– ?Cree que es anticuado? ?No es lo bastante escandaloso para arruinar una prometedora carrera politica? Tal vez. Pero piense que los padres de Marta Rennie son politicamente muy activos en la circunscripcion electoral donde se presenta Patrick. De hecho, son su mayor apoyo economico. Creo que no es el mejor momento para que se enteren de que ha estado enganando a su querida hija, ?no cree?
– Si. -El monosilabo fue apenas un susurro. Pero Hannah reacciono y dijo-. No. No me lo creo. No lo creere. Patrick nunca… -Levanto la voz, acercandose a la histeria-. ?Como puede decir eso? ?Por que me hace esto?
– Hannah, escucheme -Kincaid se acerco a ella, que se aparto como si la hubieran pegado-. Hannah, si sabe algo de Patrick Rennie, algo que haya visto u oido, algo que le haya dicho el, no tiene que guardarselo. Puede ser peligroso. No quiero verla acabar como…
– ?No! Es absurdo. No quiero ni oirlo. -Se levanto, con la respiracion entrecortada-. Salga de aqui.
Kincaid se puso en pie y quedaron uno frente a otro. A ella le temblaba todo el cuerpo, Kincaid notaba su aliento en la cara.
– ?Por que, Hannah? ?Que lealtad le debe? ?Que ha hecho Patrick Rennie por usted?
Le mantuvo la mirada durante un rato y la furia de ella parecio apaciguarse. Se aparto algo de el, la cabeza caida como si su fino cuello no tuviera fuerza para aguantarla. Se limito a decir:
– Patrick Rennie es mi hijo.
14
En el modesto edificio a la entrada de Rievaulx Abbey se vendian las entradas y souvenirs a la vez que era una especie de pequeno museo. Una maqueta cubierta de vidrio de toda la abadia invitaba a la observacion. Las paredes estaban cubiertas de dibujos y fotos con detalles de la historia de la abadia, pero Hannah les echo una ojeada y paso de largo. Se habia documentado la noche antes, cuando Patrick menciono que queria ir a visitar el monumento.
Le habia parecido una ocasion para charlar a solas con el, eludiendo el tema peligroso de la revelacion. Su intencion habia sido esperar hasta que su relacion progresara un poco a partir de su calido e espontaneo inicio… Trabajar la confianza y la confidencialidad entre ellos, poco a poco, preguntarle tal vez que sentimientos albergaba hacia su verdadera madre.
Ahora su mente se apartaba de todos los guiones ensayados, incapaz de cenirse a nada coherente. Pero debia decirselo. Oir las sospechas de Kincaid le habia forzado la mano, la habia imposibilitado para seguir fingiendo. ?Como podia esperar que Patrick fuera sincero con ella si no lo era ella con el? Y debia oir la version de el, juzgar por si misma si era o no verdad. ?Seria su hijo capaz de asesinar? No podia soportar no saberlo.
Hannah salio por la puerta trasera del edificio y piso la hierba. El primer impacto al ver los prados verdes la dejo sin respiracion. Noto que las lagrimas se agolpaban en sus ojos y parpadeo para evitarlas.
Ante ella se hallaba Rievaulx Abbey, protegida por una hondonada natural a los pies de la landa de Rievaulx, como una joya entre la hierba de un verde brillante en primer termino y las copas rojas y doradas de los arboles que cubrian la ladera. El sol de la manana habia dado paso a un cielo ligeramente nublado, y la humedad del aire saturaba los colores con una intensidad esencial.
Cruzo el prado despacio, con la vista en los altos arcos del coro. Seiscientos monjes habian vivido alli, comido, dormido, rezado, cuidando de sus ovejas y sus huertos. Casi podia oirlos cantar mientras trabajaban, pues el lugar era atemporal, como sonado. Entendio por un instante fugaz lo cerca que debieron sentirse de su dios y experimento una punzada de envidia.
Patrick estaba sentado en un reborde roto de uno de los arcos, con su cabello brillante que contrastaba con la piedra desgastada. La lana marron y aspera de su jersey de lana Shetland casi podia equipararse con la basta tela marron de los habitos de los monjes, pero las volutas de humo del cigarrillo que tenia entre los dedos estropeaban la imagen. Ella nunca lo habia visto fumar.
No se sorprendio al verla, y hablo solo cuando ella llevaba un rato mirandolo.
– Pense que podia aparecer. Magnifico, ?verdad? -Senalo el paisaje que los rodeaba con un movimiento de la cabeza. Solto el cigarrillo y piso la colilla. Al ver la mirada reprobadora de ella, dijo-: no tengo a Marta cerca. Supongo que habria perdido puntos en mi autoridad. Los politicos -sonrio, con cierta autoironia en la voz, que nunca antes le habia oido- jamas dejan escapar puntos.
– ?Por eso queria asegurarse de que nadie se enterara de lo de Cassie? -dijo Hannah, sorprendida de dominar la voz. No era su intencion empezar asi, acusandolo directamente, pero las palabras decidieron salir por su cuenta-. ?Que iba a hacer, Patrick, para que Marta no se enterase? Para asegurarse de no perder el apoyo de sus padres en las elecciones -le fallaba el aliento, y empezo a temblar como si tuviera frio.
Patrick arqueo las cejas, sorprendido. Iba a hablar, pero rectifico y se alejo unos pasos, dandole la espalda, con las manos en los bolsillos.
– Me doy cuenta de que somos todos sospechosos. Cualquiera lo seria. Pero de usted no me esperaba un ataque. ?Como -continuo sin volverse-… ha llegado a semejante fantasia?
– Duncan Kincaid cree que Sebastian se entero de su aventura con Cassie y amenazo con hacerlo publico. No se si por dinero o por odio a Cassie.
El se volvio y le hizo frente, sin perder su deliberado tono informal.
– No cuela, Hannah. ?En serio cree que Marta me dejaria por una infidelidad matrimonial? ?Que correria a ver a sus padres en Sussex con el rabo entre las piernas para reconocer que era incapaz de mantenerme a su lado? ?Y que sus padres reconocerian publicamente la humillacion de su hija? Es absurdo. No se trata solo de mi ambicion, tambien es la de ellos, y no la soltaran asi como asi. Hasta delante de una prueba irrefutable harian la vista gorda, porque les conviene. Eso si, Marta me dedicaria todo su sarcasmo y aumentaria su consumo de alcohol, pero nada mas.
– Pero y…
– Cree que soy insensible, ?verdad? -el tono de Patrick sorprendia por su amargura-. ?Cree que escogi a Marta y a sus padres por lo que podian hacer por mi? -La miro desafiante durante un buen rato, pero ella no dijo nada-. Me escogieron ellos, Hannah. Yo era el perfecto vehiculo para sus aspiraciones sociales, un cachorro que criar y acicalar como un gato de lujo, el yerno encantador siempre dispuesto a sacrificarse por las damas charlatanas. Yo creo que he cumplido con mi parte del pacto.
De nuevo la autoironia. Todo sonaba posible, suave, seductor, penso Hannah. ?Como podia no creerlo, si estaba ante ella con los hombros hundidos en una postura vulnerable mientras el viento agitaba su rubio cabello liso sobre la frente?
– Pero Patrick -Hannah busco las palabras para seguir-, ?que paso la noche en que murio Sebastian? Duncan cree que Penny lo vio a usted.
Patrick se acerco a uno de los arcos y se apoyo en el. Saco un arrugado paquete de Marlboro del bolsillo de los pantalones. Ahueco las manos para proteger la cerilla del viento y echo una bocanada del cigarrillo antes de responder:
– Si, esa noche sali. Le dije a Marta que bajaba a buscar un libro que habia dejado en el coche, no se si me creyo o no. Estaba mas sobria de lo normal. Habiamos llegado esa misma manana y Cassie llevaba todo el dia evitandome, hasta que empece a pensar que no queria verme. -Miro como el viento avivaba la punta del cigarrillo y no levanto la vista al hablar-. Fui al chalet de Cassie y llame, pero no contesto. Habia dejado un cuaderno en el coche, asi que arranque una hoja, escribi una nota y la meti bajo la puerta.
– ?Y volvio directamente a su suite? -Hannah trato de evitar que le temblara la voz, intento no traicionar cuan desesperadamente deseaba que asi fuera.
– No exactamente. -Patrick dejo caer la cerilla en la hierba inadvertidamente sin mirar a Hannah-. Pense que estaria trabajando hasta tarde, que seria una excusa para verme en su despacho. Supongo que fui un estupido. El despacho estaba a oscuras, vacio, como el salon, pero cuando deje el salon y cruce la zona de la recepcion oi un ruido a mis espaldas.
Parecia absorto en su propio relato, hablaba mas para si que para Hannah, recordando todos los detalles.
– Una respiracion fuerte, casi un jadeo. Me gire, y, cuando la vista se acostumbro a la oscuridad, distingui una forma junto al sofa. Entraba bastante luz por las ventanas y me parecio reconocer a Penny. Iba a hablar, pero