cocina, Connor parecia haber rozado unicamente la superficie. ?Por que habia dejado Julia la casa, como si fuera un comandante con todas las ventajas que se bate en retirada de la ciudadela?
Kincaid se dio la vuelta y se dirigio al despacho. En la habitacion no habia mas que un escritorio con una silla de cara a la ventana y un sillon de orejas con una lampara para leer. Se sento en la silla frente al escritorio, encendio la lampara de mesa con la pantalla verde y empezo a rebuscar sin entusiasmo entre el desorden.
Lo primero que le llego a las manos fue una agenda. Empezo a hojear despacio por el mes de enero. Lo primero que le llamo la atencion fueron los nombres de los hipodromos: Epsom, Cheltenham, Newmarket… Se alternaban segun los meses. Algunos tenian anotadas las horas al lado, otros tenian signos de exclamacion. ?Significaria un buen dia?
Kincaid regreso al principio, empezando con mas cuidado. Entre carrera y carrera empezo a ver las pautas de la vida social de Connor. Citas para comer, cenar, copas, a menudo acompanadas por un nombre, una hora y las palabras
A menudo aparecian citas para jugar a golf, asi como la anotacion
La pila de papeles se dividia en facturas corrientes, boletos de apuestas, un juego de formularios de apuestas, un informe corporativo de una empresa de Reading y un catalogo de una casa de subastas. Kincaid se encogio de hombros y siguio con el inventario. Clips de papel, un abrecartas, un tazon con la leyenda HENLEY ART FEST que contenia un punado de boligrafos de promocion.
Encontro el talonario de Connor en el cajon de la izquierda. Una mirada rapida en el registro puso de manifiesto los pagos mensuales normales asi como ingresos regulares bajo el nombre de Blackwell, Gillock and Frye. ?Seria un bufete de abogados? se pregunto Kincaid. Empezo a ver una pauta interesante. Volvio al principio del registro para verificar una cosa. El primer cheque escrito tras cada ingreso se realizaba a nombre de un tal K. Hicks y las cantidades, aunque no las mismas, eran considerables.
Distraido por sus propias especulaciones, tardo unos segundos en ser consciente del suave clic proveniente de abajo. Levanto la vista. Durante el rato que habia pasado trabajando en la casa habia anochecido. A traves de la ventana vio el contorno color carbon de los sauces destacando en el cielo violeta.
Los sonidos eran ahora mas concretos: un clic mas ruidoso seguido de un chirrido. Kincaid se levanto de la silla y se movio silenciosamente hacia el pasillo. Escucho un momento, luego bajo rapidamente las escaleras manteniendo los pies en el exterior de los peldanos. Cuando llego al ultimo escalon se encendio la luz del salon. Volvio a escuchar y doblo la esquina.
Ella estaba en la puerta de la entrada con la mano todavia en el interruptor. La luz de las lamparas mostro unos tejanos pitillo, un sueter peludo rosa de un punto tan abierto que evidenciaba la linea del sujetador, tacones altisimos y tirabuzones de cabello rubio a lo Medusa. Kincaid pudo ver como bajo el sueter el pecho subia y bajaba.
– Hola, -dijo y probo de sonreir.
Ella inspiro profundamente antes de gritar.
– ?Quien demonios es usted?
5
Desorientada, Gemma estiro la mano y toco el otro lado de la cama de matrimonio. Estaba vacio. Al abrir los ojos vio la tenue luz gris que iluminaba el lado equivocado de la habitacion.
Se desperto totalmente. Piso nuevo. Sin marido. Por supuesto. Se sento apoyandose en las almohadas y se aparto la marana de pelo de la cara. Hacia meses desde la ultima vez que sono con Rob y pensaba que ese fantasma en concreto ya la habia dejado de incordiar.
Cuando el temporizador automatico de la calefaccion central se encendio, el agua caliente de los radiadores empezo a gorgotear. Por un segundo se pregunto con panico por que no habria sonado la alarma del despertador. Luego se relajo, aliviada. Era domingo. Cerro los ojos y se acurruco entre las almohadas. Disfruto de esa lujosa sensacion de pereza que uno tiene cuando se despierta temprano y sabe que no se ha de levantar.
Sin embargo, no logro volver a dormirse. No dejaba de pensar en la entrevista que habia conseguido programar para esa manana en el Coliseum, hasta que finalmente, con un bostezo, saco los pies de debajo del edredon. La opera le habia parecido el sitio logico por donde empezar a comprobar la historia de Gerald Asherton. Descubrio con un cosquilleo de placer que deseaba que comenzase el dia.
Cuando sus dedos tocaron el suelo se encogieron involuntariamente por el frio y tanteo el suelo en busca de las zapatillas mientras se ponia la bata. Al menos podria aprovechar el rato antes de que Toby se despertara para tomar tranquilamente una taza de cafe y organizarse el dia.
Unos minutos mas tarde el piso ya estaba caliente. Gemma se sento en la mesa de listones negros que estaba frente a las ventanas que daban al jardin. Con el tazon caliente en sus manos, Gemma empezo a cuestionarse su cordura.
Habia vendido su casa de Leyton -tres dormitorios, casa semiadosada con jardin, un simbolo en ladrillo revestido de los planes poco realistas de Rob para su matrimonio- y en lugar de comprar el practico piso en Wanstead que ella tenia en mente, habia alquilado… esto. Miro a su alrededor, desconcertada.
Su agente inmobiliaria le habia rogado:
– Solo echale una ojeada, Gemma, es lo unico que te pido. Ya se que no es lo que estas buscando, pero es que has de verlo. -Y asi fue como vino, vio y firmo en la linea de puntos, convirtiendose de repente en la inquilina de un garaje reconvertido, construido detras de una casa victoriana, en una calle arbolada de Islington. La casa misma parecia algo fuera de lugar porque estaba situada entre dos de las mas elegantes hileras de casas adosadas de estilo georgiano, pero ocupaba su espacio con la confianza que le otorgaba su clase.
El garaje estaba separado de la casa y se habia construido por debajo del nivel del jardin. Asi, las ventanas que ocupaban toda una pared del piso y llegaban a la altura de la cadera, vistas desde fuera estaban a nivel del suelo. Los duenos, ambos psicologos, habian decorado el garaje con un estilo que la agente describio como «japones minimalista».
Gemma casi solto una carcajada al pensar en su situacion. Un concepto adecuado para describir su vida actual era el de «minimalista». El piso consistia basicamente en una habitacion grande, amueblada con un futon y un par de elegantes piezas contemporaneas. En la pared opuesta a la cama, unos pequenos cuartuchos contenian cocina y aseo. Un trastero con una pequena ventana se habia convertido en la habitacion de Toby. El arreglo no permitia demasiada privacidad, pero la privacidad con un nino pequeno era de todas formas una cualidad insignificante y Gemma no se imaginaba que fuera a compartir su cama con nadie en un futuro proximo.
Habia guardado sus muebles y la mayoria de sus pertenencias en la parte trasera de la panaderia de sus padres en Leyton High Street. Su madre habia expresado su desaprobacion meneando sus apagados rizos rojos.
– ?En que estabas pensando, carino?