habria gritos de ira.

– ?Que habria pasado si Julia hubiera descubierto lo de Sharon? ?Le habria gustado que Connor estuviera con otra mujer en su piso?

Tras una larga pausa, Caroline dijo:

– Julia hace a menudo lo que le da la gana. No puedo ni imaginar como reaccionaria en una situacion dada. Y en cualquier caso ?por que es importante? -anadio, cansada-. ?Cree que Julia pudo tener algo que ver con la muerte de Con?

– Tratamos de hallar una explicacion para el comportamiento de Connor durante su ultima tarde y noche. Visito inesperadamente el teatro. Tambien se reunio con alguien esa noche, despues de regresar a Henley, pero todavia no sabemos quien era.

– ?Que es lo que saben? -Caroline se puso derecha y miro a Gemma directamente.

– Los resultados de la autopsia no nos han dicho demasiado. Estamos esperando algunos informes del forense. Todo lo que podemos hacer hasta entonces es recopilar informacion.

– Sargento, creo que es usted deliberadamente imprecisa -dijo Caroline, tomandole un poco el pelo.

Gemma no estaba dispuesta a dejarse llevar y se concentro en lo primero que le vino a la cabeza. Habia estado examinando distraidamente las pinturas sobre las que Kincaid y Julia habian hablado. ?Como habia dicho Julia que se llamaba el artista? ?Flynn? No, Flint. Eso es. Las sonrosadas mujeres con el pecho descubierto eran voluptuosas, de alguna manera inocentes y ligeramente decadentes, todo a la vez. Y el brillo de los vestidos de saten hizo pensar a Gemma en las telas que habia visto aquella manana en LB House.

– Hoy he conocido a un viejo amigo suyo, Dame Caroline. Tommy Godwin.

– ?Tommy? Dios mio. ?Que demonios podria querer usted de Tommy?

– Es muy inteligente, ?verdad? -Gemma se recosto comodamente en el sofa y metio su cuaderno de notas en el bolso-. Me ha hablado mucho sobre los viejos tiempos, cuando todos ustedes empezaron en la opera. Debio de ser muy emocionante.

La expresion de Caroline se suavizo. Miro distraidamente el fuego y al cabo de un rato dijo:

– Fue maravilloso. Pero claro, no me di cuenta de lo especial que era porque no tenia con que compararlo. Pensaba que la vida solo podia ir a mejor, que todo lo que yo tocara se convertiria en oro. -Se encontro con la mirada de Gemma otra vez-. En fin, asi son las cosas, ?verdad? Uno aprende que los buenos tiempos no pueden durar.

Las palabras contenian un eco de tanto dolor que Gemma sintio su peso en el pecho. Las fotografias del piano la atraian con insistencia, pero sostuvo la mirada en la cara de Caroline. No tenia necesidad de mirar esas fotos -la imagen sonriente de Matthew Asherton se habia grabado en su memoria. Inspiro y dijo con un arrojo nacido de sus propios temores:

– ?Como hace para seguir adelante?

– Protegiendo lo que se tiene -dijo Caroline en voz baja, con vehemencia. Luego rio, rompiendo el hechizo-. Tommy no era tan elegante en aquellos dias, aunque uno no lo diria viendolo ahora. Se deshizo de su pasado como una serpiente muda de piel. Pero no habia completado el proceso. Habia todavia algunos detalles por acabar.

Gemma dijo:

– No lo puedo imaginar -y rieron las dos.

– Tommy siempre fue al menos gracioso, incluso cuando no era tan refinado. Hubo momentos estupendos… y teniamos una vision. Gerald, Tommy y yo ibamos a revolucionar la opera. - Caroline sonrio con carino.

?Como soportaste dejarlo todo? penso Gemma y dijo en voz alta:

– La he oido cantar. Compre una cassette de La Traviata. Es maravillosa.

Caroline cruzo los brazos por debajo del pecho y estiro los delicados pies hacia el fuego.

– ?Verdad? Siempre me gusto interpretar a Verdi. Sus heroinas tienen una naturaleza espiritual que no se encuentra en Puccini y dan mas espacio para la interpretacion. A Puccini hay que cantarlo tal como esta escrito o se convierte en algo vulgar. Con Verdi, una ha de hallar el corazon de la heroina.

– Es lo que senti cuando escuche a Violeta -dijo Gemma con placer. Caroline habia dado definicion a sus impresiones vagamente formadas.

– ?Conoce la historia de La Traviata? -Gemma nego con la cabeza y Caroline continuo-: En Paris, en la decada de 1840, vivio una joven cortesana llamada Marie Duplessis. Fallecio el dos de febrero de 1846, justo diecinueve dias despues de su vigesimo segundo cumpleanos. Entre los numerosos amantes que tuvo el ultimo ano se contaban Franz Liszt y Alejandro Dumas, hijo. Dumas escribio una obra basada en la vida de Marie, llamada La Dama de las Camelias, o Camille

– Y Verdi adapto la obra como La Traviata.

– Vaya. Ha hecho los deberes -dijo Caroline con fingida decepcion.

– No, solo he leido lo que ponia en la caja. Y no sabia que el personaje de Violeta se basaba en alguien real.

– La pequena Marie esta enterrada en el cementerio de Montmartre, justo debajo del Sacre Coeur. Su tumba se puede visitar.

Gemma no se vio capaz de preguntarle si habia hecho tal peregrinaje. Era algo demasiado cercano al territorio prohibido que era la muerte de Matthew. Temblo al pensar en tamana perdida. Marie Duplessis debio agarrarse a la vida con la misma pasion que Verdi puso en la musica de Violeta.

Sono un timbre e hizo eco en el pasillo que habia justo afuera del salon. Era la puerta principal; Plummy ya le habia dicho que Caroline esperaba a otra alumna.

– Lo siento, Dame Caroline. La he entretenido demasiado. -Gemma se paso la correa del bolso por el hombro y se levanto-. Gracias por su tiempo. Ha sido muy paciente.

Caroline se levanto y de nuevo le ofrecio a Gemma su mano.

– Adios, sargento.

Justo cuando Gemma se estaba acercando a la puerta, Plummy la abrio y dijo:

– Ha llegado Cecily, Caro.

Al cruzarse con la chica en la entrada, vio brevemente a alguien de piel y ojos oscuros, y timida sonrisa. Luego Plummy la acompano con delicadeza afuera. La puerta se cerro y Gemma respiro el aire frio y humedo. Sacudio la cabeza para despejarse, pero no llego a deshacerse del incomodo pensamiento que la invadia.

Habia sido seducida.

* * *

– Un mensaje para usted, senor Kincaid -grito alegremente Tony desde la barra cuando Kincaid entro en el Chequers-. Y tiene la habitacion lista. -Daba la impresion de que Tony se encargaba de todo en el pub, y que todo lo hacia con la misma inagotable alegria. Cogio un papel con un mensaje y se lo entrego a Kincaid.

– ?Ha llamado Jack Makepeace?

– Por cinco minutos no se ha cruzado con el. Utilice el telefono del salon si lo desea. -Con un ademan Tony apunto al area situada en el lado opuesto a la barra.

Kincaid llamo al departamento de High Wycombe y al poco rato Makepeace se puso al aparato.

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