inauguracion en una galeria?
– Muy listo, senor Kincaid. -Julia lo obsequio con una sonrisa-. Trevor Simons. Thameside.
– ?Pero no vio a su marido?
– No. Nos movemos en circulos distintos, como podra haber adivinado -dijo Julia, disimulando menos su sarcasmo.
Gemma miro la cara de Kincaid a la espera de una respuesta intensificada, pero el se limito a responder perezosamente:
– Si, desde luego.
Julia apago el cigarrillo que apenas habia fumado y Gemma pudo ver en la postura de su boca y hombros como liberaba la tension.
– Ahora, si no les importa, de verdad que tengo que volver al trabajo. -Esta vez incluyo a Gemma en su sonrisa, tan parecida a la de su padre, solo que mas marcada en las comisuras-. Quizas podrian…
– Julia.
Era una vieja tecnica de interrogatorio, el uso repentino e imperativo del nombre del sospechoso, que rompia barreras e invadia el espacio personal. Aun asi, en la voz de Kincaid habia una familiaridad que impacto a Gemma. Era como si el conociera a esta mujer en profundidad y pudiera apartar cada brizna de artificio con un rapido chasquido.
Julia quedo paralizada a mitad de la frase. Sus ojos estaban fijos en la cara de Kincaid. Podian haber estado solos en la habitacion.
– Estaba a solo unas pocas yardas de distancia del piso de Connor. Podria haber salido a fumar por el rio, encontrarse con el, quedar con el mas tarde.
Paso un segundo, luego otro y Gemma oyo el crujido de la mesa de trabajo cuando Julia cambio de posicion. Luego dijo despacio:
– Podria, pero no lo hice. Era mi exposicion, ?sabe? Mis quince minutos de gloria. Y no sali de la galeria en ningun momento.
– ?Y despues?
– Pienso que Trev puede responder por mi. Dormi con el.
4
– Division del trabajo -dijo Kincaid a Gemma mientras paraban para una comida rapida en el pub de Fingest-. Tu encargate de confirmar la coartada de Sir Gerald. Esto te permitira pasar una noche o dos en casa con Toby. Yo me encargare de Henley. Quiero ir al piso de Connor Swann y quiero hablar con… ?Como dijo Julia que se llamaba? Simons, eso es. Trevor Simons. En su galeria. Me gustaria averiguar algo mas acerca de los movimientos de Julia aquella noche -anadio. Gemma lo obsequio con una mirada que no supo interpretar.
Acabaron sus bocadillos bajo la mirada vigilante de Tony. Luego Gemma subio arriba a hacer su maleta. Kincaid espero en el aparcamiento, jugueteando con el cambio en sus bolsillos y haciendo surcos en la grava con el pie. Los Asherton resultaban muy convincentes, pero cuanto mas lo pensaba mas le costaba encontrarle el sentido a lo que le habian explicado. Aparentemente tenian buena relacion con un yerno que su hija apenas toleraba y, sin embargo, ellos tambien hacian todo lo posible por evitar enfrentarse a Julia. Dibujo con el zapato una J en la grava y luego la borro con cuidado. ?Que habia sentido realmente Julia Swann por su esposo? La vio de nuevo con su cara delgada y los ojos oscuros fijos en los suyos y penso que no le convencia ese aire de mujer dura que aparentaba con tanto exito.
Gemma salio con su maleta y se dio la vuelta un momento para decir adios a Tony. El sol brillaba en su cabello. Solo entonces se dio cuenta Kincaid de que finalmente habia salido de entre las nubes que durante toda la manana lo habian ocultado.
– ?Listo, jefe? -pregunto Gemma mientras colocaba sus cosas en el maletero y se sentaba tras el volante del Escort. Kincaid dejo a un lado las especulaciones y se sento en el asiento del pasajero. Gemma le parecia una mujer tan poco complicada que daba gusto y le agradecio en silencio, como hacia a menudo, su competente alegria.
Dejaron atras las colinas y tomaron la ancha carretera hacia Henley. Vislumbraron el rio que pasaba bajo el puente de Henley. Luego, cuando el sistema de una direccion unica los desvio hacia el centro de la ciudad, el rio desaparecio por detras de ellos.
– ?Podras regresar al pub, jefe? -pregunto Gemma cuando paro para dejar a Kincaid en el mercado de Henley.
– Les pedire a los chicos de aqui que me lleven. Podria hacer valer mis privilegios y requisar un coche, por supuesto, -anadio riendo-. Pero creo que prefiero no tener que preocuparme de aparcar el maldito trasto.
Salio del coche y dio un golpecito de despedida en la puerta, como si le diera una palmada a un caballo. Gemma solto el freno pero antes de volver a sumergirse en el trafico bajo la ventanilla del pasajero y le grito:
– Ten cuidado.
El la saludo airosamente y luego miro como el coche desaparecia por Hart Street. El repentino tono de preocupacion en la voz de Gemma le extrano. Era ella la que conducia de regreso a Londres, mientras que el tan solo iba a realizar un interrogatorio sin previo aviso y a registrar el piso de Connor Swann. Se encogio de hombros y sonrio… Habia llegado a encarinarse con estos ocasionales brotes de preocupacion.
La comisaria de Henley estaba justo al otro lado de la calle, pero tras dudarlo un momento se dio la vuelta y subio las escaleras del ayuntamiento. Un letrero de carton pegado a la pared informaba de que la oficina de turismo se encontraba en el piso inferior. Al bajar arrugo la nariz en senal de desaprobacion por el estado de los equipamientos estandar del edificio publico: linoleo resquebrajado y hedor acido de orina.
Por cincuenta peniques compro un plano de la ciudad y lo desplego mientras salia, gracias a Dios, de regreso al sol. Vio que su objetivo lo llevaba por Hart Street, junto al rio. Asi que se metio el plano en la chaqueta y las manos en los bolsillos y bajo la cuesta. El campanario cuadrado de la iglesia parecia flotar contra el fondo de colinas de colores suaves, mas alla del rio. Se sintio atraido como por un iman. Santa Maria la Virgen, dijo en voz alta al llegar. Penso que para ser un anglicano las silabas habian brotado de su boca con una resonancia muy catolica. Se pregunto donde iban a enterrar a Connor Swann. ?Era irlandes catolico, protestante? ?Importaba? No lo conocia lo suficiente como para aventurar una respuesta.
Cruzo la bulliciosa calle y se paro un rato en el puente de Henley. El Tamesis se desplegaba pacificamente ante el, muy distinto a la estruendosa masa de agua que atravesaba Hambleden Weir. El curso del rio iba hacia el norte despues de Henley, viraba hacia el este antes de llegar a Hambleden y luego serpenteaba hacia el noreste antes de dirigirse hacia el sur, a Windsor. ?Podia Connor haber caido en el rio aqui, en Henley, y haberse ido a la deriva corriente abajo hacia Hambleden Lock? Penso que era muy improbable, pero se hizo una nota mental de que tenia que preguntarlo a los de Thames Valley.
Dio una ultima mirada a las sombrillas de color rojo y blanco de las bebidas Pimm que lo tentaban desde la terraza del pub Angel. Tenia cosas mas importantes que hacer.
Unos cuantos metros mas alla del pub encontro la direccion que buscaba. Al lado de un salon de te un discreto cartel anunciaba THE GALLERY, THAMESIDE. Una unica pintura con un elaborado marco dorado adornaba el escaparate. La campanilla de la puerta sono electronicamente cuando Kincaid la empujo. La cerro suavemente detras de el dejando atras el zumbido de la orilla del rio.
El silencio se asento a su alrededor. Una gruesa alfombra bereber que cubria el suelo amortiguo sus pasos. Parecia que no habia nadie. En la parte trasera de la tienda habia una puerta abierta tras la cual se veia un pequeno jardin amurallado, y detras de este habia otra puerta.