hombre habia vivido una vida a toda maquina, de bebedor, haciendo apuestas, y sin embargo, habia preferido quedarse en casa de su amante y la hija de ella. Segun la agenda, Connor tambien habia ido a almorzar con sus suegros todos los jueves del ultimo ano.
Kincaid recordo el periodo que siguio a la ruptura de su matrimonio. A pesar de que Vic lo habia dejado, los padres de ella habian logrado de alguna manera convertirlo en el malo de la pelicula y nunca mas supo de ellos, ni siquiera por una felicitacion de Navidad o de cumpleanos.
– ?Sabia lo que hacia los jueves, Sharon? -pregunto.
– ?Por que iba a saberlo? Lo mismo que cualquier otro dia, por lo que yo se. - Fruncio el ceno.
De modo que ella no sabia nada del habitual almuerzo con los suegros. ?Que mas le habia ocultado convenientemente Con?
– ?Que hay del pasado jueves, el dia en que murio? ?Estuvo con el?
– No. Fue a Londres. Aunque no creo que tuviera planes de hacerlo. Cuando termine de darle la cena a Hayley vine aqui y el justo habia llegado. Estaba muy excitado. No se podia estar quieto.
– ?Le dijo donde habia estado?
Nego despacio con la cabeza.
– Dijo que tenia que volver a salir. «A ver a un tipo por un perro», dijo, pero era solo su manera de hacer el tonto.
– ?Y no le dijo adonde iba?
– No. Me dijo que no me pusiera nerviosa, que volveria. -Se saco las sandalias de tacon, metio los pies en el sillon y se froto los dedos con repentina concentracion. Levanto la mirada. Sus ojos habian aumentado de tamano debido a la capa de humedad que los cubria-. Pero no me podia quedar porque era la noche en que la abuela juega a bridge y tenia que cuidar de Hayley. No pude… -Estrecho las pantorrillas entre sus brazos y oculto la cara tras las rodillas-. Ni siquiera… -susurro, con la voz amortiguada por la tela de sus tejanos-…le di un beso cuando se fue.
Ella le habia estado haciendo mohines, el le habia herido los sentimientos y la habia desairado, penso Kincaid. Era un pequeno error, una exhibicion del comportamiento ordinario entre amantes, del que mas tarde uno se podria reir en la cama. Pero esta vez no habria reconciliacion. De detalles tan pequenos estan hechas vidas enteras de culpa y lo que ella buscaba en Kincaid era la absolucion. En fin, el le daria lo que estuviera en su mano dar.
– Sharon. Mireme. -Se movio hacia la joven, alargo la mano y dio palmaditas en las de ella-. No podia saberlo. Ninguno de nosotros es tan perfecto como para vivir cada minuto de su vida como si fuera el ultimo. Con la queria y sabia que usted lo queria. Es lo unico que importa.
Sus hombros se movieron convulsivamente. Kincaid se deslizo hacia atras silenciosamente, mirandola, hasta que vio que su cuerpo se relajaba y empezaba a balancearse de manera casi imperceptible. Luego dijo:
– ?Con no le dijo nada mas acerca de adonde iba o a quien iba a ver?
Nego con la cabeza sin levantar los ojos.
– He pensado y pensado. Cada palabra que dijo, cada palabra que yo dije. Nada.
– ?Y no lo volvio a ver aquella noche?
– Ya le he dicho que no lo vi, ?no? -respondio, levantando la cabeza de entre las piernas. El llanto le habia dejado manchas en su palida piel, pero se sorbio la nariz y se paso los nudillos por debajo de los ojos con naturalidad-. ?Y por que quiere saber todo esto?
Al principio, su necesidad de hablar, de liberar parte de su dolor, habia sido mas importante que todo lo demas. Pero ahora Kincaid vio que recobraba su natural recelo.
– Con, ?habia bebido? -pregunto.
Sharon se recosto en la silla, desconcertada.
– No lo creo. Al menos no lo parecia. Pero a veces no se notaba, al principio.
– Tenia un buen saque ?no?
Se encogio de hombros.
– A Con le gustaba la cerveza, pero no se pasaba, como otros.
– Sharon, ?que cree que le paso a Con?
– ?Ese estupido cabron se fue a pasear a la esclusa, se cayo y se ahogo! ?A que se refiere con «que le paso»? ?Como diablos voy a saber yo lo que le paso? -estaba casi gritando y le aparecieron unas brillantes manchas de color rojo en las mejillas.
Kincaid supo que acababa de ser victima de la ira que Sharon no podia descargar en Con. Estaba enfadada con Con por morirse, por dejarla.
– Es dificil que un hombre adulto se caiga en el canal y se ahogue, a menos que haya tenido un ataque al corazon o este completamente borracho. Hasta que no hayamos hecho la autopsia no podremos descartar estas posibilidades, pero creo que descubriremos que Connor tenia buena salud y que estaba relativamente sobrio. -Mientras hablaba, los ojos de Sharon se ensancharon y se echo atras en la silla, como si asi pudiera escapar de la voz de Kincaid. Pero el continuo implacable-. Su garganta tenia magulladuras. Pienso que alguien lo ahogo hasta que perdio el conocimiento y luego lo empujo oportunamente al rio. ?Quien le habria hecho eso, Sharon? ?Lo sabe?
– La puta -dijo en un suspiro. Por debajo del maquillaje su cara palidecio.
– ?Que…?
Se levanto impulsada por su propia ira. Se tambaleo y perdio el equilibrio hasta caerse de rodillas delante de Kincaid.
– ?Esa puta!
Unas finas salpicaduras de baba le llegaron a la cara. Pudo oler el jerez en su aliento.
– ?Quien, Sharon?
– Ella hizo todo lo que pudo para arruinarle la vida y ahora lo ha matado.
– ?Quien, Sharon? ?De quien esta hablando?
– De ella. De Julia, claro.
La mujer que tenia al lado lo golpeo con el codo. Los fieles se estaban poniendo en pie, cogiendo y abriendo los misales. Solo habia oido fragmentos del sermon, expuesto con voz suave y erudita por el vicario calvo. Kincaid se levanto rapidamente, busco un misal y miro a su vecina para encontrar la pagina.
Canto distraido. Repitio mentalmente su entrevista con la amante de Connor Swann. A pesar de las acusaciones de Sharon, no pensaba que Julia Swann tuviera la fuerza fisica necesaria para estrangular a su marido y empujarlo al canal. Tampoco habia tenido tiempo, a menos que Trevor Simons estuviera dispuesto a mentir para protegerla. Nada tenia sentido. Se pregunto como le debia estar yendo a Gemma en Londres, si habria descubierto algo util en su visita a la opera.
El servicio concluyo. A pesar de que los feligreses se saludaron unos a otros y charlaron alegremente mientras salian de la iglesia, no oyo mencionar ni a Connor ni a los Asherton. Le echaron una curiosa ojeada un poco timidamente, pero nadie se dirigio a el. Siguio a la gente hasta el cementerio, pero en lugar de regresar al hotel, se levanto el cuello de la chaqueta, metio las manos en los bolsillos y fue a pasear entre las lapidas. Oyo en la distancia los sonidos de puertas de coches cerrandose y motores arrancando. El viento zumbaba en sus oidos. Las hojas se movieron encima de la gruesa hierba como pequenos ratones marrones.
Encontro detras del campanario, bajo un extenso roble, lo que habia estado buscando.
– La familia -dijo una voz detras de el- parece haber sido bendecida y maldita