Henley- habia empezado.
Se dirigio hacia la carretera de Reading con la intencion de intercambiar con Gemma las conclusiones del dia en el Chequers. Entonces le llamo la atencion una senal que indicaba el aparcamiento de Station Road. Casi sin pensarlo se encontro dando la vuelta y aparcando en una plaza vacia. Desde alli solo habia unas pocas yardas hasta el rio. A su derecha tenia los pisos en forma de cobertizos para embarcaciones, serenos al anochecer, detras de la valla de hierro.
Algo le tenia preocupado, no estaba seguro de la fecha del ultimo cheque que Connor habia extendido a Kenneth. Kincaid no habia podido acabar de registrar el escritorio de Con. Entro en el piso con la llave que habia usado la vez anterior con la intencion de echar otra ojeada al talonario de cheques.
Se paro justo al otro lado de la puerta. Miro alrededor, tratando de averiguar por que el piso le parecia diferente. El calor, para empezar. Alguien habia encendido la calefaccion central. Los zapatos de Con habian desaparecido de debajo del sofa. Tambien habia desaparecido el desordenado monton de periodicos del final de la mesa. Pero algo incluso menos definible indicaba ocupacion humana. Olisqueo, tratando de ubicar el suave perfume que habia en el aire. Algo parecia querer emerger de los confines de su memoria, pero desaparecio cuando oyo un ruido arriba.
Contuvo la respiracion, escuchando, luego se dirigio silenciosamente hacia las escaleras. Hubo un chirrido, luego un golpe. ?Podia ser alguien moviendo muebles? Habia salido del pub tan solo unos minutos despues de Kenneth. ?Se le habria adelantado el cabron, dispuesto a destruir pruebas? O quizas Sharon habia vuelto, despues de todo.
Las dos puertas del primer rellano estaban cerradas, pero antes de poder investigar volvio a oir el ruido mas arriba. Subio el ultimo tramo de escaleras con cuidado de poder los pies en los bordes de los peldanos. La puerta del estudio estaba abierta unos centimetros, aunque no lo suficiente como para dejarle ver la habitacion. Inspiro y con su puno abrio la puerta de golpe. Se abalanzo dentro de la habitacion mientras la puerta rebotaba en la pared.
Julia Swann solto el monton de lienzos que sostenia en las manos.
– ?Por Dios! Julia. ?Que susto me ha dado! ?Que demonios esta haciendo aqui? - Jadeaba y la adrenalina seguia recorriendo todo su cuerpo.
– ?Que yo lo he asustado a usted? -Lo miraba con los ojos como platos, con la mano hecha un ovillo en el pecho, aplastando el sueter negro entre sus pechos-. Comisario, debe de haberme quitado usted diez anos de mi vida. Por no mencionar los danos a mi propiedad. -Se agacho a recoger sus pinturas-. Le puedo preguntar lo mismo a usted. ?Que esta haciendo en mi piso?
– Sigue estando bajo nuestra jurisdiccion. Siento haberla asustado. No tenia ni idea de que estaba usted aqui. -Tratando de recuperar un minimo de aparente autoridad, anadio-: Deberia de haberlo notificado a la policia.
– ?Por que habria de sentirme obligada a hacer saber a la policia que voy a volver a mi piso? -Se sento en el brazo del sillon que utilizaba de apoyo para sus pinturas y lo miro desafiante.
– La muerte de su esposo sigue siendo investigada, senora Swann, y el vivia aqui, si es que acaso lo ha olvidado. -Se acerco a ella y se sento en el unico mueble disponible, la mesa de trabajo. Sus pies colgaban unos pocos centimetros por encima del suelo y los cruzo por los tobillos para evitar que oscilaran.
– Antes me ha llamado Julia.
– ?Lo hice? -En aquel momento habia sido instintivo, involuntario. Ahora lo usaria deliberadamente-. De acuerdo, Julia. -Enfatizo las palabras-. ?Que esta haciendo aqui?
– Creo que es bastante obvio. -Senalo a su alrededor y el se dio la vuelta, examinando la habitacion. Habia pinturas -tanto los pequenos estudios de flores como los retratos mas grandes- apiladas contra las paredes y unas pocas estaban colgadas. El polvo habia desaparecido de las superficies visibles. Algunas de las pinturas y papeles que le resultaban familiares del estudio de Badger’s End habian aparecido sobre la mesa. Julia habia traido una planta grande en una maceta y la habia colocado cerca de una silla de terciopelo azul. Ambas cosas y una alfombra persa descolorida y los libros de vivos colores que habia en una caja tras la silla formaban una naturaleza muerta que Kincaid habia visto en varias pinturas de la galeria.
La habitacion habia cobrado vida de nuevo y por fin reconocio el aroma que le habia sido esquivo cuando estaba abajo. Era el perfume de Julia.
Ella se habia acomodado en la profundidad del sillon y permanecio silenciosa, fumando y con las piernas estiradas. El la miro y vio que sus ojos tenian ojeras de cansancio.
– ?Por que renuncio a esto, Julia? No tiene sentido.
Ella lo estudio y dijo:
– Tiene un aspecto distinto cuando sale del uniforme de policia. Agradable. Incluso humano. Me gustaria pintarlo. -Se levanto de repente y con sus dedos le toco el angulo de la mandibula y le giro la cabeza-. Normalmente no pinto hombres, pero usted tiene una cara interesante, unos buenos huesos que captan bien la luz. -Con igual rapidez volvio a hundirse en el sillon y lo contemplo.
Kincaid seguia notando el tacto de sus dedos en la piel. Resistio el impulso de tocarse la mandibula y dijo:
– No me ha respondido.
Apago suspirando el cigarrillo fumado a medias en un cenicero de ceramica.
– No se si puedo.
– Pruebe.
– Tendria que saber como eran las cosas entre nosotros hacia el final. -Julia acaricio a contrapelo la tela del brazo del sillon. Kincaid espero, mirandola. Ella levanto la mirada y sus ojos se encontraron-. No podia forzarme. Cuanto mas lo intentaba mas se frustraba, hasta que al final empezo a imaginar cosas.
Centrandose en la primera parte, Kincaid pregunto:
– ?A que se refiere con forzar?
– Nunca estuve a su disposicion, no de la manera que el queria, no cuando el queria… -Cruzo los brazos como si de repente tuviera frio y froto sus pulgares contra la tela del sueter-. ?Le ha exprimido alguien alguna vez, comisario? -Antes de que pudiera responder, ella anadio-: No puedo seguir llamandolo comisario. Su nombre es Duncan, ?no? -Puso un leve enfasis en la primera silaba de su nombre, de manera que a Kincaid le parecio oir un eco escoces.
– ?Que clase de cosas imaginaba Connor?
Las comisuras de sus labios cayeron y se encogio de hombros.
– Ya sabe. Amantes, citas secretas, ese tipo de cosas.
– ?Y no eran ciertas?
– No lo eran entonces. -Arqueo las cejas y lo obsequio con una insinuante sonrisa, como retandolo.
– ?Lo que me esta diciendo es que Connor estaba celoso de usted?
Julia se rio, y la sonrisa que transformo su delgada cara lo conmovio de una forma que no supo explicar.
– Resulta ironico, ?no? Suena a broma. Connor Swann, el famoso calavera, tenia miedo de que su propia mujer pudiera estar poniendole los cuernos. -La consternacion de Kincaid debio notarse porque ella sonrio de nuevo y dijo-: ?Creia que no conocia la reputacion de Con? Tendria que haber sido sorda, muda y ciega para no saberlo. -Su regocijo se desvanecio y anadio, con delicadeza-: Y por supuesto, cuanto mas me alejaba de el, con mas mujeres se iba. -Miro mas alla de Kincaid, hacia la ventana. Debia de estar oscureciendo.
– Todavia no ha contestado a mi pregunta. -Esta vez fue mas delicado.
– ?Que? -Regreso del ensueno en que habia estado absorta-. Ah, el piso. Al final estaba exhausta. Me escape. Fue mas facil. -Se miraron en silencio por un momento, luego ella dijo-: Lo entiende, ?verdad, Duncan?