiones sexuales de un modo coherente y competente?

Hanne nego con la cabeza.

– Yo tampoco.

Volvio a moquear.

– Pero asi es la vida, carecemos de personal suficiente. La violacion es un delito complicado y no podemos invertir demasiado tiempo en ello, lamentablemente.

Su queja era sentida y sincera, como bien sabia Hanne. Debian ser flexibles y pragmaticos. Las violaciones eran dificiles de probar. La Policia tiene que demostrar hechos, asi son las cosas.

– ?Haceis algo mas, ademas de hablar con los vecinos?

– Bueno, me estoy apoyando en la medicina forense. No es que sea de gran ayuda, sea lo que sea lo que puedan encontrar. Pero estaria bien tener listas las pruebas en el caso de que encontremos al autor, aunque demos con uno por casualidad. -Una sonrisa agotada acompano la ultima frase-. Ademas seguimos buscando a la mujer irani. No me gusta nada ese jueguecillo del escondite. No encuentro ningun motivo que justifique su desaparicion. O tiene miedo por algo, y me gustaria saber por que, o teme a alguien. Tambien es posible que se haya unido a sus compatriotas y yazga ahora en el fango, quien sabe donde.

El jefe de seccion golpeo la mesa.

– Bueno, si es que sigue en el pais y no esta muerta… -para mayor seguridad, volvio a golpear el escritorio de madera- y aparece, tarde o temprano.

– Pues esperemos que sea temprano -dijo Hanne-. Por cierto, ?sabes algo de este tiempo loco? ?Empieza a tener tintes siniestros!

– Por lo visto, estan hablando de que empezara a despejar al anochecer. Pero dicen en el instituto de

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