asistentes junior de los cortadores no prueban los vestidos de los primeros cantantes. Pero a veces se les permite hacerlo con los de los papeles menores, los nombres del pasado y las nuevas promesas. Caro era una novata en aquellos dias, todavia demasiado joven para controlar con dominio ese maravilloso talento natural, pero estaba llena de potencial. Gerald la descubrio en el coro y la convirtio en su protegida. El es trece anos mayor que ella, ?lo sabia, sargento? -Godwin inclino la cabeza y miro a Gemma con desaprobacion, como para asegurarse de que captaba toda la atencion de su alumna-. El tenia una reputacion que proteger y, caramba, las malas lenguas no pararon cuando se caso con ella.

– Pero, pensaba…

– Nadie lo recuerda ahora, claro. Hace mucho tiempo de esto, querida, y sus titulos no habian sido ni siquiera concebidos.

El toque de cansancio en su voz provoco la curiosidad de Gemma.

– ?Es asi como conocio a Caroline? ?Probandole sus vestidos?

– Muy astuta, sargento. Para entonces Caro ya se habia casado con Gerald y tuvo a Julia. A veces la traia a las pruebas, para que la mimaran y babearan con ella. Incluso entonces Julia demostro ser poco impresionable.

– ?Impresionable por que, senor Godwin? No se si le sigo.

– Me refiero a la musica en general, querida, y concretamente a todo ese mundillo raido y rimbombante de la opera. -Bajo del taburete y se dirigio a la ventana, donde se quedo de pie, con las manos en los bolsillos, mirando hacia la calle-. Es como un bicho, un virus, y pienso que algunas personas tienen cierta predisposicion a cogerlo. Quizas sea genetico. -Se dio la vuelta y la miro-. ?Que opina, sargento?

Gemma toco los bocetos de los vestidos que habia sueltos encima de la mesa y penso en el escalofrio que noto cuando escucho la apoteosis final de La Traviata por primera vez.

– ?Esta… predisposicion no tiene nada que ver con la educacion que uno ha recibido?

– Desde luego, no en mi caso. Aunque a mi madre le gustaban las orquestas de baile durante la guerra. -Con las manos todavia en los bolsillos, Tommy dio un paso de baile con bastante gracia. Miro a Gemma de reojo-. Siempre imagine que habia sido concebido despues de una noche pasada bailando al son de Glen Miller o Benny Goodman -anadio con una sonrisa burlona-. En cuanto a Caroline y Gerald, no creo que se les ocurriera siquiera que Julia no hablara su mismo idioma.

– ?Y Matthew?

– Ah, bien. Matthew era una historia totalmente distinta. -Se volvio a dar la vuelta mientras hablaba. Luego quedo en silencio, mirando por la ventana.

?Por que, se pregunto Gemma, se encontraba con este muro de silencio cada vez que sacaba a Matthew Asherton a colacion? Se acordo de las palabras de Vivian Plumley: «No hablamos de esto» y le parecio que el paso de veinte anos deberia de haber proporcionado un mayor consuelo.

– Nada fue igual despues de que Caro dejara la compania -dijo Godwin en voz baja. Se volvio hacia Gemma-. ?No es eso lo que siempre se dice, sargento, que los mejores anos de uno solo son reconocidos en retrospectiva?

– No sabria decirselo, senor. Me parece un poco cinico.

– Ah, pero se contradice, sargento. Puedo ver que tiene una opinion.

– Senor Godwin -dijo Gemma bruscamente-, mi opinion no es la cuestion. ?De que hablaron usted y Sir Gerald el pasado jueves por la noche?

– Solo los tipicos cumplidos. Para ser sincero, no me acuerdo. No creo que estuviera alli mas de cinco o diez minutos. -Regreso al taburete y se apoyo al borde del asiento-. Descanse un poco, sargento. Volvera a la comisaria y me acusara de tener unos modales espantosos.

Gemma permanecio firme en su sitio, con la espalda contra la mesa de trabajo. Este interrogatorio le estaba resultando suficientemente dificil para encima tener que llevarlo a cabo con los ojos a la altura de la elegante hebilla del cinturon de Tommy Godwin.

– Estoy bien, senor. ?Parecia Sir Gerald disgustado, o se comporto de forma poco usual?

Miro de reojo y dijo con leve sarcasmo:

– ?Como si hubiera estado bailando con la pantalla de una lampara en la cabeza? De verdad, sargento, parecia el tipo de siempre. Aun estaba lleno de energia por la representacion, pero eso era de esperar.

– ?Habia bebido?

– Tomamos una copa. Pero es costumbre de Sir Gerald tener una botella de whisky de malta en su camerino para cuando vienen invitados. Pero no puedo decir que lo haya visto mal por eso. El jueves por la noche no fue una excepcion.

– ?Y abandono el teatro tras la copa con Sir Gerald, senor Godwin?

– No directamente. Hable brevemente con una de las chicas de la seccion de Vestuario. -Las monedas de su bolsillo tintinearon suavemente cuando cambio de postura.

– ?Durante cuanto tiempo? ?Cinco minutos? ?Diez? ?Recuerda a que hora firmo su salida en la hoja de registro?

– En realidad no, sargento. -Agacho la cabeza tan timidamente como un escolar haciendo novillos-. Me refiero a lo de firmar. Porque no habia firmado al entrar y eso esta muy mal visto.

– ?No firmo al entrar? Pensaba que era obligatorio para todo el mundo.

– Teoricamente. Pero esto no es una prision de alta seguridad. Debo admitir que no me sentia demasiado sociable cuando llegue el jueves por la noche. Cuando entre al vestibulo la representacion ya habia empezado, de modo que le hice una senal a uno de los acomodadores y me quede al fondo, de pie. -Sonrio a Gemma-. He pasado gran parte de mi vida laboral de pie, supongo, para sentirme comodo quedandome en una sola posicion durante largo rato. -Y para demostrarlo, abandono el taburete y se quedo de pie cerca de Gemma. Levanto una muestra de un tartan de saten de la mesa, lo sopeso, luego paso los dedos por su superficie-. Esto puede quedar muy bien para Lucia

– Senor Godwin. Tommy. -Le llamo la atencion que Gemma utilizara su nombre. Y por un breve instante ella percibio de nuevo ese silencio tras la chachara superficial-. ?Que hizo cuando termino la representacion?

– Lo que le he dicho, fui directamente a ver a Gerald… -Callo cuando vio a Gemma negar con la cabeza-. Ah, ya veo a que se refiere. ?Como llegue al camerino de Gerald? Es muy sencillo si uno conoce bien la madriguera, sargento. En el auditorio hay una puerta que lleva al escenario. No esta marcada, por supuesto, y dudo que nadie entre el publico la note nunca.

– ?Y se marcho del mismo modo? Despues de hablar con Sir Gerald y -Gemma paro y busco en sus notas- con la chica de la seccion de Vestuario.

– Acerto a la primera, querida.

– Me sorprende que encontrara las puertas del vestibulo todavia abiertas.

– Siempre hay unos cuantos rezagados y los acomodadores han de recoger.

– Y supongo que no se acuerda de que hora era, o si alguien le vio salir -dijo Gemma en tono sarcastico.

Algo contrito, Tommy Godwin dijo:

– Me temo que no, sargento. Pero claro, uno no siempre cuenta con que haya de dar explicaciones a la policia sobre sus movimientos, ?no?

Determinada a atravesar ese aire de perfecta inocencia, Gemma lo apreto algo mas agresivamente.

– ?Que hizo cuando dejo el teatro, Tommy?

Apoyo una cadera contra el borde de la mesa de trabajo y cruzo los brazos.

– Me fui a casa, a mi piso de Highgate. ?Que mas, sargento?

– ?Solo?

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