calefaccion central. Decidio que el estilo mediterraneo de cristal y baldosas proporcionaba un ambiente agradable, pero que no iba muy bien con el clima ingles.

– Buena chica. -Se sento y levanto su propia copa. Ella ya habia bebido parte de su jerez y Kincaid creyo ver cierto rubor en sus mejillas-. Eso esta mejor -anadio, sorbiendo su jerez. Luego dijo-: Lo debe de haber pasado muy mal desde ayer noche. ?Le pregunto al agente de policia sobre Connor?

Ella volvio a tomar un trago y se seco los labios con la mano.

– Me dijo: «?Por que lo quieres saber?». Y me miro con esos ojos de sospecha, asi que supe que era verdad.

– ?Le explico por que lo queria saber?

Sharon nego con la cabeza, lo que provoco que los tirabuzones rubios rebotaran.

– Le dije que lo conocia, eso es todo. Entonces empezaron una bronca para ver a quien le tocaba pagar la ronda y me fui por la puerta que esta junto a los servicios.

Sus instintos de supervivencia habian funcionado bien, incluso bajo el shock, penso Kincaid. Era una buena indicacion de que tenia mucha experiencia cuidando de si misma.

– ?Que hizo entonces? -pregunto-. ?Vino aqui?

Nego tras dejar pasar un rato largo.

– Estuve fuera durante horas. Y hacia un frio de mil demonios. Todavia pensaba, sabe, quizas… -Intento parar el temblor de sus labios poniendo los dedos de ambas manos sobre su boca.

– Usted tenia una llave -le dijo con delicadeza-. ?Por que no entro y espero?

– No sabia quien podria venir. Podrian decirme que no tenia derecho.

– Pero hoy se ha armado de valor.

– Necesitaba mis cosas, ?no? -respondio, pero aparto la mirada y Kincaid tuvo la impresion de que habia algo mas.

– ?Por que otra razon ha venido, Sharon?

– No lo entenderia.

– Pruebe.

Sus miradas se encontraron y a Sharon le parecio ver en los ojos de Kincaid la posibilidad de cierta empatia, pero al cabo de un rato dijo:

– Yo no soy nadie, ?entiende? Pense que nunca mas tendria la oportunidad de estar aqui, como… Con y yo pasamos buenos ratos aqui. Queria recordar.

– ?No penso que Con podria haberle dejado el piso? -pregunto Kincaid.

Miro dentro de la copa y removio las ultimas gotas de jerez.

– No podia -lo dijo tan bajito que Kincaid tuvo que inclinarse hacia delante para poder oirla.

– ?Por que?

– No era suyo.

La copa no habia hecho gran cosa para lubricarle la lengua, penso Kincaid. Sacarle algo era mas dificil que arrancar un diente.

– ?De quien es entonces?

– De ella.

– ?Connor vivia en el piso de Julia? -La idea le parecio realmente extrana. ?Por que no lo habia echado y se habia quedado ella, en lugar de volver a casa de sus padres? Parecia un arreglo demasiado amistoso para una pareja que supuestamente no se hablaba.

Pero, anadio para si mismo mientras examinaba a la chica que tenia sentada delante suyo, podia no ser verdad. Quizas Connor habia necesitado una excusa practica.

– ?Es por eso que Connor no la invito a mudarse aqui con el?

La chaqueta se escurrio de los hombros de Sharon cuando ella los encogio. Los palidos y turgentes senos volvieron a estar expuestos a traves del tejido del sueter rosa.

– Dijo que no era correcto, que era el piso de Julia, y todo eso.

Kincaid no se habia imaginado a Connor Swann como hombre de grandes escrupulos morales. Pero el caso es que estaba resultando ser una caja de sorpresas. Echo una ojeada a la cocina de planta abierta y pregunto:

– ?Cocina?

Sharon lo miro como si estuviera loco.

– Claro que se cocinar. ?Por quien me ha tomado?

– No. Me refiero a… ?Quien cocinaba aqui, usted o Connor?

Ella fruncio el labio inferior haciendo un mohin.

– No me dejaba tocar nada de la cocina. Era como si fuera una maldita iglesia o asi. Decia que los fritos eran asquerosos y que no hervia en esta cocina nada mas que huevos y el agua para la pasta. -Con la copa sujeta distraidamente, Sharon se levanto y se acerco a la mesa del comedor. Paso un dedo por la superficie-. Cocinaba para mi. Ningun tio lo habia hecho. Nadie ha cocinado nada para mi excepto mi madre y mi abuela, ahora que lo pienso. -Levanto los ojos y se quedo mirando a Kincaid como si lo viera por primera vez-. ?Esta casado?

Asintio.

– Lo estuve. Hace tiempo.

– ?Que paso?

– Se fue. Conocio a alguien. -Solto las palabras cansinamente, con la facilidad que otorgan los anos de practica. Sin embargo, aun le asombraba que palabras tan sencillas contuvieran tanta traicion.

Sharon reflexiono y luego meneo la cabeza.

– Con me preparaba la comida… Cena, quiero decir. Siempre me recordaba que dijera «cena». Velas, la mejor vajilla. Me hacia sentar mientras iba trayendo cosas. «Prueba esto, Shar. Prueba aquello, Shar.» Cosas raras, tambien. -Obsequio a Kincaid con una sonrisa-. A veces me sentia como una nina jugando a disfraces. ?Haria algo asi por una chica?

– Lo he hecho. Pero me temo que no llego a la altura de Con. Mis capacidades culinarias estan mas cerca de las tortillas y tostadas con queso. -No anadio que nunca habia tenido inclinacion alguna por hacer de Pigmalion.

La animacion que brevemente habia iluminado la cara de Sharon desaparecio. Regreso lentamente a la silla con la copa vacia cogida con las puntas de los dedos. La coloco en la mesa. Con voz queda dijo:

– Nunca mas me pasara algo asi.

– No sea boba -la regano, y oyo la falsedad del entusiasmo puesto en su voz.

– No como con Con. No sucedera. -Miro directamente a Kincaid y dijo-: Se que no soy el tipo de mujer que los tios como Con buscan. Siempre dije que era demasiado bueno para ser cierto. Un cuento de hadas. -Se restrego los lados de la cara con los dedos, como si las mandibulas le dolieran por no haber derramado lagrimas-. No ha salido nada en los periodicos. ?Sabe algo de… los preparativos?

– ?No le ha llamado nadie de la familia?

– ?Llamarme? -Parte de la anterior agresividad habia vuelto-. ?Quien demonios cree que me habria llamado? -Se sorbio la nariz y luego agrego, con voz afectada-: ?Julia? ?Dame Caroline?

Kincaid tomo en consideracion su pregunta. Julia parecia determinada a ignorar el hecho de que su esposo hubiera existido, por no mencionar el hecho de su muerte. ?Y Caroline? Podia imaginarla cumpliendo una desagradable aunque necesaria obligacion.

– Quizas si. Si hubieran sabido algo de usted. Por lo que veo no sabian nada, ?no es asi?

Bajo la mirada a su regazo y dijo con resentimiento:

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